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Porqué el cine violento no explícito es una joya que pocos pueden lograr

¡Qué belleza cuando el cine violento es implícito! Sobre todo, tomando en cuenta que mostrar una película llena de sangre, gritos y vísceras, si bien hay artistas que lo logran magistralmente, también es una salida fácil. Provocar asco y morbo no es tan estético como causar miedo o indignación. Pero, ¿cómo lograr hacer cine violento sin escenas explícitas? Directores varios lo han logrado: Gaspar Noé, Ari Aster, incluso Quentin Tarantino.

A propósito de Gaspar Noé, con su narrativa particular nos muestra, por ejemplo, los primeros y primerísimos planos en ciertas situaciones o expresiones de sus personajes para dramatizar, es más, viendo esas imágenes individualmente logramos imaginar la sensación sin conocer el contexto. De igual forma, para resaltar la anormalidad del acontecimiento en el firme utiliza irregularidad de cuadro, lo que logra su cometido sutilmente. Como si fuera poco lo ya mencionado, es un experto en incluir filosofía en sus diálogos a veces en el introito que al principio no tiene sentido sino hasta el final, como si la violencia fuera un ciclo infinito. Mención honorífica merece el introito de ‘Irréversible’ (2002), que conecta con ‘Seul Contre Tous’ (1998) y que resulta ser muy poético e interesante.

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La misma sensación de que todo comienza y termina igual: en violencia, es provocada en ‘American History X’ (Kaye, 1998), película que únicamente con sus diálogos evoca violencia pura, no permite un momento sin tensión porque sabes que en cualquier momento pasará algo terrible. Por cierto, la escena del asesinato que comete Derek Vinyard es un gran ejemplo de lo innecesario qué es el color rojo de la sangre para un momento magistral de horror.

Otras dos películas que con solo sus diálogos derraman violencia sin ser pesados son ‘Natural Born Killer’ (Stone, 1994), con mezcla entre diálogos románticos, o hilarantes y que reflejan al mismo tiempo la cruda realidad:

– En todo lo que miro te veo a ti, Mallory.

– Lo se cariño, yo también siento esa locura.

– La fealdad parece hermosa cuando estás tú. Aunque esté aquí dentro te visito todas las noches.

Y también los monólogos de odio y desprecio de, otra vez, ‘Seul Contre Tous’.

» La moral es para la gente que tiene, para los ricos»

Tarantino nos ofrece, entre tantas cosas, la tensión. Hay una escena sumamente fuerte sin mostrar nada en ‘Reservoir Dogs’ (1992), en la famosa escena del corte de oreja (si no la conoces, corre a ver la película), sucede  fuera de plano y sin embargo niega que hiciste una mueca de dolor cuando sucede, basta dejarse llevar por el oído. Otro notable recurso es generar tensión antes de un momento crucial, por ejemplo en ‘Kill Bill Vol II’ (2004), el monólogo de Bill sobre Superman antes de dispararle el tranquilizante a La novia.

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 Y es que así puedes preparar al espectador, esto no es para tranquilizarlo, sino para sorprenderlo o bien, para provocar tensión.

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Otros recursos son las miradas y la música. Y sí de miradas, música y primerísimos planos se trata hay que mencionar ‘A Clockwork Orange’ (Kubrick, 1971), con sus contrastes: escenas claras casas en suburbios y situaciones violentas; el villano de la historia tomando leche viviendo con sus padres y escuchando música clásica es un criminal a sangre fría.

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Ari Aster es otro director con contrastes: entre lo luminoso y lo oscuro, entre lo que debería ser un espacio seguro y tener esa sensación de peligro, sin embargo, tendrá su propio espacio porque hay mucho que mencionar.

Y justo porque el tema es largo y tendido, coméntanos cuál es tu película de violencia explícita favorita.

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