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La artista que no tuvo tiempo de ser musa: Leonora Carrington

Cuando hablamos del movimiento surrealista, pero específicamente de las mujeres que lo llevaron a cabo, no puede faltar la mención de Leonora Carrington, una mujer que, junto a Remedio Varo, tenía ideas adelantadas a su época, pero de las que hoy podemos disfrutar y reconocer.

Mary Leonora Carrington nació en Lancashire, Inglaterra; un 6 de abril de 1917. Vivía cómodamente con su familia, ya que pertenecían a la clase alta, sin embargo, su padre no la apoyaba en seguir su carrera como artista, él tenía otros planes más tradicionales para ella. Pero Leonora siempre fue muy rebelde y le emocionaban los temas fantásticos, el creer en hadas, gnomos, seres sobrenaturales, etc. le dejó como consecuencia varias expulsiones de algunos colegios.

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Fuente: infobae.com

Así que después de todo decidieron enviarla a Florencia Italia, a una escuela para señoritas, de esta manera sus padres esperaban que su comportamiento fuera el apropiado. Se tenía contemplado que terminara sus estudios en París, pero igualmente la corrieron de esa institución, y por azares del destino terminó tomando clases de dibujo con un profesor de arte.

En su regreso a Inglaterra en 1936, logra asistir a la Academia Ozenfant de arte, y un año después su vida tomaría un giro inesperado. Conoció al pintor Max Ernst y su trabajo perteneciente al movimiento surrealista, quien era 26 años más grande que ella; esto no fue un impedimento para que mantuvieran un amorío, la gota que derramó el vaso de la paciencia de sus padres.

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Fuente: equltura.com

Gracias a este personaje, Leonora comienza a convivir con los artistas pertenecientes a dicho movimiento: Salvador Dalí, André Breton, Joan Miró. A pesar de que esto pudiera suponer una posición importante entre ellos, la realidad es que aquellos personajes no veían a la mujer más que como una musa en la cual inspirarse, a pesar de ser muy letrados y crear obras revolucionarias, sus pensamientos sexistas no se desvanecían del todo. “Aunque me gustaban las ideas de los surrealistas, André Breton y los hombres del grupo eran muy machistas. Sólo nos querían a nosotras como musas alocadas y sensuales para divertirlos, para atenderlos”.

Leonora y Ernst se mudaron juntos a una casa en Saint Martin d’Ardèche, Francia, y durante el tiempo que llegaron a pasar, ella comenzó a escribir un libro de cuentos llamado “La casa del miedo” (1938); y de la mano de su pareja, participó en la Exposición Internacional de Surrealismo en París. Pero una tragedia ocurrió el año en que a Ernst lo arrestan en la época del nazismo, declarándolo enemigo del régimen de Vychi. Esto fue un golpe bastante duro para Leonora quien sufrió una crisis y tuvo que huir hacia España.

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En dicho país fue internada en un hospital psiquiátrico de Santander por órdenes de su mismo padre, una especie de castigo por no haber cumplido las expectativas que había puesto en ella. En aquel lugar padeció terribles torturas que más tarde plasmaría en su autobiografía “Memorias de abajo” (escrito en 1943 pero publicado en 1979).

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Fuente: alphadecay.org

Leonora logró huir de aquel infierno y se trasladó a Portugal, donde conoció a su salvador, el pintor Renato Leduc, quien para que pudiera salir del país e irse hacia México, le propuso contraer matrimonio con él y ella aceptó. Así que es de esta manera que arribaron a nuestro país y tiempo después se divorciaron.

En México volvió a encontrarse con la magia de la que se había enamorado en su niñez y recobró la inspiración para seguir pintando. Es también donde forja una entrañable amistad con la también pintora surrealista Remedios Varo, ya que ambas compartían el gusto por lo místico y creían en la liberación femenina. Otro dato importante es que la misma Remedios fue quien le presentó al hombre que más tarde se convertiría en su segundo marido: el fotógrafo Emérico Weisz, “Chiki”. De este amor nacieron dos varones: Gabriel Y Pablo, herederos de las obras de su madre.

Además de haber trabajado en la literatura y pintura, Carrington incursionó en la escultura, creando 68 de ellas en bronce y los temas que trataba era la realidad de la vejez. Mientras que en sus obras pictóricas lo que más observamos son caballos, la razón era que se reflejaba en ellos; decía que eran animales libres y que representaban la independencia que ella no había gozado. Un dato curioso es que gracias a su interés por el ocultismo y el tarot, le pintó un retrato a María Félix, al cual nombró “La Maja del Tarot” (1965).

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Fuente: artnet.com

Murió siendo naturalizada mexicana, un 25 de mayo del 2011. Su entierro fue sin ningún periodista porque no eran de su agrado, sus restos se encuentran en el Panteón Inglés.

“No tuve tiempo de ser la musa de nadie… Estaba demasiado ocupada rebelándome contra mi familia y aprendiendo a ser una artista”. Sin duda un ícono artístico para todas las mujeres, Leonora Carrignton fue y sigue siendo una de las más importantes artistas, tanto en México como en el mundo.

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Fuente: maspormas.com