El 4 de agosto de 2019, Patrick Wood Crusius, hombre blanco y cis heterosexual de 21 años, fue noticia en la mayoría de los medios de comunicación por cometer uno de los ataques más mortales en la historia de Estados Unidos en contra de la comunidad latina. Murieron al menos 22 personas (de las cuales 19 eran de origen latino) y 24 individuos más resultaron heridos. No obstante, este hecho como la mayoría de los tiroteos que han realizado hombres blancos en espacios públicos, tiene un factor común interesante que debe ser motivo de discusión en varios espacios: la xenofobia.
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El diccionario de la Real Academia Española señala que dicha palabra se compone de xeno y fobia y significa miedo a los extranjeros. En este tenor, es importante señalar que la xenofobia puede ir desde el simple rechazo al inmigrante por ser diferente, hasta presentar formas más violentas como agresiones físicas y, en último caso, asesinato. Un individuo xenófobo por lo general siente que su actuar está justificado, pues el fin último es proteger a su nación. Además, la xenofobia en la mayoría de los casos se encuentra acompañada al racismo y la discriminación (en función, por supuesto, de la superioridad de una raza nacional sobre otra extranjera).
Tomando en consideración la definición anterior y analizando tiroteos cometidos tanto en Estados Unidos como en otras partes del mundo, en esta columna se maneja la hipótesis de que entre las variables principales para que hombres blancos lleven a cabo tiroteos en espacios públicos contra individuos desarmados se encuentra:
- La reproducción de un discurso xenófobo usualmente acompañado de acciones discriminatorias
- Laxa regulación en materia de posesión de armas
- Actuar defectuoso de las fuerzas de seguridad pública
- La existencia del privilegio blanco, sostenido por un discurso de supremacía blanca.
El caso base a analizar es el del estadounidense Patrick Wood, pero para comprobar las variables de la hipótesis de las líneas precedentes, se alternará con otro caso: el de los atentados en Noruega, cometidos el 22 de julio de 2011.
La xenofobia, más allá del discurso
Como primer punto se encuentra el discurso xenófobo. En el caso de Wood es conocido por la mayoría de las personas que el 45° mandatario de la Unión Americana, anteriormente empresario y personalidad televisiva, Donald Trump, llegó a la Casa Blanca con frases de campaña que discriminaron a todo él que no fuera un hombre blanco, heterosexual y cristiano. Así, episodios como «Grab them by the pussy» y «Make America Great Again» catapultaron a Trump al centro del debate público. Especial atención merece el “Hacer grande a Estados Unidos de nuevo”, pues la retórica antiinmigrante fue la que favoreció a que el electorado que había perdido su empleo tras la crisis económica de 2008 canalizara su enojo hacia el inmigrante (por lo general latino e hispano), a quien se culpó de la pérdida de sus empleos (en lugar de a las crisis cíclicas del capitalismo, la especulación del sector inmobiliario…). Esto sin olvidar que Trump en más de una ocasión señaló que los migrantes que México enviaba a su país eran “bad hombres” o lo peor de la sociedad.
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No es de extrañar, entonces, que antes de manejar casi diez horas, desde Dallas hasta El Paso (ambos en Texas), Crusius subiera a un foro ultranacionalista en internet un manifiesto de cuatro páginas titulado ‘Probablemente voy a morir hoy’ (aunque aún se discute su autoría). Posteriormente abriría fuego en un Walmart de El Paso, ciudad donde ocho de cada diez habitantes son de origen hispano (además que escogió un supermercado extremadamente cerca de la frontera con México). Además, este atacante no ha dudado en señalar en más de una ocasión que sus acciones fueron en aras de detener la invasión hispana a Texas, pues parece ser partidario de la teoría del gran reemplazo.
En espacios anteriores ya se había señalado como desde diversas latitudes se emplean discursos que exaltan el nacionalismo en aras de ganar electores y ejecutar políticas y controles migratorios más severos para evitar el desgaste del modelo del Estado de bienestar. Si bien todos los casos enunciados en dicha columna sirven para ejemplificar como el tejido social del siglo XXI se ha degradado en forma increíble por la difusión de discursos xenófobos, una resonancia aún mayor se encuentra en el caso de Anders Breivik.
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Este hombre noruego es el responsable de detonar un coche bomba el 22 de julio de 2011 enfrente de la oficina del entonces primer ministro, Jens Stoltenberg. Posteriormente, se dirigió a la isla de Utøya, donde disfrazado de policía inició un tiroteo en el campamento juvenil del Partido Laborista Noruego; allí disparó por aproximadamente 45 minutos. El saldo de este tiroteo fue de 69 heridos.
Foto: cafe.es
Antes de cometer estos atentados, Breivik envió a diversas personas por correo electrónico, amén de subir a foros ultranacionalistas, su manifiesto 2083: ‘Una Declaración Europea de Independencia’. En dicho documento, de 1,500 páginas, este atacante culpaba al multiculturalismo y al marxismo cultural de querer acabar con los pueblos originarios de Europa; además, su manifiesto busca la expulsión del islam del continente. La investigación posterior llevó a que se identificara el involucramiento de este hombre con grupos virtuales de extrema derecha, además de individuos con ideas xenófobas.
Regulación en materia de posesión de armas y actuar deficiente de las fuerzas de seguridad pública
Con respecto a la regulación de armas, es de conocimiento público la facilidad con la que es posible adquirir un arma en EU. Tener 21 años, presentar la licencia de conducir y llenar un formulario son los pasos que se deben de cumplir para hacerse acreedor de un arma de fuego, incluso si es de alto poder. Es necesario recordar, además, que en la mayoría de los establecimientos comerciales es posible adquirir armas de fuego. Lo anterior resulta irónico, pues en Walmart se pueden adquirir estas y, a pesar de la presión por parte de diversas asociaciones civiles estadounidenses, en lugar de retirar las armas de fuego, esta compañía decidió retirar las promociones y carteles de videojuegos violentos.
Dicha medida no sólo no resuelve el problema de fondo, el cual es la facilidad para adquirir armas, sino que es ridícula hasta cierto punto. Ya Papá Gamer ha comentado cómo no existe evidencia para señalar que exista una correlación directa entre jugar videojuegos violentos con iniciar un tiroteo (escolar o no).
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En lugar de censurar los videojuegos violentos, es necesario cambiar el enfoque y luchar contra los intereses corporativistas de lobbies y grupos de interés conservadores que buscan una regulación laxa en materia de posesión de armas de fuego.
La posesión de armas de fuego por parte de civiles está consagrada en la Segunda Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. No obstante, se debe recordar que la misma fue promulgada en 1791, sólo 15 años después de que este país consiguiera su independencia. Diversos estudiosos de Estados Unidos, destacando a José Luis Orozco, indican que nuestro vecino del norte se conformó como una empresa y la razón de mercado es la razón de Estado. En esta línea, diversos grupos de poder se afianzaron con el comercio de armas de fuego y así lograron incidir—y continúan hasta hoy—, en el juego político estadounidense (el ejemplo más claro es la National Rifle Association).
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Esto, sumado a un actuar deficiente de las fuerzas de seguridad pública, han sido el escenario idóneo para que los tiroteos cobren vidas. Patrick Wood presentó señales alarmantes que fueron desoídas por las autoridades competentes: la principal es una llamada que realizó su madre a la policía de Allen, Texas, donde informó que estaba preocupada porque su hijo poseía una pistola tipo AK, pues no lo consideraba ni maduro ni con experiencia en el manejo de este tipo de arma. Si bien un agente policial le explicó a la señora vía telefónica que su hijo al tener 21 años poseía esa arma de forma legal, cabe resaltar que no se pidió los nombres para identificar a estas personas. Esto pone de manifiesto que la regulación en esta materia, incluso frente a vulnerabilidades que pueden escalar a riesgos, es en exceso laxa y en ocasiones la policía puede llegar incluso a desestimar llamadas que dan información sobre futuros atentados.
En el caso noruego es aún más evidente como se pudo evitar el ataque. Desde cerrar la calle para evitar el caos vehicular hasta el descontrol para encontrar un helicóptero que transportara a Utøya a personal capacitado para detener el tiroteo, pasando por cuestiones de comunicación y coordinación, una comisión especial concluyó con 31 recomendaciones, las cuales en su mayoría son acciones que pudieron haberse llevado a cabo para hacer del tiroteo de Breivik uno con menos pérdidas humanas.
Del privilegio blanco
Cuando estaba en su apogeo la indignación de que la sirenita de la versión live action de Disney fuera interpretada por Halle Bailey, habíamos compartido unas líneas de cómo se discrimina en el mundo, aunque con especial énfasis en México: color de piel, orientación sexual, condición socioeconómica y un largo etcétera.
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En esta ocasión, el ejercicio va en sentido inverso: ver cómo los hombres blancos, cristianos y heterosexuales, sólo por el simple hecho de serlo, reciben un trato diferente, aunque hayan cometido el mismo delito que una persona que no comparta estas características.
Para el caso estadounidense, si el atacante profesa el islam se le acusa de ser un fanático religioso y se ponen restricciones para que las personas provenientes de países donde esta religión es mayoritaria no viajen a Estados Unidos; si el perpetrador es latino se apoya más la construcción del muro fronterizo; en caso de que sea afroamericano, tiene suerte de no sufrir brutalidad policial durante su detención si no es que se le ha matado casi de inmediato. Sin embargo, la narrativa para los hombres blancos, cristianos y heterosexuales es completamente diferentes.
Foto: CNN
A este sector no se le enjuicia por cargos de terrorismo doméstico y no se les considera como candidatos a la pena de muerte, sólo se les declara con padecimientos mentales. Esto sin olvidar el trato diferente que se les da en los medios de comunicación: desde no mostrar su rostro por mucho tiempo, hasta encabezados tendenciosos que buscan dotar al agresor de rostro humano.
De esta manera, el diagnóstico para Stephen Paddock (atacante del festival de música en Las Vegas en octubre de 2017), Adam Lanza (quien disparó en diciembre de 2012 a los estudiantes de la escuela Sandy Hook después de disparar a su madre), y un largo etcétera siempre es enfermedad mental. Y por supuesto, desde los medios de comunicación se pone énfasis en como de personas «angelicales» sufrieron eventos que los marcaron y motivaron a actuar de esta forma. Lo anterior demuestra que el tratamiento para este grupo poblacional es diferente y privilegiado.
Consideraciones finales
Los discursos xenófobos parecen estar a la orden del día. Empero, los problemas trasnacionales que afectan a las relaciones internacionales contemporáneas no pueden resolverse con el aislacionismo ni la exaltación de los nacionalismos. Los políticos y movimientos nacionalistas deben de cuidar la retórica que emplean para dirigirse a su electorado y, en caso de ser necesario, quedar fuera del servicio público si promueven campañas que fomentan el odio contra cualquier sector.
Foto: ussc.edu.au
Por otra parte, Estados Unidos debe trabajar en la regulación de armas de fuego por parte de civiles. La disponibilidad de estas, aunado a un proceso de venta que no toma en consideración padecimientos mentales, antecedentes penales o si la persona que busca adquirir un rifle de caza realmente práctica esta actividad, deja mucho que desear. De cualquier forma se reconoce como un acierto el enfoque de salud pública que se concede al análisis de los tiroteos masivos; aún así, este siempre se verá limitado si el flujo de armas de fuego no es identificado y registrado correctamente.
Más allá de buscar culpables para los problemas del día a día, hay que estar conscientes y rechazar los discursos xenófobos sin importar de donde vengan: la historia del siglo XX demuestra más de una vez los peligros de dejarse llevar por estos mensajes. No permitamos que la xenofobia siga siendo la pólvora de futuros tiroteos.