Recientemente los cambios que ha sufrido la sociedad a nivel económico como estilo de vida, han dejado un sin fin de beneficios a la hora de llevar acabo sus actividades, no obstante, el ritmo de vida se ha visto afectado por un mundo donde 24 horas no son suficientes para reanalizar las diversas tareas rutinarias, incluso con la pandemia y la implementación del «work office» lo que parecía un descanso en el rubro laboral, solamente dejo más horas extras en la computadora.
El humano en la constante búsqueda de «proactividad» y más tiempo, ha reacomodado su prioridades, delegando su trabajo en primer nivel y cosas básicas como el sueño en segundo lugar; y es que la velocidad con la que pasan las horas y minutos, el descanso comienza a sonar algo trivial e innecesario. Hace unos años se publicaron diferentes artículos teniendo como tópico protagónico el descanso, principalmente con la sociedad nipona que se encontraba en un punto alto de rendimiento laboral, acuñando un nuevo termino denominado «workaholic», esta definición era utilizada para hablar de todas aquellas personas que eran adictas al trabajo, con descansos muy cortos y jornadas laborales extenuantes.
Y es que abordar un tema tan complejo y extenso como es el sueño, tiene mucho de qué hablar desde la parte científica hasta la creativa. El sueño es una de las actividades más placenteras como reconfortantes en la vida de un humano, pero a su vez algo desconocido; hablar de la capacidad cognitiva del cerebro a la hora de soñar y el descanso, es un campo tan grande y con un sin fin de teorías como de descubrimientos; lo único que se sabe a ciencia cierta es que el humano en promedio requiere un descanso de 8 horas diarias, de otra manera, al segundo día sin dormir el cuerpo comienza tener problemas de memorias, al tercero, iniciarían confusiones y mareos y después del quinto en adelante el sujeto comenzara a tener alucinaciones.
El cine y el mundo de ensueño
El séptimo arte se ha visto interesado por el tema de sueño y lo ha llevado a la pantalla grande en diversas cintas, tales como: ‘Pesadilla en la calle Elm’ (1984), ‘El origen’ (2010), ‘El maquinista’ (2004), ‘Disomnia’ (2021) y ‘Sueño mortal’ (2021), solo por mencionar algunas; todos y cada uno de estos filmes se han adentrado en el misterio detrás de la importancia del sueño. La cinta de sueño mortal que tiene tan solo días de su estreno en la plataforma de streaming Netflix, ha buscado ahondar en lo precario que es la estabilidad mental y productiva al privarnos de ese bien necesario. El filme fue dirigido por: Sita Likitvanichkul, Adirek Wattaleela, Apirak Samudkidpisan, Thanabodee Uawithya, Jetarin Ratanaserikiat; así es 5 directores estuvieron detrás de un largometraje, cuando normalmente para un crew tan grande tienden a ser una antología de cortometrajes como “parís je táime” (2006) y “Tokio” (2008).
Sueño mortal un filme con todo menos para dormir
La historia narra la vida de 4 chicos, cuando inesperadamente sus caminos se cruzan. Primero tenemos a Jane (Panisara Rikulsurakan) una chica dedicada, estudiantes de medicina y protectora de la vida de su hermana menor June y su abuela; Jane tiene problemas económicos cuando el banco está por retener la casa donde viven, por no haber pagado la hipoteca. En segundo lugar esta Win (Kay Lertsittichai) un chico fiestero, que su única vida aparte de la carrera de medicina es salir a beber todas las noches. Como tercer lugar esta Cin (Supanaree Sutavijitvong) una chica bloggera que vive 24 por 7 subiendo videos de su vida en las redes sociales, ella detesta estudiar medicina ya que su sueño era entrar a la facultad de comunicaciones. Por último, pero no por eso menos importante el introvertido Peach (Krit Jeerapattananuwong), un antisocial y adicto a los videojuegos que vive secretamente enamorado de Cin.
Los 4 son polos opuesto el uno del otro, sin embargo, hay un pequeño y delgado hilo que los une a todos aparte de la carrea de medicina, y es que los cuatro sufre de compilaciones de sueño (insomnio). Un día la profesora Ninchan les recomienda formar parte de un estudio de fármacos por parte de una empresa Alemana, el único requisito es que sea seres nocturnos y no sean fanáticos del sueño. Sin pensarlo los cuatro entran a este estudio que consiste en ingresar un microchip a sus cuellos, este comenzara a extraer la qrotina (sustancia que mantiene despierto a un humano) la única condición es que no pueden dormir nada, ya que si por alguna razón ellos se quedaran dormidos por más de 60 segundos el chip mandaría una descarga a su corazón matándolos.
A pesar del riesgo los 4 toman la decisión de ingresar al alocado experimento, tomándole solo 2 días de desvelo para reunir la qrotina necesaria, recibiendo como pago 100,000 Baht (moneda de Tailandia), no obstante, el Dr. Miller el operador del proyecto les propone un 2 nivel de recolección con un valor de 500,000 bahts; los cuatro al ver el dinero fácil acceden, pero este nuevo nivel conlleva más riesgo, ya que en lugar de ser 2 días de desvelo se convierten en 5. Los protagonistas comienzan a sufrir mareos, pérdida de memoria, irritabilidad, confusión, alucinaciones etc. La vida de estos 4 chicos pende de un hilo y deberán ser listos para salir de este problema.
Al final el filme se replantea el concepto de dormir y la poca importancia que le damos hoy en día algo tan básico, pero sumamente importante. Hace un año y medio, casi dos, una noticia sobre el fallecimiento de un joven en Tailandia que había muerto de un paro cardiaco por permanecer despierto jugando videojuegos toda la noche, dejo mucho que hablar, pero primordialmente dio un mensaje sobre dónde estamos y a donde vamos como sociedad, una en la cual el tiempo es dinero, donde el tiempo toma control de nuestras vidas y es cierto que las cosas pasan en un abrir y cerrar de ojos, sin embargo, hay momentos que pisar el freno y sentarse a respirar es lo que necesitamos para que este mundo lleno de ansiedad, estrés y poca estabilidad mental, vaya mitigando y creciendo la paz.
