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‘Rashomon’, ¿Una mentira es media verdad o solo cuestión de percepción?

Hablar sobre la verdad es un tema muy complejo, y es que dicha acción proviene de un acto moral de los humanos en el cual manifiestan que todo lo que se ha dicho en una declaración es veraz, sin mentira, sin cambios y 100% real. No obstante, el ser humano es muy profundo y un laberinto mental, por ende en ocasiones es más sencillo cubrir un suceso con ornamentos de cosas que jamás pasaron, todo con la intención de esconder nuestra culpa, miedo, error, ego, posición etc. Y es que adornar algo para encajar o ser aceptado en la sociedad o hasta con uno mismo, es algo muy común hoy en día, sin embargo, solo tendemos a ponernos el pie a nosotros mismos al contarnos la historia de que lo que dijimos es media verdad, pero no por eso deja de ser una mentira.

En ocasiones la verdad incluso puede ser parte de una percepción de las cosas. Si tenemos a tres espectadores, en diferentes ángulos, es muy probable que lo que vea uno no sea a lo mismo que vea otro, es por eso que para llenar huecos en la historia es mejor contar una propia versión y de esta manera tal vez sacar un beneficio o una mejor posición. Tal es el caso del conocido efecto Rashomon. Dicho efecto radica en la subjetividad y percepción de cada persona a la hora de narrar un acontecimiento, y es que aunque diferentes individuos cuentan las cosas de manera opuesta o poco parecida, cada una de esas historias es igualmente probable la una de la otra. La razón por la que este efecto lleve ese nombre, es gracias a la película de ‘Rashomon’ (1950), misma que es una adaptación de dos cuentos japoneses ‘En el bosque’ y “Rashomon” del escritor Ryunosuke Akutagawa(1915).

El cine de Kurosawa

Hablemos un poco sobre Rashomon. La cinta fue dirigida y adaptada por el aclamado director nipón Akira Kurosawa, creador de cintas como: ‘El ángel ebrio’ (1948), ‘El perro rabioso’ (1949), ‘Escándalo’ (1950), ‘El idiota’ (1951), ‘Los siete Samuráis’ (1954), ‘Yojimbo’ (1961), ‘El infierno del odio’ (1963) entre otras más, ya que su carrera fílmica es extensa. Al igual que algunas de sus otras cintas que están basadas en un texto, Rashomon no fue la excepción. La cinta fue protagonizada por Machiko Kyo, Masakuyi Mori  y sus dos actores predilectos Takashi Shimura y Toshiro Mifune. Si no reconoces a ninguno de estos actores, no te preocupes, es muy probable que conozcas a Mifune, puesto que él fue protagonista de la película de ‘Ánimas Trujano’ (1961). El filme de Rashomon es considerado uno de los mejores en la carrera de este director, por lo cual se galardonó con el premio de León de Oro en el Festival de Venecia en el año 1951, y el Oscar a mejor película extranjera en 1952.

Rashomon, la puerta de Kioto y de la verdad

La historia está narrada en diversos flashbacks, esto con la intención de explicar el conflicto principal de la trama. Todo inicia en las puertas de Rashomon, una tormenta lleva a un hombre a refugiarse dentro del templo destruido. Ahí encontrará a dos personajes, un joven monje y un campesino (Shimura), los dos parecen absortos por un suceso que acaban de contemplar. El hombre les pregunta sobre que los tiene tan pensativos, a lo que el monje contesta que vienen de una declaración ante la justicia para esclarecer la violación de la esposa de un samurái y el asesinato de este mismo, sin embargo, las declaraciones que escucharon el monje y el campesino fueron tan diferentes la una de la otra que no comprenden la capacidad humana para esconder un suceso.

El hombre que se refugia de la lluvia, les pide que le expliquen qué fue lo que sucedió con cada narración. Primero el monje inicia narrando la versión de Tajomaru, el ladrón (Mifune), Tajomaru comienza diciendo que él vio al samurái y su esposa en medio del bosque, sin embargo, cuando vio a la mujer de este hombre él quedo hipnotizado y debía hacerla suya de cualquier manera, a lo que engaño al samurái y lo ató a un árbol y de esa manera violó a su mujer. No obstante, cuando acabó con dicho acto la mujer le pidió que la llevara con él, pero que primero debía matar a su esposo. Tajomaru después de un salvaje encuentro con el samurái  lo mató despiadadamente, ya que la mujer se lo pedía.

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Después fue el turno de la mujer de contar su versión de los hechos. Ella al inicio narra exactamente lo mismo que el ladrón, con la excepción del final y la muerte, ya que ella admite que fue violada por Tajomaru, sin embargo, él era quien le pedía a ella que se fuera con él, pero ella en su dolor y  vergüenza jamás aceptaría dicho ofrecimiento y se limitó a desatar a su esposo, quien después de ver con sus propios ojos como acabaron la pureza de su esposa, no hizo ningún movimiento, al contrario, solo miraba a su mujer con frialdad y prejuicio. Dicho acto enloqueció a la mujer llevándola al grado de deshacerse de esa inquietante mirada; tomó una daga y mató al hombre sin dudarlo.

A partir de ese momento el hombre que se resguardaba en el templo no sabía que versión creer ante los sucesos, sin embargo, aún faltaba una versión más, la del hombre muerto, quien pudo explicar lo que vivió con ayuda de una medium. El samurái explicó lo mismo que el inicio de las otras historias, no obstante, esta vez él declaró que después de ver a su mujer violada y él no puedo hacer nada para defenderla, su honor había muerto, no fue capaz de ayudar a la mujer que amaba, por ende con valor él se sacrificó (harakiri) por su deshonor y falta.

Parece que la versión del muerto era la verdad, sin embargo, el campesino dice que aun así el samurái mentía con su narración, ya que él mismo había presenciado la verdad. En ese momento el monje se cuestiona sobre la moral de los hombres, ¿qué tanto quieres cubrir al grado de que en la misma muerte quieras mentir?, ¿dónde está la esperanza humana?. Es ahí cuando el campesino comienza con su propia versión, la cual parece y puede ser la verdadera.

Una reflexión en pos de la verdad

La cinta busca reflexionar sobre nuestro desarrollo como humanos, donde la búsqueda de la verdad es difícil, donde la intención por ganar o ser beneficiado ante una situación siempre llevará al hombre a mentir una y otra vez para salir victorioso de cualquier situación.