Recorrer México significa encontrar todo tipo de ecosistemas: selvas, desiertos, bosques, playas y montañas, lo que a los ojos del viajero es un regalo de la naturaleza.
El poder de la naturaleza es incomparable, puede formar los paisajes más hermosos y espectaculares que hayamos imaginado.
Es sorprendente ver como las montañas rocosas desembocan en el océano y crean hermosos acantilados, poco comunes de encontrar, pero Baja California es uno de los lugares donde es posible ver este paisaje.
¿Te imaginas una playa de piedra que sea el hogar de animales marinos? Este sitio existe; el norte de nuestro país alberga una playa preciosa de piedra, con destellos de una estética similar al Gran Cañón, que es el refugio de cientos de lobos marinos y focas.
‘La Lobera’, es el nombre del paraje; considerado un santuario natural recóndito y virgen de Baja California Sur.
Ubicado en Mesa del Rosario, a 48 kilómetros de San Quintín, al sur de Ensenada, Baja California; llegar allí es encontrarse con un mirador que se esconde entre el desierto, arrecifes y el mar.
Llegar a “La Lobera”, implica un recorrido de unos 4 kilómetros de terracería en medio del desértico terreno de la región norte del país, por lo que se recomienda llevar vehículos altos y de doble tracción, así como considerar el clima.
Durante el trayecto se puede disfrutar de la naturaleza bajacaliforniana en todo su esplendor: mar, montañas, animales y cultivos.
Éste recinto forma parte del Área Natural Protegida de Bahía de Loreto, ubicada en Baja California Sur, convirtiéndose en un verdadero paraíso marítimo.
La formación del sitio es obra de la naturaleza; desde hace millones de años, las fuertes olas de Baja California han golpeado una gran roca y fueron creando poco a poco una gran cueva.
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Llegó el día en el que la roca finalmente cedió y se abrió al cielo un hueco de 30 metros de diámetro.
El lugar se conforma de un inmenso cráter de alrededor de 15 metros de profundidad, a donde llegan decenas de lobos marinos y focas, e incluso se pueden observar sus crías, creando un espectáculo para los que exploran la costa de Baja California.
Su difícil acceso lo ha convertido en un refugio ideal para una buena cantidad de lobos marinos, quienes vienen a descansar, alimentarse e incluso reproducirse. Es durante el mes de febrero cuando se puede observar un gran número de éstas especies que llegan para tener a sus crías en aguas mexicanas.
Aquí los lobos marinos se mueven con el latir de las olas y de vez en cuando se dan un chapuzón en el agua fría para refrescarse, un momento que debe ser fotografiado para ser recordado.
Si se camina un poco hacia la orilla del acantilado, se puede observar el canal por donde entran nadando éstos bellos animales.
Éste recinto debe ser respetado, por ser el hogar de lobos marinos y focas, se debe evitar causar sonidos que puedan disturbar la paz de sus propietarios: las especies marinas que lo usan como lugar de reposo y criadero.
De igual manera, está prohibido lanzar comida o basura a las focas y lobos marinos a través del mirador, sin olvidar que es obligación de cualquier visitante respetar la vegetación del lugar.
Es obvio que el sitio posee una belleza única; la falta de color de la pequeña isla contrasta con sus alrededores: el tranquilo mar turquesa, con destellos tornasolados, le confiere una cualidad paradisiaca a la zona.
Los acantilados de rocas blancas y grises parece que se derriten hacia el mar, son una maravilla geológica.
Sin duda, una vez en el sitio, es posible disfrutar de la cotidianidad de los animales que alberga, desde el mirador que existe en los alrededores, el cual fue construido sobre la misma roca, por lo que la estética del sitio no es irrumpida.
‘La Lobera’ es una excelente elección para aquellos viajeros que buscan la observación de la naturaleza, conectar con ella y fotografiarla.
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