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A 9 años del fallecimiento de Leonora Carrington, una seductora de pasión onírica

La interpretación artística

El artista esta impregnado con la esencia del claro-oscuro que constituye al humano, manojo de sentimientos y emociones, autoexploración consciente, transe mental de pensamientos irregulares, destellos de demencia o lucidez, así, es el laberinto que posee en su interior el creador de alguna bella arte.

Por lo tanto, estas manifestaciones son fruto del sentimiento del autor, que deja muchos cabos sueltos, permitiendo dotarla de un significado propio y personal.

Una de las corrientes artísticas y literarias, que ha expuesto los problemas internos de la humanidad, adoptando como herramienta el psicoanálisis freudiano y el estudio e investigación del subconsciente que abren las puertas de la fase creativa del ser humano, es «el surrealismo».

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‘Dalí atómicos’ de Philippe Halsman (1948)

¿Creatividad producto del inconsciente?

El surgimiento de este movimiento se da a través del ‘Manifiesto Surrealista‘ creado por el patriarca de dicha corriente, el escritor y poeta galo, André Bretón (1896-1966), publicado en París en 1925, producto de la ruptura amistosa con Tristan Tzara, cabeza del pensamiento dadaísta.

La obra de Bretón, fue influenciada por el libró ‘La interpretación de los sueños‘ del psicoanalista Sigmund Freud, que explora los adentros mentales del humano a través del inconsciente.

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‘Manifiesto Surrealista’ de Andre Bretón (1925)

Una de las sentencias primordiales del surrealismo, es desechar la  idea, de que el inconsciente no puede expresarse a través de la creación y manifestación artística, entendían, que el arte debía ser natural, puro, lo cual ponía en entre dicho, los parámetros establecidos por la academia; considerada una corriente de vanguardia en su tiempo.

El automatismo fungió como la barca por la cual se sorteaban las olas del surrealismo, se desarrolló a partir de plasmar un pensamiento, sentimiento o emoción configurado en un sueño en una hoja de papel, así de daba un carácter de espontaneidad.

Las manifestaciones surgidas de este movimiento se configuraron mediante formas abstractas y figuras llenas de misticismo y fantasía en atmósferas oníricas creadas por el autor.


Máximos exponentes

Los mayores exponentes del surrealismo a nivel internacional son André Masson (1896-1987), Joan Miró (1893-1983), Paul Klee (1879-1940),  Max Ernst (1891-1976), Yves Tanguay (1900-1955), René Magritte (1898-1967), Bridget Bata Tichenor (1917-1990) y Salvador Salí (1904-1989), mientras que los artistas nacionales dentro de esta corriente son Remedios Varo (1908-1963), Frida Khalo (1907-1954)  Agustín Lazo (1896-1971) y por su puesto la talentosa Leonora Carrington (1917-2011) de origen británico, nacionalizada mexicana, su carrera despuntó en tierras nacionales.

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‘Autorretrato’, Bridget Bata Techinor
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‘La tentación de San Antonio’ de Salvador Dalí

El 25 de mayo del 2011, falleció Leonora, heredándonos un legado lleno de abrumadoras interpretaciones, magia, fantasía, configuró un mundo que habitó y ahora se percibe en sus obras; crea cuervos recuerda a la fabulosa escritora y pintora surrealista, con cinco de sus emblemáticas obras pictóricas y escultóricas.


Una inglesa mexicana

Leonora Carrington nació el 6 de abril del convulso año 1917, en su natal Lancashire, Inglaterra, posterior a su llegada a México, se naturalizó; su ceno familiar estuvo conformado por una familia tradicional inglesa, su padre un empresario millonario de la industria textil de nombre Harold Wilde Carrington; desde su juventud se opuso a la cotidianidad de una familia costumbrista.

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Leonora Carrington

Su rebeldía cobró mayor fuerza al ser expulsada de los conventos en los que estudiaba; en 1936, comenzó a estudiar en Londres, en Amédeé Ozefante Academy. El año siguiente conoció al primer amor de su vida Max Ernst, un artista germano, con el cual huyó a París, gracias a esta relación  tuvo contacto con el movimiento surrealista, que la acercó a  André Bretón, Salvador Salí y Pablo Picasso.

La pareja formada por Carrington y Ernst, configuraron un movimiento antifascista de nombre «Freier Kunstlerbound». Leonora también externó su interés por la escritura, así incursionó en la redacción de novelas y cuentos que versaban en el camino surrealista en 1938.

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Leonora Carrington y Max Ernst

Al ser arrestado Max Ernsten en 1941, la artista inglesa vivió un complicado y difícil momento, escapando a España; el dolor la invadió en todos los sentidos, por lo cual fue internada en un psiquiátrico donde atravesó por la crueldad más horrible mediante duros tratamientos con electroshock; posteriormente llegó a Lisboa para buscar a su amigo, el escritor Renato Leduc, para contraer nupcias con el objetivo de ir a Nueva York.                 

Para 1942, el matrimonio con Leduc se disuelve, y se dirige a nuestro país, donde adquiere la nacionalidad, vive en la Ciudad de México. En 1946, se vuelve a casar con el fotógrafo húngaro Emérico Weisz, con quien forma una familia; su círculo social estuvo conformado por artistas refugiados como: Benjamin Péret, Remedios Varo y Kati Horna.

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Leonora Carrington y Emérico Weisz

Finalmente, la muerte nos la arrebató en el año 2011, sin embargo, su legado artístico es inmenso: escultura, pintura y escritura configuran el universo de Leonora.

Crea Cuervos rememora a la gran pintora surrealista, con cinco obras pictóricas y cinco esculturas emblemáticas de su fantástica y onírica producción.

Pintura

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‘Retrato de Max Ernst’
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‘The Lovers’
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‘La hija del Minoutauro’ (1953)
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‘Autorretrato’ (1937-1938)
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‘Cómo hace el pequeño cocodrilo’ (1998)

Escultura

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‘Cocodrilo’
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‘La Dragoneza’
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‘La Palmista’
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‘La hija del Minotauro’
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‘La inventora del atole’