Kathrine Switzer cuenta que escuchó detrás de ella el sonido de unos zapatos de cuero, que correspondían a un hombre que estaba furioso de que una mujer estuviera en la carrera mientras le gritaba «Sal de mi maldita carrera y entrégame esos números».
El origen del Maratón nació en el 490 a. C. y esta inspirada en las leyendas en torno a la batalla de Maratón. La cual cuenta la historia dos proezas; la de Eucles, quien fue enviado de Maratón a Atenas para avisar de la victoria y que murió de agotamiento unas horas después de la carrera. La otra hazaña fue la de Filípides que recorrió 240 kilómetros para avisar a los espartanos del desembarco persa en Maratón.
Esto sirvió como base e inspiración para que el académico Michel Bréal y su amigo el barón Pierre de Coubertin ofrecieran una idea al Congreso de los Juegos Olímpicos de 1894, donde plantearon el concepto de organizar una «carrera de Maratón», entre el lugar de la batalla al borde del mar y la Pnyx, además de ofrecer al ganador una copa de plata.
En los primeros Juegos Olímpicos que tuvieron lugar en Atenas de 1896, fueron inaugurados por el barón Pierre de Coubertin, y la carrera fue en honor al mito griego.
La primera persona en ganar la prueba de maratón, fue un vendedor de agua griego llamado Spiridon Louis, que fue seleccionado casi por obligación por un oficial del ejército griego.
Se dice que Spiridon antes de la salida permaneció dos días en oración y ayuno, después de esta victoria, la longitud del maratón cambió por ordenes de la reina de Inglaterra y puso la longitud moderna de 42 195 metros.
Al principio los maratones era únicamente para los corredores masculinos, hasta que en 1970 las mujeres comenzaron a tener sus propias carreras individuales a la de los hombres.
En cuanto a los Juegos Olímpicos estos agregaron la sección para mujeres por primera vez en el maratón en Los Ángeles de 1984.
¿Pero si Spiridon Louis fue el primero en ganar un maratón quien fue la primera mujer en correr?
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La primera corredora: Kathrine Switzer
Con sólo 12 años, Kathrine Switzer comenzó a correr por su cuenta por que deseaba entrar al equipo de hockey sobre hierba.
“Mi papá me animó para que corriera una milla al día. Yo era una niña flaca e insegura, y cuando corrí esa milla, aunque nunca entré al equipo de hockey, me convertí en una persona muy empoderada”.
Después de un tiempo Switzer conoció a Arnie Briggs, quien era entrenador del equipo de cross-country masculino en la Universidad de Syracusa (Nueva York), ella inmediatamente le contó que quería correr el maratón de Boston, a lo que él contesto sin titubear: «las mujeres no pueden correr el maratón de Boston».
Sin embargo, Briggs le menciono que si le demostraba que podía correr la distancia de un maratón, él la llevaría personalmente a Boston y así lo probó en una distancia de 49 km.
Fue así como Kathrine rompió contra todo mito impuesto en las mujeres y el deporte de esa época.
“Las mujeres mismas no entendían que ellas tenían la capacidad. Tenían los temores de todo lo anticuado de las señoritas: que se agrandaran las piernas, que les saliera un gran bigote, que el útero se cayera..”
El día de la carrera, Briggs inscribió a Kathrine sólo con sus iniciales, por lo que los organizadores supusieron que se trataba de un hombre y le dieron el número de 261.
A pesar de que en el reglamento de la carrera no había nada sobre género, el día del Maratón, Kathrine llamo la atención de la prensa quienes notaron su presencia en las primeras dos millas.
«¡Una chica en la carrera! ¡Tiene un número!», gritaban. Y también nos tomaban fotos.
En un instante Kathrine cuenta que de repente, escuchó detrás de ella el sonido de unos zapatos de cuero, que correspondían a un hombre que estaba furioso de que una mujer estuviera en la carrera.
“Fue aterrador. Me tomó por los hombros y me empujó hacia abajo, y trató de quitarme el número del pecho”.
«Sal de mi maldita carrera y entrégame esos números», dijo. Y aunque me dio mucho miedo, mi novio lo tomó y sacó de fuera de la carrera.
En este punto, Kathrine Switzer supo que tenía sobre sus hombros el destino de las mujeres dentro del deporte.
Le dije a mi entrenador: «Tengo que terminar esta carrera, así sea sobre mis manos y mis pies, porque si no la termino nadie creerá que las mujeres pueden hacer esto, que las mujeres deben estar aquí».
De esta manera por mas de 40 años, Kathrine Swtizer ese día no sólo forjó el destino de las mujeres corredoras en Estados Unidos y el resto del mundo, sino que se volvió activista para el deporte.