Una sola partícula, un solo morfema: la letra “e” ha visibilizado años en los que no se reconocían no solo a mujeres, sino también a personas que no solo se encasillan con los géneros masculinos o femeninos. ¿Pero qué hay de la transformación del lenguaje?
Dentro de las nuevas generaciones ha surgido el uso del lenguaje inclusivo, también conocido como lenguaje no sexista, el cual cuestiona y se utiliza como forma de protesta ante el lenguaje masculino genérico, el cual no visibilizaba a otra parte más que al hombre.
¿Por qué cuestionar el lenguaje que siempre se ha usado? Es necesario comenzar el debate y criticar la mirada masculina en la que se centra el mundo actual, pues de seguir en uso, seguiría siendo invisible a las mujeres, personas de género no binario o trans.
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Aunque escuchar “todes” sea algo extraño, puede ser un término que se vaya incorporando paulatinamente a la lengua, como ha ocurrido con otros términos que antiguamente eran rechazados por la Real Academia Española (RAE) y que actualmente son reconocidos.
Aceptar el lenguaje inclusivo no solo significa aceptar una palabra más de un sinfín de términos de una lengua, sino incorporar una mirada más: reconocer los cargos que ocupan las mujeres, identificar que el mundo no sólo vive en dicotomías entre masculino y femenino, sino que hay matices y contribuir a eliminar el machismo.
La lengua es un sistema de signos creados a partir de una convención social, es decir, no es natural, por lo que se puede transformar a medida que los hablantes lo necesiten. Es importante decir que, lo que no que no se nombra, no existe, por lo tanto, a partir del lenguaje es como se construye la realidad social.
Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo
-Ludwig Wittgenstein
Históricamente, el hombre blanco, heterosexual y de occidente ha sido la única entidad reconocida y aplaudida, por lo que utilizar el lenguaje inclusivo es una forma de protesta y de revolución ante la supresión de la diversidad y de lo que no corresponde a lo que la sociedad ha marcado como plausible.
Sin embargo, el sustituir el género masculino por la letra e, no es la única forma de utilizarlo. Se encuentra presente cuando se nombra a las personas de forma individual y no se generaliza sólo con los varones; cuando se reconoce que los hombres no son sinónimo de humanidad y que se debe reconocer a las mujeres también; cuando los genéricos se transforman y se vuelven neutros.
La propuesta lingüística es un acto performativo que busca modificar la lengua, pero al mismo tiempo, transformar a la sociedad por una que acepte la diversidad. Puede que existan personas que no les parezca este cambio, pero se debe enunciar que la RAE no es quien rige a la sociedad, sino los hablantes, por lo que el inicio de esta performatividad significa el cambio a un lenguaje necesario.