Diciembre mes revestido de celebraciones
Diciembre es la puerta que antecede al término de un año, un ciclo de doce meses en cuyo tiempo se desarrollaron un cúmulo de experiencias vividas, memorias para recordar u olvidar, siendo el último mes en el calendario gregoriano, nos ofrece la oportunidad de reflexionar.
Con sus 31 días acoge en su haber representativas fiestas al rededor del mundo, convirtiéndolo en un mes revestido de eventos históricos y religiosos, celebraciones, vacaciones, días de asueto, y el momento ideal para permitirse majestuosas juergas con lo seres queridos o amigos, ya sea en el trabajo, ámbito familiar e incluso en soledad.
El encuentro de la Virgen de Guadalupe al humilde Juan Diego en el cerro del Tepeyac, evento de suma importancia para la población católica; la colorida navidad; los festejos emblemáticos que despiden al año y por supuesto las tradicionales posadas y sus piñatas son las alegorías que conforman el alegre diciembre.
Crea Cuervos te invita a conocer la procedencia, desarrollo y transformación de las posadas y piñatas de festividades de carácter religioso, un símbolo folclórico inherente al pueblo mexicano y su adaptación al contexto nacional, pues su origen es extranjero.
Las Posadas folclóricas manifestaciones de la evangelización española
A partir del 16 de diciembre y hasta el 24, las calles y callejones de México dan cabida a una de las costumbres más populares desde tiempos inmemorables, cuyo objetivo es preparar la Navidad. Entre lucecitas de bengala y velitas; peregrinos gustosos que cantan letanías al mismo tiempo que sorben cálidamente la combinación de las representativas frutas del ponche, caña, tejocote, guayaba, canela, manzana, ciruela pasa, piloncillo y canela; aguinaldos con contenidos variados y la piñata protagonista de esta pintoresca celebración, dan vida a las posadas.
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Origen prehispánico
Esta práctica se remonta a tiempos de la conquista, debido a que las órdenes mendicantes encargadas de evangelizar la población nativa del Nuevo Mundo, vieron la oportunidad para reemplazar la celebración de la llegada del dios de la guerra Huitzilopochtli, conmemoración que tenia lugar cada diciembre correspondiente al mes panquetzaliztli de la civilización mexica.
El «levantamiento de banderas» nombre con el que se conocía esta festividad, puesto que banderas y estandartes eran colocados en el templo, la representación de la deidad y los árboles frutales; su duración abarcaba 14 días del 6 de diciembre al 24, los adeptos se reunían para contemplar el solsticio de invierno, al siguiente día abundaban los alimentos ofrecidos por los habitantes de las casas a sus invitados acompañado de pequeñas estatuillas tzoatl.
Medio para mezclar tradiciones indígenas y católicas
Fue el agustino Diego de Soria que ministraba el convento de Acolman en 1587 que pidió permiso para que la autoridad papal, Sixto V, le concediera la realización de misas diarias del 16 al 24 de diciembre durante la novena.
Al ser concedida esta petición, las «misas de aguinaldo» tenían el objetivo claro de continuar las tareas evangelizadoras en la Nueva España; representaciones de pasajes bíblicos alusivos a la travesía de José y la Virgen María los cuales pedían un lugar digno para descansar después de su pesado viaje proveniente de Nazaret, cuyo destino era Belén, estás acciones eran acompañadas de peticiones por parte de los peregrinos, proclamas cantadas llamadas letanías.
Al término de las misas procedía una fiesta de corte moralizante, donde a manera de metáfora era rota una piñata que representaba los males que acechan al mundo, resultado de un sincretismo cultural entre la religión del conquistador y sus nuevos vasallos novohispanos.
Piñatas metáforas de la maldad mundana, siete pecados capitales
Es interesante saber que las piñatas son un elemento tan típico del pueblo de bronce, actividad ejercida por artesanos nacionales; tradición que ha pasado de generación en generación desde tiempos inmemorables; referencia mexicana en otras latitudes fuera de nuestro país.
La primera noticia de está práctica se da en tiempos de Marco Polo, cuando el comerciante veneciano viajó a China, plasmando en sus memorias el curioso hábito de los habitantes de está región. Romper vacas y bueyes de distintos materiales, cubiertos de coloridos papeles, rellenados de variedad de semillas; los mandarines fragmentaban estás arcaicas «piñatas«, al finalizar el rito se les prendía fuego, las cenizas simbolizaban buen augurio y prosperidad para comenzar el año nuevo chino.
Este concepto fue llevado a Italia donde se les llamó ‘pignatas‘ hasta llegar al Nuevo Mundo a manos de los conquistadores ibéricos utilizado como vehículo educativo, moralizante y evangelizador.
Piñatas del Nuevo Mundo
Es bien sabido que las civilizaciones prehispánicas, sobre todo la maya, acostumbraba romper ollas de barro llenas de cacao, sin embargo, esta práctica era un modo de entretenimiento, ajeno a alguna creencia como el caso de las piñatas novohispanas encaminadas a la fe, cargada de simbolismos religiosos.
La estrella utilizada comúnmente a la hora de elaborar o comprar una piñata posee siete puntas que simbolizan los siete pecados capitales: lujuria, gula, pereza, ira, envidia y soberbia.
Antes de terminar con la metáfora del mal, los elegidos dan 33 vueltas por cada año de vida de Jesucristo; la venda en los ojos se refiere a la victoria de la fe en la doctrina sobre la invitación malévola; el palo, el poder de Dios que exterminará con los pecados del mundo; las frutas, dulces y colación son connotación de las bendiciones y recompensas espirituales que se esparcen sobre la humanidad.
En la actualidad estas tradicionales costumbres han sufrido modificaciones adecuadas al contexto nacional, las formas populares han evolucionados en figuras del momento, fenómenos mediáticos o artistas, también los materiales han cambiado y el significado ya no procede de la creencia o fe sino del entretenimiento, hay posadas donde las letanías no se cantan y al ponche se le pone un travieso ingrediente, el famoso piquete para el frío decembrino. ¿Quién pensaría que esta maravillosa costumbre no fuera mexicana sino producto de una adecuación para la evangelización novohispana?