Las parejas en pleno siglo XXl han tenido que probarse ante los obstáculos de estar tan lejos y tan cerca al mismo tiempo en esta época pandémica y el Covid-19; el dejar el amor por redes sociales y manifestarlo cara a cara, de enfrentarse a la monotonía y sobre todo, adentrarse de lleno a la psiquis de la persona amada
En tiempos difíciles, llenos de destrozos y caídas largas, de lucha y caretas en rostros emulando una armadura; un pequeño arquero dobla esfuerzos, dispara flechas sin descanso, sempiternamente.
Si bien, con una saeta logra unir dos corazones, ahora necesita dos para reforzar a aquellos entrañados hace un tiempo; dos para reforzar un puente fragmentado. Dos para que el amor no se extinga, para que no se apague ese fulgor de esperanza.
- Fuente: 360radio.com
La pandemia que ha azotado el 2020, y sigue con nosotros en pleno 2021, ha pegado de manera violenta en diferentes ámbitos de la vida cotidiana de las sociedades actuales. La nueva normalidad nos ha presentado otra perspectiva de nuestra realidad, de lo endeble y frágil que es el ser humano ante lo desconocido.
Es curioso, pero dentro de lo desconocido, esta ese rubro que amamos y odiamos de manera continua; ese que nos devora y nos mastica, pero por el cual disfrutamos ser digeridos, pues cuando nos escupe, volvemos para que ese ciclo inicie de nuevo. El amor nos hace masoquistas sin sentido.
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Las parejas en pleno siglo XXl han tenido que probarse ante los obstáculos de estar tan lejos y tan cerca al mismo tiempo en esta época pandémica y el Covid-19; el dejar el amor por redes sociales y manifestarlo cara a cara, de enfrentarse a la monotonía y sobre todo, adentrarse de lleno a la psiquis de la persona amada.
Parecerá mentira, pero muchos individuos descubrieron que no saben amar cara a cara; que habían cambiado una mirada trascendental, por un Me encanta en Facebook. Cambiaron un buen beso, por cientos de reacciones en las historias de Instagram. Se creían conocer bien a su pareja por un simple Follow.
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En el momento que cerramos nuestros círculos, y delimitamos el estar en contacto solo con las personas preciadas, cerramos nuestra mente solo a un mundo al cual creíamos conocer; nos llevamos la sorpresa de que no era así.
Nos estamos enfocando directamente a la relaciones de pareja, pero este efecto ha dañado todo tipo de vínculos. Desde el laboral, hasta la relación de una madre y su hijo; la relación de hermanos, de amistades.
La pandemia se ha convertido en el calentamiento global inminente y los individuos el iceberg que se derrite, se consume; y saca a flote todo lo que tenía oculto, todo eso que nadie más conocía, todo aquello que quizá jamás quisieron mostrar.
Los amantes de la verdad quizá empiezan a arrepentirse, los fans de lo desconocido empiezan a apreciar la veracidad. Pero al final del camino, podemos entender que el amor es así, incomprensible; lleno de acertijos, es un laberinto y quizás nunca queramos salir de él. Erich Fromm concebía el amor como un arte, y tal vez esta época, sea la oportunidad de plasmar algo nuevo, o pintar encima de ese cuadro que tanto queremos, hacer unos arreglos en esa sinfonía de romance que componemos desde hace tiempo. El amor no se desecha, renace; y esta época de Covid-19, solo es catarsis para nosotros.