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Los carnavales terminan entre el coronavirus, agresiones homofóbicas y sátiras a políticos

Ayer llegaron a su fin los carnavales alrededor del mundo, aunque algunos no fueron tan felices como de costumbre: desde mala organización, pasando por episodios homófobos y cerrando con emergencias sanitarias, pareciera que este año no se pudo disfrutar al máximo de los placeres de la carne. Y es que, aunque la etimología más aceptada de carnaval es carnavalere —de carne y levare: ‘quitar’—, es decir quitar la carne (en preparación para la Semana Santa), lo cierto es que rápidamente se modificó esta situación para retomar sus raíces paganas de las Saturnales romanas y las celebraciones orgiásticas en honor a Baco. Acompáñanos en el carro alegórico de Crea Cuervos a descubrir más de esta festividad.


Carnaval en la Edad Media

Originalmente el carnaval era el periodo que señalaba el momento para quitar la carne del menú de las personas, pues estaban en la antesala del periodo de Cuaresma —en honor al periodo de meditación y ayuno que Jesucristo realizó en el desierto, donde era tentado por el Diablo—. Sin embargo, el último día de Carnaval (este año fue el 25 de febrero), conocido como martedì grasso, se celebraba un banquete desenfrenado, donde se caía en excesos y, por supuesto, se podía comer carne, pues durante la Cuaresma seguían días de control, abstinencia y ayuno.

Fuente: blogbibliotecas.mecd.gob.es

Durante la Edad Media, al cristiano promedio  se le permitían expresiones consideradas como paganas durante el carnaval: sacrificar animales para la buena fortuna, encender hogueras, la celebración de banquetes y bailes, etc.; todo lo anterior ataviados con máscaras y disfraces. Estos últimos se fueron afinando para permitir la crítica social donde se ridiculizaba a la autoridad: desde el clero hasta la realeza.

Fuente: curiosidades.fun

La situación del Carnaval donde se permite todo sobrevivió a la Edad Media, por ejemplo, en las  famosas mascaradas europeas del siglo XVIII. Estos eventos, siempre abarrotados, eran organizados por los nobles y se invertían grandes sumas en su celebración, pues además de la duración (usualmente desde la noche hasta el amanecer), se ofrecía a las personas vino y refrescos. Los invitados, por supuesto, invertían en sus disfraces, y los más sencillos —una especia de túnicas que se utilizan en las sectas de las películas de terror actuales—, permitían que mantuvieran su identidad oculta (lo que era bastante útil pues en ocasiones saqueaban tiendas o intentaban abusar sexualmente de otros invitados).


Carnavales 2020

A pesar del paso del tiempo, y que mucho de su significado e historia quedó olvidado, este evento ahora es prácticamente un desfile de carros alegóricos, música y color (aunque existen versiones más sobrias, como el carnaval alemán, que celebra el fin del invierno). No obstante, este año fue paradigmático para los carnavales, pues muchos no llegaron a buen puerto.

El más afectado fue el carnaval de Venencia, pues el brote de coronavirus emanado de Wuhan, República Popular China —denominado Covid-19—, llegó a tierras europeas. Italia es hasta el momento el país del continente con más casos de contagio registrados:  ascienden a más de 100, amén de dos muertes por la enfermedad (una en Véneto y otra en Lombardía). Lo anterior no es poca cosa, pues este carnaval venía celebrándose sin falta desde hace 100 años; empero, esta no es la única medida para gestionar la emergencia epidemiológica: desde el cierre de escuelas y tiendas hasta la prohibición de entrada y salida en las 11 localidades donde se ha registrado el Covid-19.

Fuente: milenio.com

La situación tampoco fue muy alentadora en el carnaval de Veracruz. Más allá de los problemas típicos que ocasiona el cierre del boulevard Manuel Ávila Camacho:  tráfico, imposibilidad de los deportistas  para ejercitarse en la zona, cierre del comercio local para resguardarlo de daño ocasionado por las peleas —del olor a orines ya ni hablamos—, en esta edición se dio un ataque homófobo. El youtuber Diego Chanona denunció en sus redes sociales que fue golpeado por un joven durante el último desfile del autoproclamado carnaval más feliz del mundo por ir vestido de mujer en compañía de sus amigos.

Lo anterior es alarmante, pues sólo para el año pasado  este estado de la República registró 32 crímenes de odio contra la comunidad sexo diversa. Cabe resaltar que en 2018 el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México  había condenado los 17 homicidios contra la comunidad LGBTTTIQA en dicha entidad.

Fuente nodal.am

Por último, en un tono más alegre, el carnaval de Río de Janeiro, Brasil, se sobrepusó de los embates de corrupción que lo caracterizaron el año pasado y, recuperando el espíritu de la celebración, recurrió a la sátira para criticar a las autoridades de la nación sudamericana. Desde críticas por corrupción a la administración del ultraderechista Bolsonaro —quien ¡ironía!, llegó a la presidencia con un discurso de tolerancia cero a la corrupción, ¿suena familiar?— hasta la representación de Jesús como un joven negro pobre (miembro de las favelas), siendo atacado por la policía, esta edición del carnaval de Brasil fue memorable.


De lo terrenal a lo sagrado

Todos los carnavales del mundo llegaron a su fin con el miércoles de ceniza. La cruz de ceniza en la frente de los fieles representa la mortalidad —el sacerdote antes de aplicarla señala a la congregación ‘Polvo eres y en polvo te convertirás’—, amén de penitencia. Y por supuesto, una vez terminado el periodo de Cuaresma llegan las fiestas de Pascua.

Quizá lo que hace falta en este mundo tan vertiginoso es recuperar un poco de la empatía promovida por la espiritualidad. Ya si eres creyente de pasó puedes rezar para que el coronavirus no se vuelva una pandemia que termine borrándonos de la faz de la Tierra. Y esperemos que el próximo año los carnavales transcurran sin tantos eventos desagradables, que el carnaval es para divertirse y celebrar la vida; aunque con anterioridad se permitían hasta casos de violencia —útiles para escribir cuentos maravillosos como ‘El tonel del amontillado’—, lo cierto es que estos episodios son cosa del pasado y el carnaval es ahora más un desfile donde impera la ley.

Y mientras esperamos que la situación mundial y nacional mejore, y dadas las fechas actuales, es conveniente recordar la letra de una canción interpretada por Celia Cruz que reza:

‘[…] Que la vida es un carnaval y las penas se van cantando…’