Poner obstáculos por el físico solo limita la mente. Sorpréndete con la belleza que eres, reconoce los esfuerzos transformado en logros, disfruta la vida efímera, sin límites, sin ataduras. Ama lo que reflejas y disfruta vivir a través del espejo.
Mirar el espejo es difícil. Observar a la persona que se refleja y sorprenderse de sí mismo, es complicado. Ver cada kilo, cada imperfección, cada arruga, cada lunar, cada inseguridad, es arduo. Cada complejo es una cadena que ata, que hiere y que impide crecer.
Si bien, las inseguridades de las personas desgraciadamente ya estaban construidas antes del sorprendente 2020, la pandemia y el confinamiento obligó a las personas a deshacer ese mundo del que podías escapar; salir, viajar, descansar, pero sobre todo huir de tus miedos, de la persona que te acompaña a través del cristal.
El único escape o interacción social posible ha sido a través de redes sociales como Instagram, TikTok o Facebook, sin embargo, estar sumergido en esas pantallas negras no resulta tan satisfactorio siempre, pues es el lugar dónde los estereotipos y la belleza única e irreal aparecen.
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¿Ser aceptado a costa de dañarse a sí mismo?
Lastimarse no sólo significa dañar físicamente el cuerpo, incluso este podría ser el dolor menos dañino, ya que podría sanar paulatinamente, a diferencia de dañar al cuerpo mentalmente, lo cual provoca un daño irreparable internamente, pero que conflictúa el exterior.
Querer ser como el otro, como lo que se observa en redes sociales, es aspirar a lo imaginario. No porque no se pueda logar, sino porque la belleza que se ha manejado por años ha sido sólo una: con la palidez del cuerpo, el reflejo de los huesos, la rectitud de la respiración y los carnosos músculos rojos. Se alaba a una imagen que es sólo producto de la edición, de lo plástico, de lo no real.
Mostrar solo ese “lado bonito” es negar la esencia de las personas, es omitir la diversidad. La sociedad ha segado tanto a las personas con el anhelo de querer ser como el prototipo, para ser sólo un producto de consumo, que ha deshumanizado el brillo real.
El mundo es el que debe cambiar, no tú.
Es tiempo de sanar. Con el confinamiento se ha dado la oportunidad de convivir con uno mismo, de enfrentarse a los temores y cuestionarse ¿por qué no me gusta lo que veo? ¿es por mí o se trata de la idea que la sociedad me ha marcado? Es tiempo de aprender a vivir contigo, a vivir en paz.
Poner obstáculos por el físico solo limita la mente. Sorpréndete con la belleza que eres, reconoce los esfuerzos transformado en logros, disfruta la vida efímera, sin límites, sin ataduras. Ama lo que reflejas y disfruta vivir a través del espejo.