Esta semana recordamos a Rosario Castellanos, la escritora chiapaneca que exploró con gran originalidad y compromiso diversos géneros literarios, tales como la poesía, el cuento, la novela, el ensayo y el teatro. Claro está que su mérito no recae sólo en este aspecto, sino en la habilidad y el conocimiento con el que habló del problema indígena. Asimismo, su preocupación por la situación de las mujeres, que también está presente en sus obras.
Rosario Castellanos nació el 25 de mayo de 1925 en la Ciudad de México, aunque toda su infancia la vivió en Comitán, Chiapas. Su familia se dedicaba a la plantación de café y ella, por su parte, era receptora de historias y costumbres que su nana le compartía-tal como sucede en ‘Balún Canán’-. Posteriormente a la muerte de sus padres, ella se trasladó a la Ciudad de México donde se desarrolló su vida académica y comenzó a escribir y publicar sus obras, así como se relacionó con los intelectuales de su época.
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¿Literatura indigenista?
Para Rosario Castellanos su obra no pertenecía a la corriente indigenista ni contemplaba alguna delimitación para su escritura. Aunque la crítica ha clasificado algunos de sus textos dentro de esta corriente, resulta claro que es lo menos importante. Y es que ella sin pretensiones idealistas nos adentra en el mundo y cosmovisión indígena y desde ahí denuncia la desigualdad y los efectos de una falsa promesa de cambio que trajo la Revolución y la reforma agraria.‘Balún Canán’ es una novela en la que somos participes de esta denuncia, pues conocemos dos perspectivas diferentes: la de una niña mestiza y la de la élite. La niña protagonista- que carece de nombre- se vincula con el mundo indígena mediante las narraciones de su nana y desde este vinculo le da voz a los indígenas; a sus experiencias, historias y formas de vida, así como también a los abusos de los que son parte por parte de un élite de terratenientes.
Las mujeres y lo doméstico
Rosario Castellanos en una entrevista declara que además de el tema indígena tratado en textos como ‘Balún Canán‘ o en ‘Oficio de las tinieblas’, la situación de las mujeres, y en específico, su vocación intelectual en un tema que abordó en textos como ‘Álbum de familia’ o ‘Ritos de iniciación’- que nunca fue publicado-. No hay que olvidar tampoco ‘Mujer que sabe latín’ y su tesis de maestría ‘Sobre cultura femenina’, en los cuales su preocupación también está presente.
A lo largo del tiempo lo doméstico ha sido reservado para las mujeres, para quienes la casa y el cuidado de la misma se las impuesto como un rol y forma de vida. En “Lección de cocina”, un cuento que forma parte de ‘Álbum de familia’, Castellanos se cuestiona sobre los conocimientos que se le exigen a una mujer casada. En este relato, la protagonista comienza a preparar una carne y mientras lo hace sus pensamientos comienzan a hilar una crítica a las responsabilidades y tareas impuestas a las mujeres; como cocinar y cuidar del hogar.
“Se me atribuyen las responsabilidades y las tareas de una criada para todo. He de mantener la casa impecable, la ropa lista, el ritmo de la alimentación infalible. Pero no se me paga ningún sueldo, no se me concede un día libre a la semana, no puedo cambiar de amo. Debo, por otra parte, contribuir al sostenimiento del hogar y he de desempeñar con eficacia un trabajo en el que el jefe exige y los compañeros conspiran y los subordinados odian”.
