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¿Por qué ver (y no ver) ‘Emily en París’? La nueva serie de Lily Collins de Netflix

Hay ciertas fórmulas que garantizan el éxito, y si no del todo son garantía por diversos factores, de menos están más cerca de conseguirlo. Quizá sea este el caso de ‘Emily en París’, la nueva serie de Netflix, la cual nace del imaginario —como productor y guionista—  de Darren Star, que para quienes no les suene el nombre, es la mente detrás de una de las mejores series de televisión de los últimos años y es nada más y nada menos que ‘Sex and the City’.

Sin embargo, y a pesar de los rumores que comenzaron desde el proceso de producción del show sobre si sería o no una especie de precuela del éxito protagonizado por Sarah Jessica Parker y una joven versión de su personaje Carrie Bradshaw, ‘Emily en París’ busca salirse de la sombra de su referente y antecesor para abrirse camino por sí misma, pues a pesar de que hay muchos elementos en los que se siente la esencia de una en la otra, definitivamente cada una encuentra su camino a la individualidad y sobresalen como dos productos diferentes y con su propio toque especial.

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Ahora, ¿qué tal si vamos por partes? Vamos a analizar ahora lo bueno y lo malo que tiene la serie:


Lo bueno:

La trama

Es una historia ambientada totalmente en la modernidad y en temas de actualidad, lo que le da a la trama un aire fresco y sofisticado. Si bien muchos de los temas son tocados más bien por la superficie, el impacto de las redes sociales y las estrategias de comercialización y posicionamiento de marcas, son tópicos relevantes durante el desarrollo de la trama, que, apasionado del marketing o no, te mantendrán interesado en las aventuras de Emily quien de Chicago, llega a la Ciudad de la Luz a demostrar quién es, lo que sabe y lo que puede aportar. Y es que además, es una trama que tiene un poco de todo: romance, aventura, tensión, comedia e incluso nostalgia.

París

Sí. Definitivamente tiene mucho del atractivo de la ciudad y podremos disfrutar de la sofisticación y elegancia de una de las ciudades más bellas del mundo. No sólo por sus locaciones, sino también por el estilo de vida y el aire místico y por demás romántico que dotan a la trama de los escenarios perfectos para crear las situaciones perfectas y que no podrán dejar indiferente a quien decida perderse por un rato entre sus calles y edificios.

Moda/vestuario

Al igual que en Sex and the City, y claro, por desarrollarse en París (faltaba menos), el vestuario de todo el reparto es un personaje más en sí mismo de la trama. Y no es para menos, pues detrás de su creación se encuentra Patricia Field, quien fue la encargada de los icónicos vestuarios de Carrie Bradshaw y que de nueva cuenta, repite el éxito dotando de looks inolvidables, vanguardistas y sofisticados cada segundo en pantalla. Si eres un/a Fashion Lover, es un most de esta temporada en cuanto a tendencias, cortes, colores y texturas.

Reparto/personajes

La serie está protagonizada por Lily Collins, quien en definitiva cautiva con su personaje y su actuación —porque más allá de los increíbles outfits que utiliza—el personaje de Emily es una muestra de las mujeres que necesitamos ver en pantalla: mujeres empoderadas, ganadoras, peleadoras, inspiradoras, emprendedoras, creativas, inteligentes, astutas: reales. Es la clase de feminismo que se siente y se vive, pero se siente de una manera más bien natural y no como un elemento forzado; es parte del ADN de la trama y te envuelve en su atmósfera de inspiración y aspiración positiva.

Además, está acompañada por Lucas Bravo, Ashley Park y Camille Razat, entre otros, quienes crean una sinergia natural en pantalla y elocuente, haciendo que lo que vemos en pantalla se sienta natural, creíble y por tanto, la experiencia del espectador más bien disfrutable.

Duración

Lo confieso: no soy fan de las series con a) muchos capítulos y b) que duren una hora o cercano a ella. ¿Por qué? Bueno, a pesar de que existen sus excepciones, la gran mayoría de ellas se prestan para meter contenido de relleno que no aporta nada a la trama, quitándole agilidad y ese elemento que logra que te enganches, por lo que ‘Emily en París’ con sus 10 episodios de 30 minutos de duración, se encuentra en el límite de lo disfrutable y contundente, centrándose en la historia que quieren contarnos y nada más allá que sólo nos ate, en vano, al televisor por más tiempo del necesario.


Lo malo:

La trama

Pues sí. Y por más contradictorio que suene ciertos elementos de la trama se anteponen a los elementos positivos anteriormente expuestos. Me explico: es una buena historia, en general. Sin embargo, carece de ese “algo” que llamaremos “hilo conductor” en la trama que una los episodios como parte de un todo y no como partes aisladas. A mitad de la temporada me pregunté cuál era realmente el objetivo de la trama o hacia donde había, pues no se planea un “Gran Por Qué” o un conflicto a resolver, sino más bien pequeños fragmentos del mismo repartidos aquí y allá, que, si bien explotan en el episodio final, falta de su presencia a lo largo de la trama.

Vamos no es nada tan malo, pero me recuerda a los primeros episodios de Sex and the City, en las primeras dos temporadas, en el que bien puedes ver el episodio uno y el cinco y aun así entenderlos pues son elementos separados que forman un todo. Y a pesar de aquí no es del todo en caso, sucede que hace falta ese pegamento dramático para lograr que funcione mejor.

Y claro, después están los miles de millones de clichés que, aunque clásicos, están presentes en toda la trama y a veces resultan un tanto previsibles, pero no por ello menos emocionantes.

Duración

Puedes llamarme el rey de las contradicciones y me declaro culpable, pero creo que el elemento de la trama y su falta de argumento dramático, tienen en gran parte que ver con que los episodios sean tan cortos y quizá no supieron administrar qué fragmentos de la historia querían contarnos.  Confío que en la segunda temporada sabrán optimizar y mejorar estos 30 minutos para darnos una serie aún más adictiva.

Personajes

El problema no son ellos en sí, sino el cómo se forjan las relaciones entre ellos. Todo se siente muy “de repente” y de nuevo, creo que tiene que ver con el tiempo en pantalla y el número de episodios. Sí, es una gran ventaja pero resultó ser también parte su conflicto, sobre todo en el tema romántico de amistades, pues resultan poco creíbles y rompen un poco con la atmósfera que se va construyendo a lo largo de los primeros episodios.

¿No te dio la misma impresión?

Ambientación

Justo esta mañana, leía un artículo publicado por la revista Elle México en el que decían que todo el mundo estaba encantado por la serie excepto los parisinos, pues consideran que su estilo de vida, costumbres, formas de relacionarse y otros aspectos mostrados en la serie, no corresponden a la realidad y son más bien un cliché mal aplicado. ¿Será cierto? No lo sé, no conozco París o a ningún francés para confirmar o desmentir este texto, sin embargo, lo dejo a consideración de cada uno para que decida si es cierto o no.


Al final del día, confieso que disfruté de la serie y de su atmósfera. Tres días me bastaron para terminarla de cabo a rabo y sí, ya espero con ansias la nueva temporada.

¿Ya la viste?