Tecámac se pierde entre un enorme paisaje de miles y miles de casas que parecen ser todas iguales. Una pegada a otra, formadas en hileras, con una forma rectangular de colores pastel despintado y sin ningún árbol a la vista. En estas casas miles y miles de personas que emigraron hacia este municipio con la esperanza de encontrar hogares prósperos y una nueva vida alejada de la marginación y la pobreza que azota en muchas partes de la Zona Metropolitana de la CDMX.
Sin embargo, encontraron algo muy diferente al llegar a este pequeño municipio semi-rural transformado en una monstruosa extensión del área metropolitana. Mala planeación, fraudes, falta de interés y olvido fueron los factores que condenaron a Tecámac con sus viviendas de interés social que se volvieron las nuevas zonas marginadas de la la ciudad y sus alrededores.
La «Ciudad Bicentenario del futuro»
Entre 2007 y 2008, el gobernador de aquel entonces del Estado de México, Enrique Peña Nieto anunció el proyecto de las «Ciudades Bicentenario». Estas supuestas ciudades consistirían en desarrollos suburbanos con casas de bajo costo, pero que resolverían las necesidades de miles de mexiquenses que se encontraban en necesidad de un nuevo espacio a habitar. Estos conjuntos habitacionales albergarían miles de familias, que además de obtener una vivienda digna, contarían con servicios como escuelas, fuentes de trabajo y espacios de recreación. Todo esto sumado a las promesas de seguridad y sustentabilidad tanto social como ecológica, lo cual pintaba como una gran oportunidad de desarrollo para miles y miles de personas del Valle de México.
En 2008 se iniciaron las construcciones de estas ciudades en municipios periféricos a la ciudad donde había grandes extensiones de terrenos y predios libres. Entre los más destacados estaba Tecámac, ubicado hacia el noreste de la urbe, que para ese entonces seguía bajamente poblado. Tecámac, a pesar de estar muy cerca de grandes áreas urbanas, seguía siendo un tanto inaccesible desde distintos puntos de la ciudad y de otros municipios, con muy pocas vías de comunicación. Sin embargo, esto no resultó un inconveniente para los realizadores del proyecto, que ordenaron la construcción de decenas de conjuntos habitacionales en este municipio.
El problema de la construcción
Desde el inicio, el proyecto de ciudad bicentenario de Tecámac empezó mal. Y uno de los principales culpables fueron las constructoras encargadas de realizar las nuevas colonias y unidades. Las empresas de construcción privadas que se encargaron del proyecto tomaron muy poco interés en el desarrollo urbano de los conjuntos, cuyo principal problema fue tanto su lejanía como su poca planeación. En predios usados para la agricultura, sin nada alrededor más que la carretera, se construyeron hileras e hileras de casas sumamente pequeñas, todas del mismo diseño, una pegada a la otra a una distancia casi asfixiante.
Ara, Grupo Sadasi y GEO (ahora en quiebra esta última) son nombres de constructoras responsables de la urbanización de Tecámac, que convirtieron poblados como Ojo de Agua y Los Héroes en manchas ortogonales de caseríos de bajo precio. Montones de personas provenientes de lugares aledaños como Ecatepec y Coacalco llegaron a instalarse en estos lugares mediante créditos otorgados por el Infonavit para una vivienda más digna, sin embargo, al llegar, encontraron algo muy diferente.
Las casas no estaban pensadas para ser habitadas si no más para venderse. Copias y copias del mismo desarrollo de vivienda donde la mayoría de estas apenas y contaban con dos habitaciones pequeñas, una cocina minúscula, un único baño, un patio frontal casi inexistente y por supuesto, casi nada de privacidad y de espacio vital. Un gran porcentaje de las familias que llegaban a vivir a estas casas tenían 4 o más integrantes, por lo que el espacio resultó insuficiente muy pronto, y se vieron obligados a transformar su vivienda mediante la autoconstrucción como es común en toda la periferia.
A pesar de todo esto, lo peor que deparó para estas familias fueron los aspectos urbanos y de servicios públicos, al llegar a vivir a un municipio que carecía de escuelas, fuentes de trabajo, comercios y servicios de salud. Las constructoras no se preocuparon por desarrollar estos espacios, ya que para ellos su labor terminó al terminar las unidades, y posteriormente quien comprara «ya estaría a su suerte». Toda la falta de estos servicios, así como espacios públicos de mísera calidad, lotes completamente baldíos en los alrededores y carencia de redes de seguridad, terminaron por hacer estallar la pobreza, la inseguridad, la violencia y la insalubridad en estas colonias cuadradas.
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El Tecámac de hoy
Un artículo publicado por El Universal en 2018 informa la mala situación actual del municipio derivada por la terrible planeación que tuvo. Además de esto, también menciona la aparición del municipio entre las 50 ciudades más inseguras y violentas del país como una consecuencia de todo esto. Más de 164,000 casas han sido autorizadas para ser construidas en el municipio, de las cuales realmente muy pocas entran en estándares de habitabilidad. Un problema que además de aquí, se ha visto presente en otros municipios del Valle de México y de todo el país.
Hoy el paisaje de Tecámac es muy difícil de describir, con todos esos mares de casas copiadas de falsa felicidad, ahora en un estado deplorable, donde adentro de muchas suceden diariamente asesinatos, feminicidios y casos fuertes de violencia doméstica. Mientras que afuera se viven asaltos, acoso, robos, vandalismo y contaminación del ambiente. Sin embargo resulta aún más difícil poder describir el panorama a futuro que afrontará este municipio, que tendrá que afrontar todas esas problemáticas sociales o hundirse en ellas. Y como muchos ahora lo están haciendo recién, abandonando esas casas fallidas, quedando en el olvido.
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Foto portada: fuente/teorema.com.mx