Hace aproximadamente 2000 años se gestó el invento que sería materia prima para la creación de la imprenta y su posterior desarrollo: el papel. Este nuevo material era menos costoso que el bambú y la seda, materiales que se dejaron de utilizar para envolver cosas y comenzó a usarse como lienzo para la escritura. Primero, su producción era artesanal, para luego dar paso a la industrialización de la producción.
Primero se hizo el papel
Dejar registro de los acontecimientos puede ser su función principal. Se comenzó a desplazar la tradición oral, pues ésta se perdía con el paso de las generaciones. Así, el papel, inventado por Cai Lun, fungía el rol de estar más tiempo sobre la Tierra. Lo escrito en él no se esfumaría tan rápido.
Ya para 1300, después de largos viajes de importaciones y exportaciones por Asia, el papel se encontraba por gran parte de Europa gracias a las fábricas, las cuales se fueron extendiendo con el paso del tiempo hasta que, en 1391, comenzó a funcionar el primer molino para hacer papel. Ese año fue el comienzo de lo que sería la industria de la impresión.
Y se hizo la imprenta
El concepto de imprenta, como tal, comenzó a utilizarse cuando Johann Gänsefleisch, mejor conocido como Gutenberg, perfeccionó la aleación para que no se gastaran rápido los tipos; fue una fusión de plomo, antimonio, estaño y bismuto. A partir de ese momento, en 1448, comenzó su financiación.
Sin embargo, el impresor alemán no fue el inventor. La imprenta, o al menos el proceso, comenzó en la antigua China, cuando Bi Sheng ideó los tipos móviles a base de porcelana. El proceso de impresión no es como el actual o el de Gutenberg, era más sencillo: se colocaban los sellos a imprimir, luego se entintaban para, finalmente, prensarlos manualmente con sumo cuidado, pues los bloques de texto podían moverse.
¿Gutenberg inventor?
El debate por quién fue el legítimo inventor de la imprenta fue cerrado para cronistas y catedráticos como Hadrianus Junius y Petrus Escriverius, pues ellos colocan a Laurens Coster como el auténtico inventor de la imprenta. Según Christopher de Hamel (especialista en manuscritos medievales), Coster imprimió 12 letras iniciales rojas en un Libro de Horas 20 años antes que Gutenberg (quien lo hizo en 1450, con la biblia).
A partir de estas fechas, muchas fueron las modificaciones que se le realizaron a la imprenta y, con este perfeccionamiento, se llevaron a cabo proyectos que cambiaron al mundo. Por ejemplo, Aldo Manuccio, un humanista italiano, es considerado el padre del libro moderno, pues dejó de editar obras religiosas para comenzar con pensadores y filósofos, a la par que utilizaba la imprenta para abaratar los costos de los textos.
La imprenta en México
Este avance tecnológico inició una ruta de esparcimiento por el mundo. Uno de los primeros países donde llegó, fuera de Europa, fue a México, primer territorio de América que tuvo la imprenta. El proyecto de traerla al país fue pensado entre 1532 y 1534 por Fray Juan de Zumárraga y el virrey Antonio de Mendoza. Estos dos personajes le encargaron la tarea a Juan Cromberger quien, por ser una persona importante en su tiempo y no creer del todo en el proyecto, cedió su trabajo a Juan Pablos, su aprendiz.
Fue hasta 1536 cuando Juan Pablos inició la primera imprenta en México. Llevaba por nombre ‘Casa de Juan Cromberger’ y estaba ubicada en la casa de las campanas, hoy patrimonio de la Universidad del Valle de México. Las primeras impresiones de Juan Pablos fueron libros y folletos religiosos, ya que la misión principal, a pocos años de finalizada la conquista, era evangelizar a los oriundos de Nueva España.
Caída de Juan Pablos
El poco apoyo a Juan Pablos lo hizo entrar en crisis de indispensable para continuar la imprenta. Al morir, en 1560, la viuda de Juan Pablos, Gerónima Gutierrez, reinicia las actividades de la imprenta en 1563 al rentársela a su yerno: Pedro Ocharte. Así, el negocio familiar, y pionero en México, continuó su expansión, junto con el apoyo, directo o indirecto, de españoles.