La República Popular Democrática de Corea —Corea del Norte—, una vez más se ha vuelto noticia y no precisamente porque su mandatario Kim Jong-un decidiera probar misiles que sobrevuelen por el espacio aéreo del archipiélago nipón, sino porque se especula que el Líder supremo del país ha muerto. ¿Qué pasaría en caso de que el mandatario este muerto?
Y es que se han escrito miles de escenarios, siendo el más popular el que posiciona a la hermana del líder, Kim Yo-jong como la primera mujer dictadora (incluso existe fancams de apoyo creadas por occidentales que respaldan su ascenso al poder). Empero, la verdad es que nadie sabe con certeza quien ocuparía el mando, y a pesar de que Kim Jong-un no ha aparecido públicamente desde el 11 de abril, el régimen ha señalado que se encuentra bien.
Sin embargo, y dado el interés por la zona, siempre es conveniente recordar algunos episodios históricos que explican bastante de la dinámica en la península coreana —ahora dividida—. Sin más preámbulos, recordemos cinco momentos de la historia coreana para saber que esperar del escenario en Corea del Norte.
1. Antes de la guerra y la división: la ocupación japonesa
Estamos acostumbrados a la existencia de dos Coreas: la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte) y la República de Corea (Corea del Sur). Sin embargo, la península coreana lleva más años unificada que divida: la infame división no apareció hasta 1945. Antes de eso, el territorio era un solo país.
Empero, incluso antes que la intervención de las superpotencias durante el conflicto político, económico e ideológico denominado Guerra Fría, existió otro episodio con el que los estudiosos del territorio identifican el comienzo de la división: la intervención japonesa a inicios del siglo XX.
Japón resistió inteligentemente los embates de las potencias coloniales occidentales y decidió emular el modelo de expansión territorial —por varias razones, desde el auge de las ideas del espacio vital hasta tener un territorio de donde se pudieran extraer materias primas para su industria—. Así en 1905, el archipiélago convirtió a la península coreana en un protectorado, y en 1910 la declaró su colonia.
No se deben olvidar los métodos brutales de colonización japonesa: desde la implantación de su cultura (y el intento de destrucción de las otras), hasta el asesinato de aquellos que opusieran resistencia. Así, estrategias para deshacerse del yugo colonial empezaron a marcarse en la región, con esbozos de una primera división entre el norte y el sur.
2. La Guerra Fría y el comienzo de la división
Con la derrota de los nipones en la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos (EEUU) y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) enviaron a sus tropas a revisar el desalojo de los territorios ocupados. En septiembre de 1945 llegaron los estadounidense a la zona y establecieron su zona de ocupación en el sur del país; los autoproclamados defensores de la libertad se rehusaron a entablar conversaciones con los comunistas. La URSS hizo lo propio en el norte.
Si bien surgieron dos gobiernos en ambos bandos, tanto el norte como el sur consideraron que la división sería temporal y que eventualmente la administración de cada territorio entraría en contacto con su homólogo para favorecer la reunificación. No obstante, la URSS acusó a la misión de Naciones Unidas (NNUU) de apoyar al lado estadounidense —encabezado por Sygnman Rhee, cuyo gobierno fue reconocido por NNUU en 1948—, por lo que no permitió que en su zona de ocupación se llevarán a cabo las elecciones.
3. La existencia de dos países y las propuestas de unificación
Después de la Guerra de Corea (1950-1953), la existencia de dos países con sistemas completamente opuestos era innegable. Lo irónico fue que con el paso del tiempo las condiciones, a pesar de que ambos Estados experimentaron —y en Corea del Norte continúa— el autoritarismo, se invirtieron. Cuando sucedió la ocupación japonesa, se estableció una base industrial en el norte para explotar los recursos naturales y minerales, mientras que el sur se dedicó a la agricultura; ahora la industria tecnológica de Corea del Sur es reconocida en todo el mundo, mientras que son ya comunes los informes de las hambrunas que azotan a su vecino del norte.
Y aunque existen diálogos para la reunificación —es que vamos, la división arbitraria en el paralelo 38° termino separando a familias—, estos se han roto en más de una ocasión. Corea del Norte propone la creación de una República Confederada Democrática bajo el lema de <<una nación, un Estado, dos sistemas y dos gobiernos regionales>>. Corea del Sur se muestra reticente a la unificación —especialmente por la carga económica que le supondría (similar a lo que sucedió con Alemania), amén de que se inclina más por tomar pequeños pasos en el proceso de unificación, que a la larga devendrán en la creación de un Estado democrático.
4. Autoritarismo, culto a la personalidad y la doctrina del juche
Con todo lo anterior en mente, más de un analista se ha dado a la tarea de investigar cómo ha logrado la dictadura familiar de Corea del Norte perpetuarse en el poder. La repuesta es compleja, pero podemos apuntalar algunas pistas, especialmente el excelente trabajo que realizó Kim Il-sung, primer líder supremo de Corea del Norte, quien además fue nombrado por su hijo Kim Jong-il —2° líder supremo—, Presidente Eterno de la República.
Además de un claro culto a la personalidad (nada más hay que googlear “Pyongyang estatuas” para corroborarlo) del cual ni las flores se salvaron (¿sabías de la existencia de la kimilsungia y la kimjongilia?), y que el país está gobernado por una dictadura militar, también existe un elemento filosófico: la doctrina del juche. Atribuida al primer líder supremo, es el sistema filosófico e ideológico que justifica la soberanía y la política de Corea del Norte.
5. Kim Jong-un ¿muerto?
Aunque parezca extraño, esta no es la primera vez que Kim Jong-un se aleja de los reflectores. En 2014 no se le vio por 40 días, pues se fracturó el tobillo y estaba en recuperación. Tal vez en esta ocasión esta afrontando una condición médica similar. Empero, existe una cuestión que levanta la duda: por tres días se mantuvo en secreto la muerte del padre de Kim Jong-un. Tendremos que esperar a que el régimen o el mismo líder supremo se proclamen, para acabar con tanta especulación.
Pero una cosa es segura con todo el repaso que realizamos: al ser una dictadura familiar, es evidente que el sucesor de Kim Jong-un (ya sea en el futuro cercano o lejano) será alguien de la familia, quien tendrá que convencer —o doblegar— al Partido de los Trabajadores. Sin importar quien sea, las interrogantes principales son: ¿perpetuará la doctrina del juche? ¿Buscará la reunificación con Corea del Sur en aras de crear a un nuevo polo de poder en las relaciones internacionales actuales? Sólo el tiempo lo dirá.