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Versos para el confinamiento

Estamos ante lo que probablemente sean los últimos momentos del confinamiento: ya se planean regresos escalonados a oficinas y centros universitarios, amén de que en educación básica se regresó a clases. Además, son cada vez más las personas vacunadas y es evidente que los intereses privado-corporativos se impusieron sobre la preservación de la vida, pues la gente está más que lista para regresar a la vieja normalidad que todavía se vislumbra distante.

De cualquier forma, para aquellxs que tienen que quedarse todavía en casa, les traemos una selección de escritores de poesía, ese género tan olvidado por el sistema educativo mexicano y a la que el grueso de la población desarrolló animadversión tras tener que memorizar ‘Cultivo una rosa blanca’ de José Martí o cualquier otro poema para los festivales del Día de las Madres. Por ello, te proponemos poemarios de escritores que aún viven y que demuestran que las construcciones poéticas van más allá de la rima.

1. ‘Un montón de escritura para nada’ (Dharma Books, 2019), de Sara Uribe

Ya en otra ocasión recomendamos en este espacio ‘Siam’, pero es que el trabajo de Sara Uribe tiene que seguirse con detenimiento. El mundo de la escritura, en todos los ámbitos, sigue dominado por hombres y Uribe, como escritora, ha encontrado un sinfín de obstáculos que sus pares masculinos ni siquiera imaginan. Para complejizar aún más la ecuación, las instituciones educativas dan prioridad a la revisión y el estudio de los textos de los hombres sobre los de las mujeres.

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Por ello, en una especie de escritura híbrida-colectiva, Sara Uribe no sólo incorpora a escritoras, sino que cuestiona el sistema y el funcionamiento de la industria editorial: desde cuánto vale un poema, lo absurdo del copyright, las labores de cuidado que obligan a desatender la escritura, las expectativas sociales sobre lo que es un verdadero trabajo y un larguísimo etcétera. Audaz, ágil, bello y más que inteligente Un montón de escritura para nada entabla una conversación necesaria con el presente (¿post?) pandémico.

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2. ‘Sigo escondiéndome detrás de mis ojos’ (Fondo de Cultura Económica, 2019), de César Cañedo

César Cañedo irrumpió en la escena poética con Rostro Cuir (Mantra Ediciones, 2016), poemario con el que demostró que existe espacio en la poesía para la sexodiversidad y con Inversa Memoria (2016, Valparaíso México) continuó con la exploración de la homosexualidad, de saberse diferente y de la experiencia de habitar su propio cuerpo. Estos dos poemarios los trataremos a detalle durante el Especial del Mes del Orgullo y en esta ocasión nos centramos en la obra que le valió el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes.

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En Sigo escondiéndome detrás de mis ojos, además de la acostumbrada exploración de la violencia que vivió desde la infancia por ser homosexual, encontramos otras imágenes familiares y universos en los que el rechazo a la diferencia es una constante. Así, abarcando temas como la masturbación, las rupturas amorosas, qué significa ser padre o hijo se nos presentan escenas llenas de nostalgia, en las que lo que aparentemente está roto o no funciona es revitalizado a través de la palabra.

3. ‘Comunidad terapéutica’ (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2017), de Iveth Luna Flores

En 2016 Iveth Luna Flores ganó con este poemario el Premio Nacional de Poesía Joven Francisco Cervantes Vidal y no es para menos. Tomando como eje articulador la salud mental (y los tratamientos y lugares donde se atienden) nos presenta la violencia desmedida que se ha infiltrado en la vida de los mexicanos. Sin embargo, la anterior no es una violencia gratuita: es también el retrato de una sobreviviente que tiene que sanar las heridas y vivir con las secuencias de esta violencia.

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Y es que cuando se piensa en poesía las imágenes más recurrentes son las de empalagosas declaraciones de amor o para quienes tienen más experiencia en la materia, sonetos y alejandrinos. Por ello, sorprenden las escenas que se construyen en la voz poética de la escritora norteña: mientras piensa en el tema de un poema nos narra el asesinato de hijas a manos de sus padres, la violencia que sufre una mujer y como su liberación la hará parecer una mala madre y demás retratos terribles que son una constante en este país. ‘Comunidad terapéutica’ debería ser leído por todxs al menos una vez en la vida.

4. ‘Per-so-na’ (Almadía, 2019), de Yolanda Segura

La académica feminista parte de la sexodiversidad es de las más prolíficas: hace unos meses publicó serie de circunstancias posibles en torno a una mujer mexicana de clase trabajadora (Almadía, 2021), del que esperamos tenerles una reseña pronto. Sin embargo, el día de hoy nos centramos en el poemario con el que se alzó con el Premio Nacional de Poesía Joven Francisco Cervantes Vidal 2017.

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Fuente: Twitter

¿Qué es una persona?, parece ser la pregunta que guía el texto, hibridación poética en donde notas al pie y mapas hace su aparición. Y es que aunque la respuesta a lo que es una persona parece sencilla, la investigación de Segura entra en temas biológicos, sociales e incluso a los derroteros de los derechos humanos y el lenguaje para terminar con un cuadro único sobre lo que es persona.

¿Qué te parecieron nuestras recomendaciones? Compártenos tus impresiones y tus recomendaciones de poemarios para lo que parecen ser los últimos momentos de encierro. No olvides sintonizarnos el siguiente miércoles: ¡hasta entonces!