El fondo del mar es un universo poco explorado por los humanos; los estudios que se han podido realizar demuestran que allí se encuentra un tesoro preciado; es un lugar con riqueza desbordada.
A la vista de grandes emporios comerciales, la profundidad del océano es el sitio perfecto para obtener ganancias considerables que aumenten su poder y su economía.
Solo el 0.0001% del profundo fondo marino, es el que conocemos, del resto, no tenemos ni idea de que vive allí, ni cómo funcionan los ecosistemas; sin embargo las empresas ya están pensado en extraer y destruir los recursos que se encuentran en lo profundo del mar.
Abrir la puerta a una nueva industria como lo es la minería marina, sin contar con la protección adecuada del lecho marino, ocasionará la destrucción de especies y ecosistemas que aún no son descubiertos.
Para poder entender el problema, hay que conocer de qué se está hablando, así que comenzaremos hablando un poco sobre ¿Qué es la minería submarina?
La minería submarina o “de aguas profundas”, es un proceso de recuperación de minerales que tiene lugar en el fondo del océano.
Como las fuentes minerales en la superficie terrestre ya han sido explotadas, ahora se están buscando nuevos lugares para obtener dichos recursos.
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De acuerdo a estudios geológicos realizados, se sabe desde hace tiempo que el fondo marino está lleno de metales: cobre, níquel, plata, oro, platino e incluso diamantes.
Estos ocurren como costras de sulfuro alrededor de respiraderos oceánicos profundos, en capas de sedimentos delgados y como trozos que yacen en el fondo del mar.
Durante más de un siglo, los oceanógrafos continuaron identificando nuevos minerales en el fondo marino; las compañías mineras con dichas investigaciones científicas, aprovecharon para buscar formas prácticas de desenterrar y obtener los recursos encontrados.
Según National Geographic, hay suficiente oro en el fondo marino para dar nueve libras a cada persona en el planeta, por lo que se está hablando de una nueva “fiebre del oro” bajo la superficie del océano.
Un informe reciente, asegura que efectivamente existe un creciente interés comercial en los depósitos minerales marinos como resultado de la demanda creciente de cobre, aluminio, cobalto y otros metales que se utilizan para productos de alta tecnología como los Smartphone o las baterías.
Los partidarios de la explotación oceánica, argumentan que se necesita la minería de aguas profundas para abastecer la demanda global de minerales preciosos que cada día crece, así como para apoyar el crecimiento económico.
Por lo que cada día, son más las compañías y gobiernos que se plantean enviar maquinaria al fondo del mar; la minería submarina requerirá diferentes métodos de extracción y tecnología, pero sea cual sea la que se utilice, alterará sin duda hábitats sensibles y únicos.
Extraer metales y minerales de las profundidades, requerirá trabajar bajo presión extrema y temperaturas bajísimas, alterando los ecosistemas por el alto grado de sensibilidad a los cambios que tiene los ecosistemas marinos.
Para Earthworks, los posibles riesgos ambientales provocados por la minería submarina son:
- Eliminación de ecosistemas ecológicos completos desde el fondo marino.
- Obstrucción de aberturas geotermales.
- Mezcla de aguas abisales ricas en nutrientes con aguas superficiales. Esto puede provocar un crecimiento explosivo de algas.
- Exposición de seres vivos a metales pesados que puedan terminar en la cadena alimenticia.
- Muertes masivas y mutaciones de organismos por intoxicación con metales pesados.
Los expertos temen que, la agitación de sedimentos pueda nublar el agua, y sofocar a los animales, y también alertan de la contaminación tóxica provocada por fugas y derrames, además del ruido, las vibraciones y la contaminación lumínica.
La iluminación en el oscuro fondo marino, provocará daños irreversibles a las criaturas adaptadas a niveles nulos de luz.
Como se sabe, el fondo marino o es un importante almacén de carbono “azul” que es atrapado por los organismos del mar y que permanece almacenado en los sedimentos del fondo durante miles de años cuando la fauna muere, lo que ayudará a frenar el cambio climático.
La minería al impactar en los procesos naturales de almacenamiento de carbono, puede agravar el cambio climático; las máquinas pueden liberar el carbono almacenado en los sedimentos de las profundidades.
Recientemente, algunos investigadores concluyeron que la mayoría de la pérdida de biodiversidad inducida por la minería en el océano profundo, duraría para siempre en escala de tiempo humanas.
Lo anterior debido a que los ecosistemas ya afectados se recuperan con lentitud, y es que en el fondo marino, la tasa de crecimiento de las especies es muy lenta.
Son especies que viven cientos de años y están entre las criaturas vivas más viejas del planeta. Esto las hace particularmente vulnerables a las perturbaciones.
En la actualidad se están tomando decisiones que pueden tener un impacto irreversible tanto para el fondo marino como para el mismo planeta, dichas decisiones además se toman con una gran presión de la industria de la minería y con falta de transparencia.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), denunció que las regulaciones para controlar la minería submarina son insuficientes para prevenir daños irrevocables en los ecosistemas marinos y en la desaparición de especies.
Con base a lo dicho por expertos de la UICN, la reglamentación sobre minería marina carece de conocimientos suficientes sobre las profundidades del mar, así como de una evaluación exhaustiva del impacto de la acción minera, siendo necesario asegurar la protección de la vida oceánica.
Greenpeace, en su informe “En aguas profundas”, el avance de la industria de la minería submarina podría constituir una de las nuevas y más extensas amenazas para los ecosistemas marinos del planeta.
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