María Asúnsolo fue una mujer que tuvo un papel de suma importancia en el arte en la década de los 30 y 40. Nació en una familia acomodada en Estados Unidos, aunque ella siempre dijo que era originaria de Guerrero. No quedan pruebas de realmente dónde nació. Sobrina del escultor Ignacio Asúnsolo y prima hermana de Dolores Asúnsolo López Negrete, mejor conocida como Dolores del Río.
Asúnsolo era hija del General Manuel Dolores Asúnsolo, quien murió de un balazo luego de una pelea entre copas con un porfirista y quien no estaba de acuerdo con el brindis que el General estaba dando. Su madre decidió mudarse tiempo después de casarse y llevar a María y sus dos hermanos a San Antonio Texas, en donde estudió hasta terminar el high school. Asúnsolo regresa después de esto y se muda con su tío Juan Manuel Asúnsolo; en ese tiempo conoce Agustín Diener, comerciante joyero y con quien tuvo un hijo llamado Agustín.
Luego del divorcio María se convirtió en una mujer libre, reconocida como una de las más bellas de la Ciudad. No tardó mucho tiempo en ser asediada por diferentes hombres, muchos de ellos de poder e influencias, sin contar a los artistas, fue ahí cuando conoció al pintor David Alfaro Siqueiros, con quien tuvo un romance y de quien se dice fue su gran amor.
Siqueiros también vivió muy enamorado de ella, al punto de raptar a su hijo Agustín de la custodia de su padre, situación que no le convino a María pues el padre después del rapto decidió mudarse a Alemania y no volvería a ver a su hijo en un buen tiempo.
Después del romance con Siqueiros se casó con Daniel Breen, un norteamericano adinerado que le otorgó una gran fortuna luego de su matrimonio fugaz. Ahí comenzaría su inversión y amor por el arte.
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Con ese dinero María compraría un departamento en Reforma y donde establecería la ‘Galería de Arte María Asúnsolo’ (GAMA). Luego de sus grandes relaciones, muchas gracias a Siqueiros, lograría que en la galería expusieran Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, María Izquierdo, Antonio Ruiz, Manuel Rodríguez Lozano, Carlos Mérida, Agustín Lazo, Carlos Orozco Romero, Armando Valdés Peza, Juan Soriano, Roberto Montenegro, Raúl Anguiano y los escultores Ignacio Asúnsolo, Federico Canessi y Luis Ortiz Monasterio. Literal lo hacía por amor al arte, pues no entendía el negocio del arte y sus ganancias eran pocas a comparación de otras galerías.
La relación tan estrecha que tuvo con gran cantidad de artistas, acompañado de su belleza, hizo que pintor que la veía quisiera retratarla en una pintura. Fue así que los mejores pintores de la época comenzaron a hacer retratos de ella, como: David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, Jesús Guerrero Galván, Carlos Orozco Romero, Juan Soriano, Raúl Anguiano, Jesús Escobedo, Federico Cantú y por supuesto, una de sus mejores amigas, María Izquierdo, quien se había convertido en su íntima, confidente y casi hermana.
Asúnsolo comenzó a explorar nuevas ideas, entre ellas llevar su galería y sus obras a otras partes del país. Empezó a ser reconocida y esta labor la hizo recibir una invitación de la SEP para llevar una exposición de José Clemente Orozco a Cuba. El evento fue un éxito y la prensa cubana la llamaba “Madame Recamier con rebozo de bolita”, “el simbolismo vivo del más puro mexicanismo”, “la verdadera y única ‘María Bonita de México”.
Como muchos artistas, María era de izquierda marxista ortodoxa y estalinista, por lo que fue denunciada y atacada en la prensa, como comunista al servicio del oro ruso.
Ya mayor de 50 años Asúnsolo contrae por tercera vez matrimonio, ahora con el empresario Mario Colín Sánchez, hasta ahí parecía que la activista del arte pasaría sus últimos días en paz; pero un día recibió la noticias de que su esposo había sido asaltado y asesinado; meses después, su hijo sufriría un paro cardiaco luego de ser arrestado e interrogado por la policía.
María Asúnsolo decidió mudarse a Cuernavaca, donde quiso pasar sus últimos años en paz. Toda su colección sería donada al Museo Nacional de Arte, donde permanece en la actualidad.
