Hugo Ferninand Boss fue un sastre y modista alemán originario de un pueblo al sur de Stuttgart llamado Metzingen. Ahí fue el lugar donde estableció su primer negocio de sastrería que en el futuro se convertiría en un gigante de la moda y una de las marcas más importantes de la historia.
Después de 1931, Alemania vivía una época de resurrección por los estragos y las condiciones impuestas por los aliados después de la Primer Guerra Mundial. Alemania debía pagar un alto impuesto después de estos hechos y el país vivía uno de los peores momentos desde su fundación. El ánimo de la población estaba por los suelos, pero aún así se respiraba en algunos alemanes la furia por obtener venganza algún día; de este odio fue que nació la ideología nazi.
Adolf Hitler sentía ese sentimiento y desde muy joven incursionó en la política para formar parte del Partido Nazi. Tenía un gran poder de convencimiento, la gran mayoría de alemanes seguía y creía en su discurso. Uno de estos alemanes fue el sastre Hugo Ferdinand Boss, quien no solo sintió empatía por las palabras de Hitler, sino que teniendo 46 años decidió alistarse en el Partido Nazi.
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Al saber poco de política, Boss decidió promocionar la indumentaria de las Waffen SS, el personal especializado en la protección personal de Hitler; las SA, una organización paramilitar del partido nacional socialista; y las Juventudes Hitlerianas.
Era tal el renacimiento de la ideología nazi que se sentía un orgullo por formar parte del las organizaciones nazi. Hugo Boss lanzaría un anuncio promocionando sus nuevas creaciones que diría:
“Uniformes de las SS, las SA y las HJ. Ropa de trabajo, de deporte y de lluvia. La hacemos nosotros mismos, con calidad buena y reconocida y a buenos precios en Metzingen. Ropa mecánica y de trabajo. Firma homologada por las SA y las SS. Uniformes con la licencia del Reich”.
Para 1933 fue tanto el éxito del modista que abandonó la fabricación de ropa civil y se dedico única y exclusivamente a la fabricación de los uniformes del Tercer Reich.
Los miembros del SS se consideraban personal único y de alta jerarquía a nivel mundial, su vestimenta no era un simple uniforme militar, sino la imagen de aquellos que estaban por encima de los demás. Está forma de sentirse superiores los hacía darle importancia a su imagen. Existían militares alemanes que podían tener hasta ocho uniformes distintos: el de campaña, el de servicio o diario, el de guardia, el de parada, el de presentación, el de paseo, el de trabajo, el deportivo y el de sociedad, este último solo para los oficiales.
En 1939 comenzaría la invasión de Alemania a Polonia y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. La máquina alemana y la ideología nazi se abriría paso por toda Europa y cada militar debía ir perfectamente uniformado, claro, con un traje confeccionado por Hugo Boss.
Durante la guerra Hugo Boss se convirtió en el taller de fabricación de textiles más grande de toda Alemania, sin embargo, la misma guerra produciría escasez de telas, lo que provocó que las tropas germanas trajeran toneladas de ropa de los países ocupados.
Otra de las dificultades en la fabricación fue la falta de mano de obra, y así como se consiguió tela de otros países, así mismo se consiguieron trabajadores a través de los esclavos procedentes de los países invadidos, sobre todo mujeres polacas. La ropa creada por Hugo Boss provenía de tela saqueada y creada por esclavos judíos.
En 1945 la guerra había terminado y el negocio de Hugo Boss fue acusado de beneficiarse del régimen nazi; Boss perdería el derecho al voto y tendría una multa de 80.000 marcos (cifra insignificante para él luego de las ganancias obtenidas durante la guerra).
A pesar de que Hugo Boss presentó un recurso ante los tribunales de justicia para limpiar su nombre, nunca obtuvo el perdón del Gobierno de la nueva República Federal de Alemania. Murió en 1948
Los hijos de Hugo, Siegfried Boss y Eugen Holly, decidieron cambiar radicalmente el negocio, la ropa cambiaría de giro y no se harían más uniformes militares ni de trabajo. Orientaron el negocio hacia ‘los triunfadores y los jóvenes hombres de negocios’, según dice la publicidad de la marca del año 1953.
La imagen de la marca ha cambiado radicalmente y son pocos los que saben que Hugo Boss vistió al Tercer Reich, al contrario, hoy en día la marca es sinónimo de elegancia y belleza a nivel mundial.
