Es bien sabido que el líder de la iglesia católica en todo el mundo es el “Papa”, y dentro de los requisitos que se deben de cumplir para ocupar el trono de San Pedro es ser hombre, este requisito se remonta a cientos de años atrás, sin embargo, la historia del Vaticano y de los líderes de esta religión ha estado marcada por secretos y leyendas al respecto, una de ella es sobre la existencia de una mujer que se convirtió en Papa. Para lograr esto se tuvo que disfrazar de hombre.
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La historia de esta mujer ha sido catalogada por muchos expertos historiadores como leyenda, mientras que, para otros, su desaparición de los registros eclesiásticos se debe a que las autoridades eclesiásticas en ese momento borraron todo registro acerca de la existencia de esta mujer. Esta mujer ha sido apodada como la “Papisa Juana”, se cree que nació en el año de 822 en un pequeño poblado cerca de Maguncia, una ciudad situada al suroeste de Alemania; ella fue hija de un monje que se encargada de predicar la religión católica entre los sajones, permitiéndole a Juana crecer en un ambiente inmerso en la religiosidad.
En esa época no se le permitía a ninguna mujer tener acceso a la educación, por lo que con el apoyo de su madre y a escondidas de su padre, Juana pudo aprender griego, lo que le permitió poder leer la Biblia, que para aquel entonces solo estaba traducida a pocos idiomas. Juana se dio cuenta que vestirse de hombre era clave para poder continuar con su preparación, esto fue más fácil debido a que hombres y mujeres de aquella época tenían rasgos similares, y gracias al uso de la ropa holgada (aprobada por la religión católica) podría llegar a ser más fácil hacerse pasar por hombre, ya disfrazada ejerció como monje bajo el nombre de Johannes Anglicus.
Años después, Juana se fue a Roma en 848 donde obtuvo un puesto docente en donde fue recibida con los brazos abiertos por los miembros eclesiásticos, donde al poco tiempo fue presentada al entonces papa León IV, convirtiéndola casi de inmediato en su secretaria para tratar asuntos internacionales. En julio de 855, tras la muerte del papa, Juana de hizo sucesora con el nombre de Juan VIII, pero su mandato en el vaticano duraría poco más de dos años, ya que Juana mantenía un romance con el embajador llamado Lamberto de Sajonia, producto de este romance Juana quedo embarazada.
A partir de este punto comienzan las inconsistencias sobre la historia de Juana, ya que existen dos versiones acerca de su muerte, la primera menciona que Juana comenzó a sufrir contracciones durante una procesión, muriendo al momento de terminar labor de parto, mientras que la segunda versión indica que no murió al terminar labor de parto, sino producto de los creyentes enfurecidos a causa de la usurpación que realizó.
Las diferentes teorías acerca de esta mujer son varias, diciendo que Juana no era Juan VIII, sino Benedicto III ocupando la silla papal entre 855 y 857; de igual forma se cree que después de que la población en ese entonces descubrió el engaño, el vaticano absuelto en la vergüenza que sentía borro todo registro de la existencia de esta mujer, llegando incluso a modificar o cambiar retratos donde salía ella, exagerando sus rasgos, haciéndole ver más masculino, disuadiendo toda sospecha, además, a partir de este engaño se cree los lideres eclesiásticos procedieron a implementar un ritual obligatorio que consistía en la inspección minuciosa del órgano reproductor masculino.
Finalmente, como se ha mencionado anteriormente, no se sabe con ciencia cierta si esta mujer existió o es el simple producto de una leyenda creada durante la edad media, lo cierto es que posiblemente jamás podamos desmentir ninguna de las dos versiones.