Por fin has llegado al final del castillo encantado. Mientras caminabas notaste como las canciones icónicas de la temporada dieron paso a una conversación entre varias personas. Volteas y confirmas que el fantasma y el zombi están dispuestos a entrar en la escena contigo, pues te servirán de apoyo en caso de que las cosas se pongan feas. Antes de girar la perilla de la puerta, revisas que el artefacto que te dieron los marcianos esté contigo, nunca está de más prevenir.
Entras a una estancia amplia y al principio solamente notas panes de muerto y tazas con café y té: parece que no hay nadie. Y entonces escuchas el coro de voces: “La prensa se ha vuelto más insistente con los años”. Frente a ti aparecen Shirley Jackson, Daphne du Maurier y Amparo Dávila. Las escritoras toman asiento y se disponen a escribir una historia que te asuste para siempre, cuando se abre una puerta lateral y aparece la anfitriona de este año. Es momento de conocer la historia de la madre del terror gótico de la que abrevan escritoras de terror, misterio y del horror cósmico: Mary Shelley.
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Cinco claves para entender a Mary Shelley
Por años, las biografías de la británica fueron imprecisas —especialmente por la cantidad de crédito que se le confirió a su esposo sobre su obra—, pero desde finales del siglo pasado comenzó una revalorización y reestudio de su producción, que va más allá de su simpático monstruo. Recordemos cinco claves para entender la narrativa de Mary Shelley.
- De tal palo tal astilla. A muy temprana edad, la entonces Mary Wollstonecraft Godwin entró en contacto con los círculos de intelectuales de su tiempo, amén de profesar valores revolucionarios para su época. Fue hija de Mary Wollstonecraft —quien murió después de parirla— feminista y escritora, y del filósofo político y novelista William Godwin, de quien aprendió las principales corrientes políticas, amén de que le contagió su gusto por la lectura. Cabe recalcar que el matrimonio estuvo en contra de la monarquía —especialmente por el tema de la representación obrera en el sistema político—, cuestión que heredó a su hija y salió en algunos de sus textos, especialmente en ‘The Adventures of Perkin Warbeck’ (1830).
- De un amor escrutado por la prensa. De club del incesto hasta el matrimonio de los suicidios fueron algunos de los apodos que se le dio, en un primer momento, a la relación entre Mary Wollstonecraft Godwin y Percy Bysshe Shelley. Lo anterior porque cuando se conocieron, el poeta (de entonces 21 años) ya estaba casado con Harriet Shelley y la hermanastra de Mary, Fanny, estaba perdidamente enamorada del escritor. Sin embargo, la atracción que sintieron fue electrizante y comenzaron una relación que, de acuerdo con la prensa de la época, fue la responsable de que Harriet y Fanny se suicidaran. A pesar de su corta edad —la futura Mary Shelley tenía 16 años cuando conoció a su esposo—, los escritores se casaron rápidamente, en 1816, pues Percy quería tener la custodia de su hijo, cosa que no consiguió.
- Una intelectual rodeada de intelectuales. Por mucho tiempo se difundió la idea de que Mary Shelley fue una mujer rodeada de intelectuales —su padre, su esposo, amigos como lord Byron— que le infundieron los descubrimientos científicos y las corrientes literarias de su época. Sin embargo, la escritora era brillante: más allá de la leyenda que reza que aprendió a leer debido a las largas horas que pasaba frente a la tumba de su madre, es un hecho que hablaba inglés, francés, italiano, portugués y español. Este último idioma lo aprendió por su amor hacia ‘El Ingenioso Hidalgo Don Quijote De La Mancha’ (1605, 1615), obra que quería leer en su idioma original.
- Una vida marcada por las pérdidas. Por muchos años fascinó que la pérdida y la reanimación de los muertos fueran un tema muy trabajado en la obra de Shelley. Con el paso de los años y gracias a la lectura de sus diarios, quedó claro el motivo: su primer hijo murió al poco tiempo de nacer, y ella pensó en frotarlo cerca del fuego para infundirle el calor de la vida. Esta no sería la única pérdida que tendría que enfrentar: en 1818 su hija Clara, de tan sólo un año, murió de disentería, y menos de medio año después, su hijo William —que tenía tres años— murió de Malaria. En 1822 sufrió un aborto y dos años después, su esposo murió ahogado en Grecia. Documentó en su diario que tenía la sensación de ser el último hombre: sobrevivió a sus hijos, sus amigos y su esposo. En un ejercicio de sanación y autoficción escribió sobre el tema en ‘El último hombre’ (1826).
- Se escribe desde la primera persona. Si bien los diarios de Mary Shelley muestran algunas ideas que fueron incorporadas en sus creaciones —por ejemplo, menciona a la galvanización, tan en boga en su época, y de ahí escribió algunas reflexiones sobre las posibilidades de reanimar partes del cuerpo— con el paso del tiempo se ha querido leer toda su obra a través de la óptica personal. Si bien ella misma declaró que escribía desde la primera persona en la considerada primera novela de ciencia ficción, lo cierto es que no toda su producción parte de una experiencia personal.
Lo imperdible de Mary Shelley
Más allá del científico y su creatura, Mary Shelley tuvo una producción prolífica: desde diarios de viaje, pasando por la novela histórica, las biografías y la novela. Esta selección, subjetiva como todas las listas, deja fuera por economía de espacio, al grueso de las producciones de la inglesa, pero te recomendamos que leas toda su producción.
- ‘Historia de una excursión de seis semanas por una parte de Francia, Suiza, Alemania y Holanda; con cartas descriptivas de una navegación por el lago de Ginebra y los glaciares de Chamonix’ (1817): como su nombre lo indica, este es uno de los diarios de viaje que reúne textos de Shelley, un poema de su esposo y, algunas notas de Percy, hermanastra de la autora. Además del entusiasmo de este tipo de obras y las bellas descripciones, de fondo encontramos la historia de Europa: desde la Ilustración hasta la Revolución Francesa y su influencia en el continente durante esos años. Un retrato interesante del viejo continente para los amantes de la historia, los procesos sociopolíticos que conformaron nuestro mundo y el arte.
- ‘Vidas de los más eminentes hombres de la ciencia y la literatura de Italia, España y Portugal’ (1835-1837): esta obra forma parte de la Cabinet Cyclopaedia (1829-1846) de Dionyssius Lardner, y estaba pensada para la clase obrera autodidacta. Además de las sensacionales semblanzas que realiza Shelley de Cervantes, Lope de Vega, Quevedo y muchos otros, destaca su habilidad narrativa para mezclar memorias, fuentes secundarias, anécdotas y sus propias opiniones, que confluyen en un producto final bastante interesante. Además, durante la lectura se aprecia la inclinación política de la autora, especialmente su interés en el feminismo y las repúblicas. Como dato adicional, se vendieron más copias de esta sección de la Enciclopedia que de las novelas de Shelley.
- ‘Frankenstein o el moderno Prometeo’ (1818, 1831): la novela que se publicó cuando ella tenía sólo 20 años y que la consolidó como una de las principales exponentes del terror y la ciencia ficción es nuestra recomendación imperdible. En un primer momento se publicó de forma anónima y no fue hasta 1831 que se conoció a la persona detrás de la pluma. Sin embargo, este no fue el único cambio: Mary Shelley incluyó un estudio introductorio en donde contaba parte de su proceso creativo; ahora, en cuestión de contenido, el científico ambicioso que fue primero el Doctor Frankenstein dio pasó, en la versión de 1831, a una víctima del destino. Además, esta obra es considerada como la primera novela de ciencia ficción, el pilar de la literatura gótica —Ellen Mores lo calificó en 1970 como obra pionera del gótico femenino— y es el único texto que tiene más de dos narrativas a su alrededor. Pasemos a la parte del legado para saber más del monstruo que es mucho más de lo que parece.
La madre de la ciencia ficción, la renovadora del(os) mito(s) y la máxima exponente de la literatura gótica
‘Frankenstein o el moderno Prometeo’ tiene el honor de ser la primera obra de ciencia ficción. Por si eso no fuera poco, los especialistas le han añadido ser pionera en otros campos: por ejemplo, Bryan Aldis —en ‘Billion Year Spree: The True History of Science Fiction’ (1973)— describe a la novela como el primer gran mito de la era industrial. Sin embargo, es Neil McRobert —en ‘Horror Literature Trough History. An Encyclopedia of the Stories That Speak to Our Deepest Fears’ (2017)— quien nos da una visión más amplia de lo que significa esta obra para la literatura:
«[…] Es el mito más fundamental de los mitos modernos. En sí mismo es una modernización de los mitos de Fausto y Prometeo —el primero sobre un hechicero que vende su alma al diablo, el segundo sobre una deidad griega que sufre un castigo terrible por robar el fuego de los dioses y dárselo a los humanos—; Frankenstein es el modelo para los demás trabajos que intentan mostrar los riesgos del orgullo o la arrogancia desmedida, así como la amenaza de la ambición científica sin límites».
Por si esto no fuera poco, el monstruo saltó de las páginas a la cultura popular y ahí se quedó, por lo que vivimos con al menos tres versiones de esta ficción. Las dos primeras, emanadas de las publicaciones de Shelley, que son bastante diferentes entre sí. Empero, en un primer momento la novela un recibimiento tibio y no fue hasta 1823 con el estreno de la obra ‘Presumption; or, the Fate of Frankstein’, de Richard Brinsley Peake, que la historia se convirtió en un éxito. Cabe resaltar que en esta primera aproximación se mantuvo a la criatura sin nombre y al doctor Frankenstein como su atormentado creador.
Fue en 1931, con la adaptación al cine de Universal Studios, de James Whale que nació la tercera narrativa de este ser. En primer lugar, la imagen que tenemos del monstruo es la caracterización de Boris Karloff: cabeza rectangular con tornillos saliéndole del cuello, que fueron recuperadas de la puesta en escena —de 1927— de Peggy Webbling. Además, se añadió la idea de revivir al monstruo con electricidad mientras se grita “Está vivo”, sin olvida al ayudante jorobado, Igor. Y, por supuesto, los finales son drásticamente diferentes: en la adaptación al cine el monstruo es asesinado por los habitantes de la localidad. Tampoco se debe olvidar que la mitología de esta creación sigue creciendo: en 1935 se estrenó ‘La novia de Frankenstein’ y la expansión en el mundo pop va para largo…
Y más allá de su obra, la máxima exponente del terror gótico tiene una vida que nos sigue fascinando. Hoy todavía es motivo de estudio el viaje que sirvió de inspiración para Frankenstein: Santiago Posteguillo tituló su libro sobre curiosidades literarias ‘La noche en que Frankenstein leyó al Quijote’ (2014): en 1816 el matrimonio Shelley viajó a Suiza para reunirse con su amigo lord Byron —quien también invito al doctor John Polidori— y disfrutar del lugar y de las actividades al aire libre (situación que sería prácticamente imposible, pues ese año es recordado como el año sin verano por el mal clima). Empero, el mal tiempo no les permitió salir por un buen rato y un día el anfitrión les sugirió, a modo de concurso, que escribieran una historia de terror. Los escritores no la terminaron, pero para el caso de Mary Shelley ya conocemos el resultado.
Epílogo: o del fin del Especial del Terror Crea Cuervos 2020
Después de 20 días en la casa embrujada de Crea Cuervos lo entendiste: los parámetros sobre los que se juzga la producción de las autoras son diferentes a la de los escritores. Aquellas escritoras que no son invisibilizadas en el mundo editorial son víctimas de la obsesión malsana de la prensa alrededor de los rumores o escándalos sobre su vida. Las escritoras sonríen frente a ti, y si bien les gustaría invitarte a que te sientes a tomar algo, saben lo peligroso que es que te quedes más tiempo: podrías quedarte a vivir allí para siempre. Las cuatro escriben sobre una puerta que se materializa en el centro de la habitación y cuando la abres, por invitación de Mary Shelley, una vez más te encuentras en tu casa.
Al igual que el año anterior, el tiempo transcurrió desde tu partida, pero todos tus amigues dicen que realizaste actividades con ellos y te veías de lo más normal: con algunxs reviviste las viejas series espantosas, con otrxs armaste el listado de lo mejor del cine de terror 2019-2020, con otro grupo organizaste un maratón de series de terror y ciencia ficción e incluso tú vecinx te agradeció por las recomendaciones de películas para tener una noche de terror que le hiciste.
Y aunque todo parece de lo más normal, notas algunas decoraciones que te recuerdan que lo vivido fue real: en primer lugar los posters de películas de horror cósmico que adornan tu pasillo, al igual que las ilustraciones de terror que definitivamente no tenías enmarcadas ni colocadas en tu sala. De todas formas, te agrada la nueva decoración de tu hogar. Después de un día asfixiante, decides no darle más vueltas al asunto y te sientas en el mismo sillón con el que comenzó todo.
La televisión se enciende sola y escuchas “Anoche soñé que volvía a Manderley ”. Ya conoces la historia, eso no fue lo que te espantó, sino el descubrir el sobre que alguien dejó en el mueble de la tele, uno con el esqueleto de Crea Cuervos que contiene una tarjeta con un simple mensaje: “Gracias por ser parte del Especial del Terror Crea Cuervos este año. Esperamos contar con tu asistencia el próximo. ¡Hasta entonces!”. ¿Qué sorpresas traerá el siguiente octubre? Esperamos descubrirlo contigo