‘El precio del mañana’ se centra en un mundo futurista donde la moneda de cambio en lugar de ser el dinero, como siempre ha sido, es el tiempo.
Hace unos días el director de la empresa Tesla, Elon Musk, compartió en redes su máxima apuesta al mercado de las criptodivisas (moneda digital) debido a la nueva adquisición de 1500 millones de dólares en Bitcoins en Febrero del 2021. Al parecer el dueño de Tesla tomó esta decisión por la reciente alza en el valor de esta moneda, no obstante, los conocedores del tema consideraron esta acción sumamente arriesgada, ya que el valor de dicha moneda al no ser física tiende a ser fluctuante, hablando en un sentido monetario; sin embargo Musk sigue en pie en invertir sobre este nuevo sentido capital al integrar a su empresa y afirmar que dentro de poco será posible comprar un Tesla con bitcoins.
Entremos en detalle ¿qué es un bitcoin?. El bitcoin es una moneda virtual o más que moneda puede ser un medio de intercambio digital, ya sea para adquirir cosas o servicios. Como nos referimos a un medio de cambio estructurado en el mundo virtual, no existe una autoridad o control sobre esta misma moneda, de ahí se deriva la razón de que su valor sea fluctuante.
Con esta moneda puedes invertir o comprar, y se considera un método de pago sumamente seguro, ya que se tiene un registro de los lugares IP (red de un dispositivo) donde ha estado, es decir, si en un determinado momento hay un problema con un bitcoin, se puede ver el registro y en manos de quien pasó, cosa que no podríamos hacer con un billete de los que tenemos en nuestras carteras.
Una revolución capitalista en el cine
Andrew Niccol es director de películas como ‘Gattaca’ (1997) ‘El Señor Guerra’ (2005) ‘Simone’ (2002) y ‘Anon’ (2018). Ese director se ha visto inmiscuido por el cambio del hombre y su desarrollo social; en Gattaca se interesó por el avance tecnológico y la experimentación genética, en el señor guerra habló sobre la violencia y sentido del poder y posición autodestructiva del humano, en Simone planteó la barrera de la realidad y lo virtual y en Anon mostró lo endeble que es nuestra privacidad en esta era digital en pleno desarrollo. Sin embargo en el año 2014 realizó un filme titulado el precio del mañana, estelarizada por Justin Timberlake y Amanda Seyfried, donde nos llevará a una realidad alterna y la devaluación de la moneda para una nueva era monetaria.
La historia se centra en un mundo futurista donde la moneda de cambio dio un vuelco y en lugar de ser el dinero como siempre ha sido, en esta era que retrata la película, la moneda es el tiempo, cada persona después de sus 25 años se queda con esa imagen para siempre y se activa un reloj digital en su antebrazo donde tiene un año que va en conteo regresivo. Eso quiere decir que la frase “el tiempo es oro” se vuelve literal en este mundo planteado por Andrew Niccol.
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Will Salas (Justin Timberlake) es un hombre de 28 años que vive en el Gueto (lugar con las peores condiciones sociales y extrema pobreza) vive al día con 24 horas en su reloj, mismos que se gastan al comprar un café con valor de 4 min, el autobús etc. Si bien un día entero parece mucho a la hora de comprar las cosas necesarias que equivalen minutos, horas incluso días, se vuelve una pelea por sobrevivir ya que si tu reloj queda en cero morirás.
La vida de Will cambia cuando conoce a Henry Hamilton (Matt Boomer) un hombre que tiene poco más de una década en su reloj, mismo que se encuentra hastiado de la inmortalidad y decide suicidase para regalarle su tiempo a Will. Con cantidad de años ahora en su reloj nuestro protagonista decide irse a Greenwich donde esa cantidad de tiempo tiende a ser normal. Sin embargo todo cambiara y su intento por llevar un vida tranquila se ve sesgado al conocer Phillippe Weis (Vincent Kartheiser), dueño de las casas de préstamo de tiempo más grande; y a su hija, Sylvia Weis (Amanda Seyfried), con quienes empezará a tener un relación estrecha, eso debido a que piensas que Will también es uno como ellos, un hombre con MUCHO tiempo.
No obstante todo se trunca por la llegada de los guardianes del tiempo, este pseudo policía se encarga que cada minuto y hora este en el lugar indicado, algo así como el SAT, pero en este caso del tiempo; lo cual hace a Will como el blanco y sospechoso del asesinato de Hamilton, es ahí donde entra nuestro odioso y terco detective Raymond (Cillian Murphy) quien sabe que este nuevo rico como se vende Salas, en si es un prófugo del gueto y no parará hasta poder encarcelarlo.
Cuando es considerado el posible ladrón y asesino de Hamilton, Will decide escapar, no sin antes llevarse como rehén a Sylvia. Durante su huida y retorno al gueto para esconderse, Sylvia comienza un tórrido romance con ese Robin Hood moderno, que solo busca dividir el tiempo entre todos. El amor que nace entre esta chica de alta sociedad quien seducida por los ideales de nuestro protagonista; la incita a unirse a su causa y busca sabotear el imperio que su padre ha construido por años.
Un filme extremista pero a su vez realista
Sin duda el precio del mañana es solo una metáfora para describir un futuro donde el capital sigue en pie y nuestros métodos de intercambio se vuelven más extremos, al grado de jugar con nuestra suerte al tratarse de nuestras vidas. Andrew Niccol, se ha visto constantemente interesado por la relación del humano con la sociedad y sus cambios, un filme como es el precio del mañana es una más en esta misma línea de investigación.
Es probable que esta cinta sea extrema por la situación que plantea, pero lo que si queda claro es que nuestro sistema monetario hoy en día está dando paso a una nueva era en el plano digital y esto solo confirma un cosa, aunque nuestro mundo cambie el capital evolucionará, pero siempre estará presente, siempre seremos un ser consumista y la lucha de las clases sociales por sobrevivir día a día estará más presente. Tendremos que pelear por subsistir ante este monstruo monetario, seguiremos como siempre viviendo al día; al final como dice Will Salas SE PUEDE HACER MUCHO CON UN DIA.