Hace tan solo unos meses parecía que el fin de la pandemia estaba más cerca, no obstante, los rebrotes e incremento de casos en la CDMX como otros estados, solo nos ha enseñado que el fin está todavía en un futuro lejano. Sin embargo, para beneficio de la humanidad, nuestra sociedad ha mutado a un plano digital, por lo cual realizar nuestras tareas cada día es mucho más sencillo, y es que fue la enseñanza que nos dejó estos años de encierro, el poder valernos de las pantallas para realizar cualquier actividad, desde la más mundana hasta el desarrollo profesional. Pero, como todo cuento este tiene su moraleja, y es que aunque nos hemos vuelto seres prácticos y evolucionados, la capacidad de diálogo y comunicación ha mermado, dejando humanos incapaces de tener una comunicación asertiva en cualquier terreno (emocional, profesional, familiar etc.).
Si bien la construcción de un mundo a través de cualquier dispositivo electrónico es aparentemente funcional para este nuevo estilo de vida, ha deja una escasa capacidad de observar a todo aquel que nos rodea, enajenándonos y dejando a un lado nuestra naturaleza como seres sociales que somos. Es probable que nuestra falta de diálogo tenga raíces más allá de la modernidad, sin embargo, es la mezcla de todo, aquello donde cada factor converge para dar este resultado, tal es el caso de la diferencias generacionales, el desapego, la falta de empatía, el ego y muchas otras más, que potencializadas con nuestra ceguera digital nos hacen cada día más aislados e incapaces de poder escuchar al otro.
[Te podría interesar: ‘Sed de violencia, tres películas con crítica hacia la violencia‘]
El cine como una forma de reflexión
El cine como medio masivo que es, ha buscado dar reflexiones como lecciones en diferentes filmes. En repetidas ocasiones hemos visto películas que hablan sobre la comunicación de la familia, la pareja, los hijos y padres etc., y es que no cabe duda que una comunicación asertiva es lo importante para entender al otro. Ejemplos de estas mismas serían: ‘Sirenas’ (1990), ‘Big fish’ (2003), ‘La vida es bella’ (1997), ‘La sociedad de los poetas muertos’ (1989), ‘Hable con ella’ (2002) etc. Hablar sobre cintas fílmicas que ha abordado temas como la comunicación asertiva en diferentes grados, sería hacer una lista extensa.
Esta vez en Crea Cuervos vamos hablar de una cinta reciente que toca el tema de la comunicación de los padres e hijos, o bien generaciones infantiles con una mucho mayor, ya que hoy en día tener diálogo con un menor, no solo radica en hijos, ya que puede ser un sobrino, un hermanito, un alumno etc. Hablaremos de la última película de Mike Mills, ‘C’mon c’mon: Siempre adelante’ (2022).
Mills, de la nostalgia y el drama
Antes que nada recapitulemos un poco sobre Mike Mills y su filmografía. Mike, es conocido por ser escritor, director y diseñador gráfico, sin embargo, su auge radica en su labor como director de cine independiente, tal es el caso de sus cintas como: ‘Thumbsucker’ (2005), ‘Beginners’ (2010), ’20th century women’ (2016) y su reciente trabajo… ‘C’mon c’mon’. A lo largo de su trayectoria hemos visto como Mike ha desarrollado filmes dramáticos y profundamente humanos, por ejemplo en Beginners habló sobre la aceptación de la homosexualidad de un hombre mayor de edad y su capacidad de amar, en 20th century women, se centró en la relación de sociedad y la mujer con un mensaje de poder femenino. No obstante, esta vez quiso hablar desde su perspectiva de la relación de padres e hijos.
C´mon c´mon, fue escrita y dirigida por Mike Mills. Protagonizada por Joaquin Phoenix, Woody Norman, Gaby Hoffman y Scoot McNairy. La película ha contado con diversas nominaciones en festivales de cine del mundo, y a su vez ha sido galardonada con muchas de estas.
C’mon c’mon, un viaje de aprendizaje emocional
La historia se centra en un periodista de nombre Johnny (Phoenix), quien se encuentra realizando entrevistas a niños, niñas y adolescentes, preguntándoles acerca del futuro, ¿Cómo imaginan un futuro? ¿Por qué lo vislumbran de esa manera? etc. Sin embargo, su vida cambia con la súbita llamada de su hermana Viv (Hoffman), quien después de un gran rato sin hablarse le solicita su ayuda para poder cuidar de su hijo Jesse (Norman), ya que ella debe correr para poder auxiliar a su esposo (McNairy) quien se encuentra en una crisis y desajuste emocional.
Johnny accede a esta aventura, una donde no sabe lo que puede pasar, ya que él tiene nula experiencia cuidando a niños, y ahora deberá volar kilómetros a los Ángeles para poder cuidar de su sobrino. Con la partida de Viv, Johnny comenzará a descubrir lo complejo que puede ser Jesse, un niño con curiosidades y constantes preguntas, uno que siente el abandono de sus padres ante la enfermedad de su padre, incluso se ha inventado un personaje que es huérfano para poder expresar sus inseguridades y tristezas.
El trabajo de Johnny no puede parar, así que decide llevar con él al pequeño Jesse a Nueva York y Nueva Orleans. Durante su recorrido, juntos vivirán nuevas experiencias, miedos, terapias, sinceridades e incomodidades, donde cada uno aprenderá del otro.
Al final este filme busca ser un bálsamo emocional para esta sociedad agitada, donde reflexiona sobre nuestras nuevas generaciones, que si bien son nativos digitales, también buscan ser escuchados y entendidos. La cinta está realizada en blanco y negro por lo que permite al espectador sentir ese grado de nostalgia que Mike intenta trasmitir en todo momento.