La historia de una estirpe condenada a cien años de soledad es de forma general el punto central de la novela más emblemática de Gabriel García Márquez y es que uno de los muchos aspectos a resaltar de su narrativa es que construye un lugar mítico como lo es Macondo; un espacio ficcional que tiene una clara correspondencia con un espacio físico. Se ha dicho que Macondo corresponde a Aracataca, pueblo colombiano donde nació el escritor.
Los mitos son formas en que los seres humanos se han ido explicando una realidad que no conocen, por lo cual, a veces, se recurre a lo fantástico o misterioso para dar respuesta a sus interrogantes y plasmarlo en sus relatos. Así, en ‘Cien años de soledad’, García Márquez no sólo narra la historia de Macondo y crea un universo ficcional irreconocible, sino que habla de toda América Latina. Al igual que Latinoamérica, los Buendía son esta estirpe que enfrentó etapas o procesos, mismos que afrontaron y revolucionaron su forma de concebir al mundo. Macondo es un lugar en donde impera la comunidad y los lazos de sangre, pero también es una comunidad que se encuentra en búsqueda de progreso y la instauración de instituciones y leyes.
Macondo era en un inicio una aldea, en donde vivía la esperanza de una civilización. José Arcadio Buendía se había establecido ahí junto con su esposa Úrsula Iguarán, aun sabiendo que su estirpe estaba condenada a tener cola de cerdo por contraer relaciones entre familiares. Melquiades, un alquimista, llevaba siempre los pormenores y descubrimientos de los otros lugares. Él era el contacto con otros lugares, pensamientos, y con su propio destino. De esta forma, él se da cuenta que esta estirpe está condenada a cien años de soledad, les depara un destino y les niega una segunda oportunidad en esta tierra.
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Macondo: un espacio de identidad
Macondo es un lugar en el que convergieron distintas familias y costumbres; en este pueblo lucharon contra el régimen conservador que vino a romper con la forma de vida que llevaban e imponer sus leyes, tal como lo refleja el tener que pintar una casa de azul. Pero contra este régimen tuvieron que ceder y firmar tratados de paz; perdieron sus esperanzas de cambio, al igual Aureliano Buendía, quien nunca ganó las batallas por acabar con ellos. Asimismo, vieron la llegada con asombro del ferrocarril y las nuevas tecnologías, así como el arribo de una empresa bananera, la cual impuso sus reglas y explotaba a sus trabajadores. Una empresa ante la cual José Arcadio Segundo se opuso, liderando huelgas contra ellos; pero recibiendo represión y violencia.
De esta forma, este lugar mítico que forma García Márquez no resulta nada distante a América Latina y a su propia historia. Sabemos que es un continente que se enfrentó al mestizaje y al entrelazamiento de culturas. También conocemos que el continente se vio influenciado por ideas y formas de ver la vida proveniente de otras latitudes, tales como la modernidad. Al igual que Macondo, Latinoamérica implantó repúblicas y leyes, mismas que funcionaron durante un tiempo, pero que se han ido desplazando por la llegada del mercado y sus empresas transnacionales. Así, podemos entender que Macondo es un universo ficcional, pero que también funciona como la representación de todo un continente.
