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¿Los claxon de tú automóvil como contaminante?. Bombay, la ciudad de la contaminación sonora.

¿El claxon de tú automóvil como contaminante?. Bombay, la ciudad de la contaminación sonora

La cuidad de Bombay, exquisita de centros turísticos y fuentes culturales, desde hace años se muestra opacada por el resonar de millones de claxon.

Llego la hora, se pone un alto; el hombre tiene apetito antropófago al nacer, y se hace consciente de ello unos años después. Parece comedia, pero buscamos devastarnos hasta por los oídos. Acabar con el sonido suave de las aves y colocar un zumbido sempiterno que nos abrume la psiquis. Que nos abrume el alma.

El hombre ha contaminado el medio donde habita desde hace décadas, el progreso industrial se refleja en el espejo como destrucción ambiental; Y en un delirio de crecimiento se derrumban las bases de un mundo.

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¿Los claxon de tú automóvil como contaminante?. Bombay, la ciudad de la contaminación sonora.
Fuente: clicacoches.com

Y si, como ya lo he citado, se pone un alto, un alto literal. La cuidad de Bombay, exquisita de centros turísticos y fuentes culturales, desde hace años se muestra opacada por el resonar de millones de claxon; conductores llenos de deseos de velocidad, estrés, rencor y sientes de pensamientos desfragmentados, contaminan el ambiente de propios y extraños. Causando un caos de onda inmediata.   

Para erradicar esta molestia auditiva, la capital financiera de la india instalo medidores de ruido en semáforos de ciertas intersecciones. El objetivo de cada uno de ellos es duplicar el tiempo de la luz roja si el medidor sobrepasa los 85 decibelios; es decir, que si los individuos se aferran a seguir tocando un claxon como locos mentales, el tiempo de espera será el doble.

¿Los claxon de tú automóvil como contaminante?. Bombay, la ciudad de la contaminación sonora.

Conocida como «la señal de castigo», las autoridades de Bombay han instalado los medidores en aquellos semáforos en los que había contadores de tiempo de espera para que los conductores que abusaban del claxon viesen la reanudación de la cuenta atrás junto al medidor de ruido.

Curioso ¿no?, medidas duras pero objetivas, radicales pero necesarias, innovadoras e interesantes. El hombre necesitaba un alto, un alto literal. Buscar de dejar de escuchar un zumbido, y escuchar al mundo, al otro como sociedad articulada. Dejar de comernos por los oídos.