La historia de los alebrijes tienen su origen durante la primera mitad del siglo XX; inventados por el artesano mexicano Pedro Linares; originario de la Ciudad de México, quien era experto en cartonería y tuvo una visión de estos seres durante una larga enfermedad.
En cada rincón de México encontramos belleza, cultura y tradición, ya sea a través de un lugar, un platillo, una festividad o una artesanía.
Esta vez hablaremos de una de las artesanías mexicanas más coloridas; seguramente han escuchado sobre los alebrijes; figuras de vibrantes colores y elaborados detalles.
Se trata de figuras hechas tradicionalmente con la técnica de la cartonería que combinan elementos coloridos con formas de varios animales ya sean reales o ficticios.
La historia de los alebrijes tienen su origen durante la primera mitad del siglo XX; inventados por el artesano mexicano Pedro Linares; originario de la Ciudad de México, quien era experto en cartonería.
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Hay historia detrás de su creación; en el año 1936 Pedro enfermó, quedando inconsciente por meses, durante su inconsciencia Pedro tuvo la sensación de haber estado en un bosque tranquilo mientras atravesaba veredas rocosas, en donde frecuentemente escuchaba ruidos extraños. Al buscar de donde provenían aquellos sonidos, aparecieron frente a él criaturas extraordinarias que repetían innecesariamente una misma palabra: alebrije.
Una vez que despertó dijo haber soñado con esas coloridas criaturas, vio desde un burro con alas y un león con cabeza de perro, hasta un gallo con cuernos de toro.
Al recuperarse de la enfermedad que lo aquejaba, decidió utilizar sus habilidades como artesano, para replicar las criaturas fantásticas de su sueño; llegó a crear varios alebrijes para Frida Kahlo y Diego Rivera, los cuales permanecen hoy en día en el Museo Anahuacalli.
Sus creaciones ganaron popularidad después de que en 1975, la cineasta británica Judith Bronowsky hiciera un documental sobre su trabajo, lo que llevó a Pedro Linares a exponer sus figuras tanto en México como en diferentes partes del mundo. Por lo que en 1990 se le otorgó el Premio Nacional de Ciencias y Artes.
Crear un alebrije utilizando la técnica de la cartonería no es una tarea fácil, puesto que primero se tiene que hacer una base de alambre quemado que se dobla y moldea para formar el esqueleto de la figura; posteriormente se cubre con varias capas de periódico y engrudo, usando cartón para darle volumen.
El siguiente paso es dejar secar al sol para después pintarlo y ponerle los detalles como ojos, picos, alas o garras según sea la forma de la figura.
Para finalizar el proceso de elaboración, se tiene que alisar la superficie de la figura y después se cubre con una capa de pintura blanca de base.
La creatividad y la imaginación son los ingredientes principales para la creación de alebrijes, ya que no se usa ningún molde, por lo que cada figura es única e irrepetible.
Existen distintos puntos de vista respecto del significado de éstas coloridas creaciones; de acuerdo con la mitología zapoteca, cada ser humano nace acompañado de un animal que lo guiará durante toda su vida, éste guía es denominado nahual o alebrije.
Además regalar uno, ayuda a espantar a los malos espíritus de los hogares, especialmente aquellos alebrijes que tienen un aspecto más “monstruoso”, de igual manera se consideran como símbolo de buena suerte.
Los colores de los alebrijes también significan algo; el verde se asocia con la naturaleza y la empatía, mientras que el rosa, un color más suave simboliza el amor.
Éstas obras de arte son conocidas en todo México, sin embargo es en Oaxaca donde ésta artesanía ha alcanzado su máximo esplendor.
En pueblos artesanos de Oaxaca como San Martín Tilcajete y San Antonio Arrazola se dedican a la elaboración de alebrijes y son conocidos por crear arte de éste tipo.
Los alebrijes oaxaqueños conservan su colorido, son fabricados en madera de copal y teñidos con pigmentos naturales como la ceniza de copal, el bicarbonato, la cal y la miel, mientras que los detalles se agregan con añil, huitlacoche o cochinilla.
Su elaboración en éste lugar es totalmente artesanal: el diseño y lijado de la pieza se realiza, dentro de los primeros ocho días después de cortar la madera, ya que entre más tiempo se deje pasar, ésta se endurece y es más difícil de trabajar.
Hay que esperar de 18 a 24 meses dependiendo del tamaño de la pieza, para que seque y adquiera una atonalidad café.
Finalmente se aplica la pintura (se espera a que cada capa se seque para aplicar la siguiente) y su decoración, que en muchos casos llega a ser excesivamente detallada y minuciosa.
Los alebrijes oaxaqueños se inspiran en la idea de los nahuales, seres sobrenaturales que tienen la capacidad de transformarse en animales.
Podemos darnos cuenta que crear un alebrije requiere de tiempo, dedicación y mucho ingenio; horas y horas de trabajo son las necesarias para poder tener una figura de colores vibrantes y formas extravagantes en nuestras manos.
Lo anterior conlleva a que estas piezas sean muy cotizadas por su originalidad y extravagancia; si queremos adquirir una podemos hacerlo de manera sencilla ya que podemos encontrarlas en mercados de artesanías, puestos callejeros y galerías de arte.
Por tanto los alebrijes son considerados como una de las artesanías más representativas de México, lugar donde el talento y el arte nunca faltaran.
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