En este país no es raro que al menos una vez a la semana se vuelva noticia que discriminan a alguien por su color de piel. No es extraño, entonces, que en las redes sociales se iniciara un debate cuando Estefanía Veloz, panelista de ‘Sin Filtro’, señalara que la Fórmula 1 es un evento pigmentocrático, a mediados de agosto de este año.
El hecho de que se desataran las pasiones de los cibernautas respecto a este tema es muestra de que existe algo de verdad en esas declaraciones: sólo basta recordar las estadísticas (de INEGI u Oxfam) para constatar que el color de piel sigue siendo un factor importante por ponderar cuando se analiza la desigualdad. Incluso, desde el exterior se ha cuestionado en más de una ocasión que tanto las portadas de las revistas como las fotos políticas de México presenten a personas con marcados rasgos anglosajones.
Además, en el día a día se escuchan expresiones como “mejorar la raza”, “indio”, etcétera, que invitan a que cualquiera se pregunte qué pasa con el racismo en México y desde cuándo inició el mismo. La mayoría de los estudiosos del tema se remontan a la colonia, momento en que los españoles detentaban la administración económica y política en la Nueva España. Desde ese momento la gente con ciertas características—evidentemente europeas—, ejercía el poder.
Pero ¿qué pasa con el mestizaje? Si algo se repite constantemente en los libros de Historia de la Secretaría de Educación Pública es que los mexicanos actuales somos productos del mestizaje (entre europeos e indígenas). Las ideas que se importarían a lo largo del tiempo, en aras de hacer a México un país “civilizado”, “industrializado”, “avanzado”, “del primer mundo” y “potencia” han favorecido que se represente un solo tipo de mexicano. Entonces, no debe extrañarnos que no se represente a lo que diversos antropólogos y sociólogos mexicanos han denominado nuestra tercera raíz, afroamérica o la afrodescendencia.
Por ello, a menos de una semana de conmemorar el inicio del movimiento independentista en nuestro país -además de recordar que la historia es escrita por los ganadores, por lo que siempre existen omisiones convenientes y otras perspectivas que no son incluidas dentro del discurso oficial del país para perpetuar un proyecto de nación monolítico-, revisitemos este episodio bajo otra perspectiva, una que es invisibilizada hasta nuestros días, recordando a algunos de los afromexicanos que participaron, tanto ideológica como físicamente, en este conflicto.
Gaspar Yanga
Antes incluso de que se empezara a fraguar el movimiento independentista, un miembro de la familia real de Gabón inició un movimiento para liberarse de la opresión colonial: Gaspar Yanga, quien fue traído como esclavo desde África. En 1570, él junto con otros esclavos, lograron escapar del actual territorio de Veracruz y construyeron una colonia en las montañas, la cuál continuó creciendo por más de 30 años.
No obstante, en 1609 la administración española decidió recuperar el territorio controlado por Yanga, lo que llevó a una guerra en donde ambas partes sufrieron bajas significativas. Empero, al final los españoles decidieron sentarse a negociar con Gaspar y al final se reconoció la autonomía de la colonia de los otrora esclavos. De esta forma comenzaba la idea de que un futuro libre era posible —tanto para los esclavos como para los habitantes de la Nueva España.
Foto: mexicodesconocido.com
El trabajo de Yanga se reconoció cincuenta años después de la independencia de México, gracias al trabajo de Vicente Riva Palacio, nieto de Vicente Guerrero. Además, se le reconoce ser el fundador del primer pueblo libre y liberado: Yanga, en Veracruz (anteriormente conocido como San Lorenzo de los Negros y San Lorenzo Cerralvo).
José María Morelos y Pavón
No sólo recordado por su texto Sentimientos de la Nación (que siempre es bueno revisar durante el mes patrio), el apodado como siervo de la nación también forma parte de la tercera raíz (aunque en su acta de nacimiento se encuentra asentado que sus padres eran españoles). Incluso Lucas Alamán no dudaba en afirmar que Morelos descendía de una familia de sangre africana. Esta última idea es apoyada por la junta conciliar de la Inquisición, la cual señaló que, si no era condenado a muerte, José María Morelos y Pavón debía ser deportado África por sus características físicas.
Foto: Mediateca INAH
Dichas declaraciones son apoyadas por dos retratos del libertador. Sin embargo, en cuestión de representación a lo largo del tiempo se le han cambiado los rasgos y el cabello se le ha cubierto el cabello con un paliacate (indumentaria que utilizaba la mayor parte del tiempo y que hasta nuestros días abre debate sobre si tenía el cabello lacio o chino), en aras de blanquear su imagen.
Vicente Ramón Guerrero Saldaña
El primer presidente afro de la historia de México. Recordado por entrar junto con el Ejército Trigarante a la Plaza Mayor el 27 de septiembre de 1821. No obstante, es necesario recordar como se mantuvo en resistencia durante los años críticos de la Guerra de Independencia, hasta que finalmente pactó con Agustín de Iturbe la consumación de la lucha por la libertad de México.
Lo que las pinturas de su persona no muestran, a pesar de que era considerado como mulato por el sistema de castas colonial, es su verdadero tono de piel. Empero, aún existen monedas y algunos retratos que nos muestran a este padre de la patria como era en realidad. Sin duda, una importante reivindicación para los afromexicanos actuales.
La lista de afromexicanos que han realizado aportes significativos al país es larga y en otras oportunidades ahondaremos en el tema. ¿Tú que otro personaje significativo en el devenir histórico de México conoces al que se le ha realizado un blanqueamiento? Déjalo en los comentarios.