Regresa a la pantalla grande la película ‘Casablanca’ como parte de su octogésimo aniversario; el clásico de clásicos Hollywood, una cinta que marcó la historia del séptimo arte pero que en su momento paso casi desapercibida, regresa a demostrar por qué tiene un lugar especial en la historia del cine.
Casablanca (1942) usó la fórmula que en esa época aseguraban la venta total en taquillas y hoy parece seguir funcionando: el amor en tiempos de guerra. La desértica ciudad, de la que obtiene su título el filme, es el sitio a donde se refugian quienes huyen de las arrasadoras ocupaciones nazis en vísperas de la segunda guerra mundial pero también se da el lujo de albergar una de las historias de amor más apasionadas de todos los tiempos.
Bajo la tensión bélica inminente llega Rick Blaine, interpretado por Humphrey Bogart, un hombre del que se conoce poco sobre su pasado excepto su participación en la compra y venta de armas para fuerzas que luchaban en contra de la opresión y al parecer con ese dinero logra hacerse de una modesta taberna en Casablanca. Por fuera, parece un sitio confortable para quienes desean pasar un buen rato, pero es solo la fachada de apuestas, negocios y tratos un tanto ilícitos.
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Quienes deseaban obtener papeles para salir de la ciudad marroquí y volar a los Estados Unidos, sabían que el café de Rick era el sitio adecuado para obtener lo que buscaban. Es así como Víctor Lazlo y su esposa Ilsa, interpretada por Ingrid Bergman, llegan a la taberna. Lazlo, huyendo de las fuerzas alemanas, no percibe que en el primer encuentro que tiene con Rick, su esposa se nota nerviosa y lo mismo ocurre con Blaine.
La inesperada llegada de Lazlo y su esposa, hacen que Rick se vuelva condescendiente, quienes lo frecuentaban ven una faceta poco o nada conocida del americano, se muestra amable y de cierto modo contento, aunque en el fondo esconde un profundo resentimiento que lo ha hecho ser una persona solitaria, fría y desconfiada. No es la guerra lo que marcó su vida, el amor es su verdadero disgusto.
El paso de esta película por la historia del cine no fue casualidad. La cinta contó con la participación de un buen elenco, pero fue la química entre Bogart y Bergman lo que cautivó al público. Revivió el clásico “As time goes by” llegando a ser una de las canciones más populares del cine. Una pieza fundamental fueron los diálogos acompañados de emblemáticas escenas que quedaron para siempre en el imaginario colectivo, por siempre prevalecerá el “siempre tendremos París”.
En relación con los diálogos, es cierto que se trata de un trabajo en conjunto de los guionistas de los que se sabe, trataban de darle cada uno su sello particular, pero también iban improvisando conforme era rodada la cinta. Esta particularidad tal vez hizo que se posicionara en el lugar número tres de las 100 películas que todo el mundo debería ver, pero también atrajo ciertos problemas entre los actores porque no sabían cómo terminaría la cinta.
Podrá contarse mucho sobre la importancia de Casablanca, que si marco una época dorada del cine hollywoodense, el impacto que tuvo para sus protagonistas que, aunque ya eran famosos por sus magistrales actuaciones, no sabían el impacto que tendría para sus carreras o la controversia que provocó la trama en relación con el código Hays que prohibía ciertos temas en pantalla y que astutamente supieron solucionar para presentar la película que todos esperaban.
Lo cierto es que fue un parteaguas para las historias que vinieron después de su estreno, empezando por el guion y las modificaciones que sufrió para no ser censurada, el lenguaje fílmico para darnos planos cargados de un total dramatismo centrado en la pareja y que estos detalles fueran analizados quince años más tarde cuando cobró mayor popularidad entre la comunidad universitaria en búsqueda de “cintas de culto” hasta ser considerada como “la película más amada de la historia” y siempre tratar de mantener ese estatus en la industria.
Podrás disfrutar de Casablanca en las pantallas de Cinépolis y ser testigo de como el tiempo no pasa por este clásico.