La humanidad ha sido puesta a prueba por diferentes enfermedades a lo largo de los siglos, una de estas es la denominada “peste bubónica” o “peste negra”, la cual ha sido considerada como la peor pandemia que ha afectado la humanidad, siendo una de las más letales en la historia; esta es causada por una bacteria llamada “Yersinia pestis” que vive en animales, especialmente en las pulgas que habitan en los roedores.
La peste bubónica ha causado diversos brotes a lo largo del planeta durante siglos, tal es el caso de Europa donde se presentaron brotes intermitentes desde el siglo XIV hasta aproximadamente 1879; cobrando la vida de millones de personas.
Dentro de los síntomas que provoca la peste bubónica se encuentran: fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, dolor de cuerpo e incluso mareos y vomito. De igual forma las víctimas de la peste podrían sufrir una hinchazón dolorosa de los nódulos linfáticos y ennegrecimiento de la piel, culminando en una muerte dolorosa y agónica.
Al enfrentarse a una enfermedad nueva donde no se tenía cura, los médicos de la época recetaban brebajes protectores y antídotos; adicionalmente durante el siglo XVII se implementó un atuendo para proteger a los médicos y así poder tratar a los enfermos, un atuendo que hasta hoy en día resulta impactante de ver, este consistía en ir tapados de pies a cabeza con una túnica larga y llevar una máscara picuda, similar al pico de un ave.
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La idea de esta indumentaria se le atribuye a Charles de Lorme, quien era el médico personal de gran parte de los miembros de la realeza europea durante el siglo XVII. Lorme describió un atuendo que incluye un abrigo tapizado de ceras aromáticas y guantes de piel de cabra, además este atuendo iba acompañado de una vara, con el objetivo de no tocar a los pacientes.
La máscara que vestían incluía anteojos, nariz de 15 cm en forma de pico con dos agujeros en donde según su creador contenía perfume, con el propósito de respirar y transportar en el aire el olor de las hierbas colocadas, ya que en esa época se creía que se contagiaba debido al aire envenenado, de ahí la utilidad de portar hierbas alrededor de todo el traje.
Como se mencionó anteriormente se pensaba que el aire estaba envenenado y este al entrar a tu organismo causaba un desequilibrio en el cuerpo y en los fluidos de las personas. Los facultativos de la época apoyaban esta teoría acerca de como se propagaba la peste negra, reafirmando la idea de Lorme y su traje, agregándole más hierbas a este, de tal manera que contenía una elaboración de más de 55 hierbas, canela, miel, mirra e incluso polvo de víbora.
La forma picuda de la máscara según su creador permitía que el aire tuviera tiempo suficiente para impregnarse de esta solución protectora antes de que llegara a las fosas nasales de los médicos, así que evitaría que los médicos respiraran aire contaminado.
La realidad es que estos trajes no eran efectivos para combatir la peste bubónica, y sus mascaras no ayudaban a proteger a los médicos, por lo que este método no evitaba que se contagiaran siendo un intento fallido para combatirla, ahora sabemos que esta se puede combatir con los antibióticos y tratamiento pertinente.
