La iconoclasia para algunos es catalogada como vandalismo, señalando a las participantes como delincuentes, desviando la atención de lo que verdaderamente importa las mujeres están siendo violentadas y peor aún están siendo asesinadas y nadie hace nada para garantizar su seguridad.
En la actualidad, tocar el tema de las marchas y protestas de colectivos feministas en México puede incomodar a muchos, escuchándolos decir: “se vale protestar, pero no hacer destrozos”, “las mujeres que queman, pintan y destruyen los monumentos son unas vándalas”, “esas no son formas”, “las feministas son unas delincuentes” y muchas otras frases más.
La pregunta que se hacen todos aquellos que no concuerdan con la manera en la que las feministas se hacen notar y escuchar es ¿Por qué los grupos feministas pintan rompen y queman monumentos y espacios públicos?
Estos actos han sido catalogados como vandalismo, señalando a las participantes como delincuentes, desviando la atención de lo que verdaderamente importa las mujeres están siendo violentadas y peor aún están siendo asesinadas y nadie hace nada para garantizar su seguridad.
Detrás la lucha de muchas mujeres que alzan la voz por la situación que se está viviendo, hay datos que muestran que la batalla no está siendo fácil y es que de acuerdo a una encuesta realizada por el Heraldo de México, de 628 evaluados 45.9% de las personas apoya que las feministas se manifiesten en los monumentos y espacios públicos 47% no las apoya y el 7% es indiferente.
Por lo que tienen que lidiar con el hecho de que se les tache de vándalas que solo van a las marchas para hacer desmanes.
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Sin embargo, Darío Gambón considerado uno de los principales especialistas en el estudio de la destrucción del arte en el mundo contemporáneo, aclara que las acciones que son individuales, más o menos espontáneas y que no tienen un motivo reconocible pueden ser consideradas vandalismo mientras que otras acciones que son colectivas, organizadas y que vienen acompañadas de declaraciones explicitas pueden denominarse iconoclasia.
¿Qué es la iconoclasia?
En un principio, esta expresión (que en griego significa ruptura de imágenes) era empleada durante el siglo VIII, como un movimiento que destruía las esculturas o imágenes religiosas; sin embargo con el paso del tiempo estas acciones fueron empleadas también bajo efectos de rechazo político o de interés colectivo.
La iconoclasia, puede considerarse como la destrucción de símbolos o monumentos con fines políticos o religiosos.
De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), se calificaba como iconoclasta a aquel que, en el siglo VIII, formaba parte de un movimiento que rechazaba las imágenes sagradas, destruyéndolas, persiguiendo su culto y atacando a las personas que las veneraban. Por ende un iconoclasta es quien no reconoce la autoridad de normas guías o maestro.
Sin embargo las diversas conductas y respuestas hacia las imágenes lejos de desparecer, parecen ir en aumento con la llegada de los medios digitales y el uso de las redes sociales.
Por lo que hoy en día, se reconoce como iconoclasta a quién va a contracorriente de las convenciones sociales y de los modelos estatuidos y la manifestación iconoclasta es precisamente el romper y destruir las imágenes, monumentos y símbolos de éstas, acciones que en la actualidad están haciendo las mujeres que apoyan el movimiento feminista.
Así que podemos decir que la iconoclasia engloba la historia y la psicología de la violencia contra las imágenes o iconos valorados por la sociedad.
La iconoclasia, sin duda es un elemento que está presente en las manifestaciones feministas. Cabe recordar que en un principio no lo estaba, pues no era la manera en cómo se iniciaron las manifestaciones en México; si hacemos memoria, se intentaron las manifestaciones silenciosas, luego expresiones artísticas como “Bailo por las que no están”.
Pero esto no funciono, pues las personas lo tomaron a burla al igual que el cántico “El violador eres tú” que hasta lo hicieron remix siendo material para parodias y música de antro.
Claro que las mujeres tenían que recurrir a otras maneras “no tan pacíficas” de exigir respuesta y hacerse escuchar por quienes deben atender las demandas sociales.
Encontraron la manera de que las voltearan a ver y ya no las tomarán como burla; ya sabemos lo que han hecho para lograr que las oigan; pintando, rompiendo e incendiando imágenes y monumentos, aunque estas acciones han sido tachadas como vandalismo dado que según “atenta” contra el patrimonio nacional.
Las manifestaciones feministas en las que se daña la propiedad privada y a pesar de que han sido catalogadas como actos violentos tienen su razón de ser en el feminismo radical y socialista; se vandalizan las sucursales de las grandes corporaciones capitalistas que mercantilizan al ser humano y a la naturaleza, se pintan los monumentos porque son bienes culturales del Estado que dejan de representar valores democráticos cuando la voz de la mitad de la población es silenciada.
Lo anterior ha originado que el feminismo se propague a gran velocidad por América Latina, siendo la urgencia de protección por parte del Estado lo que ha hecho que el movimiento se expanda.
Por tanto las protestas feministas son una forma de expresión válida ante la cruda realidad de gobiernos que diariamente ponen en tela de juicio los testimonios de miles de mujeres y niños.
La violencia feminicida en México ha provocado esta “ola de violencia” dentro de las manifestaciones feministas.
«Nos están matando. ¿qué esperaban? ¿que les pidiéramos por favorcito que dejen de matarnos con las manos sobre nuestros regazos mientras les ofrecíamos té y galletas?» Es la postura de muchas mujeres que apoyan el movimiento.
Existen opiniones de distintos expertos que nos pueden ayudar a entender que este tipo de manifestaciones no es vandalismo sino iconoclasia; la historiadora Lucila Mata Macedo señala “En la historia hay muchos movimientos en donde se dan este tipo de manifestaciones, hay antecedentes de toda esta rebeldía ante los aspectos sociales y políticos” señalo en una entrevista.
Por su parte el psicoanalista Adrián Gómez destacó que esta oleada de manifestaciones que arremeten contra los monumentos y espacios públicos es una consecuencia directa de una cadena de hartazgo que fueron forjados con base a la poca seriedad con la que al inicio se veía a las feministas y a sus métodos de expresión.
La socióloga y antropóloga Olivia Domínguez Prieto, asegura que el feminismo tiene diversas caras, por lo que sería muy simple asociar al movimiento con los actos donde se pintan y queman las cosas en el paso de los contingentes feministas. “Estamos viendo solo una de las caras del feminismo, tal vez la más radical, pero en acción directa el movimiento puede tomar muchas modalidades, esto habla de una serie de ira contenida, de furia e impotencia que venimos cargando las mujeres” aseveró.
El movimiento que busca “incendiarlo todo” ha tenido diversas reacciones en la sociedad y de acuerdo con el psicólogo Pedro Isla Carter, uno de los principales efectos se relaciona con una identidad histórica oculta en torno a la mujer.
A manera de conclusión, sería favorable para todos que veamos el movimiento feminista como un portavoz para las mujeres, que busca que ellas tengan la capacidad de decidir, desde cuestiones tan elementales como la libre elección de vestimenta sin temor al acoso hasta la de poder decidir sobre la maternidad. Siendo la sororidad uno de los principios orientado a la unión y la inclusión.
No hay que olvidar que en la historia de la humanidad nunca ha faltado la destrucción realizada por razones ideológicas, desde históricas quemas de conventos a demoliciones de monumentos cuya carga histórica se pretende destruir.
Y no, no es vandalismo, porque el vandalismo es otra cosa: es la simple destrucción sin motivo, vandalismo como principio y fin en sí mismo que se produce de forma incontrolada por razones individuales “solo por hacer el daño”.
Las mujeres que luchan en grupo, pintan, destruyen, rompen e incendian monumentos o paredes a manera de protesta no son vándalas son iconoclastas.
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