En tiempos de crisis, la literatura sufre un siniestro de carácter sempiterno. Parece derrumbarse de forma consecuente, y solo pocos individuos dan mantenimiento para evitar la caída.
«Cada autor tiene su librito, es decir, su estilo. Y cada autor puntúa a su modo. No es sólo la cuestión de escribir, sino que es menester ver cómo vamos poniendo los puntos y las comas»
-Azorín.
Basta con una puntada de tinta para manejar el mensaje escrito, cambiar cada intensión propuesta y colocar un mensaje en las psiquis que, aun, devoran letras en pleno siglo XXl. El manejo del correcto del uso del lenguaje presenta una grieta en las bases que lo fomentan; La literatura y su redacción caen en manos de sujetos que no han aprendido de lleno el arte. Y posteriormente, en manos de quien no sabe interpretarlo de manera correcta.
Pocos arquitectos del letrado son los que nacen hoy en día a través del sistema educativo en las aulas. Las bases educativas adoctrinadas en las mentes de los futuros redactores, han adquirido un carácter decadente e insuficiente; pues el alumnado se dedica a la escritura sin un sentido de comunicación efectiva.
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El estudio de las bases para la redacción, concentrada en futuras generaciones, causa controversia y conlleva a su estudio a profundidad. Lo cual puede dar pie a un efecto domino que impacta desde las aulas a las sociedades en masas.
Curioso abordar el impacto social que es causado por el desinterés que se ha presentado en la literatura; la trasmisión de conocimiento y emociones a través de la unión de ideas y vocablos, nos deja con un hueco en un sistema de signos y lenguaje, que va fragmentando las sociedades contemporáneas.
Los catedráticos del siglo XXI y el alumnado a su disposición, parecen distraídos. Participando en un proceso en el cual existe una barrera entre ellos mismos; la cual, deja lagunas donde la redacción y/o buena escritura se ahogan, se extinguen.
La lectura es el pilar básico del estudio puesto que toda la actividad de la vida académica se sustenta en ella. Leer es un hábito que resulta esencial para la asimilación y expresión adecuada de contenidos de conocimientos, es una actividad que nos permite desarrollar la personalidad y el intelecto, promoviendo la adquisición de conocimientos y la ejercitación en el estudio.
Si bien, debemos enfatizar, El alumno y el maestro tienen una relación de responsabilidad a mitades iguales, pues el apetito autodidacta de cada futuro escritor formara el carácter de cada párrafo que plasme en las mentes que lo consumen.
Se rompe una línea estructuralista, donde la información percibe un bloqueo de transmisión, intelectual y emocional. Dejando un sentido moribundo y una redacción en declive.
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Foto portada: fuente / memoriasdenomada.com
