Jaipur, la capital de Rajastán en la India, se ha convertido en la postal más típica y uno de los principales referentes del país asiático. Ha recibido el nombre de la “Ciudad Rosa”, un color que nos trasmite pureza; en realidad su nombre se debe a que todas las fachadas del interior están pintadas de ese color. El color rosa nos ayudará a entender la esencia de Jaipur.
Cabe mencionar que Jaipur no siempre fue rosa; existen varias versiones sobre el uso del color rosa en la ciudad; una de ellas hace alusión al deseo de Maharajá Jai Singh, fundador de la ciudad en 1727, por emular el color de los edificios construidos con arenisca roja durante el imperio mongolo. Durante el siglo XIX, estaba prevista una visita del entonces Príncipe de Gales en Jaipur; por lo que otra versión surge cuando el Príncipe Alberto de Gales y la Reina Isabel visitaron ésta ciudad; cuentan que el color rosa, el cual simbolizaba la hospitalidad para los dirigentes de Jaipur, fue el referente que impulsó al Maharajá Ram Singh a ordenar a sus súbditos que pintasen las fachadas de los edificios más importantes, especialmente aquellos cercanos a los templos y fuertes, en color rosa para recibir a los visitantes, por lo que sin escatimar en detalles para congraciarse con ellos, así como darles una muestra de hospitalidad como nunca antes habían recibido, se pintó la ciudad de ese color.
Una leyenda cuenta que en 1877, un año después de la esperada visita, una de las mujeres predilectas del Maharajá le convenció para mantener el color rosa de las paredes y prohibir pintar cualquier otro edificio en un color diferente.
Jaipur es una de las ciudades más antiguas y con más historia de la India. La zona del casco antiguo, es precisamente la que más se destaca por su color rosado salmón, una tonalidad que según la tradición de Rajastán, trae la buena fortuna. También destacan edificaciones majestuosas como el Palacio de los vientos, pintando de igualmente de rosa; construido en el año de 1799; debe su nombre a que el viento circula por las ventanas, en total 953, tenía la funcionalidad de permitir a las mujeres reales observar las calles sin ser vistas, se trata de una estructura sin fondo de la que solo se conserva la fachada; convirtiéndose así en uno de los mayores exponentes de la arquitectura Rajput.
Entonces podemos decir que Jaipur está relacionada con la realeza y la hospitalidad; mantiene un perfecto equilibrio entre la magia y la ciencia, la realidad y lo imaginado. Es una ciudad simétrica y su trazado (9 cuadrantes con calles de 30 metros de ancho) llama la atención; ésta rodeada por una muralla de 10 puertas y está dividida en 6 barrios, separados entre sí por grandes avenidas. Se trata de una de las urbes mejor desarrollada de la India, al no contar con calles demasiado caóticas debido a sus grandes extensiones.
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Una romántica tonalidad rosada ha definido a ésta ciudad desde 1876, convirtiéndose en una de las maravillas arquitectónicas de la India. Ésta belleza arquitectónica es lo primero que atrajo a los fotógrafos de Hong Kong Víctor Cheng y Samantha Wong a la capital de Rajasthan. Para los fotógrafos, uno de los rasgos más intrigantes de la ciudad fue el color rosa pastel de sus edificios “las primeras puertas que ves cuando entras son rosadas” dijo Wong. “Una vez que pasas, todo a tu alrededor varía en diferentes matices, desde rosados brillantes hasta marones rojizos”.
Jaipur debe su color rosa a un revestimiento compuesto de cal apagada, junto a pigmentos naturales conocidos como estuco. El tinte rosado, adoptado como símbolo de la ciudad es la tonalidad que grabará nuestra memoria al visitar la ciudad, capital del estado de Rajastán.
En la actualidad, Jaipur se trata de una ciudad próspera de floreciente comercio y unas potentes industrias, como la de los tejidos y las joyas, entre otras. En la ciudad se ha mantenido el color rosado de los adornos dándole a la urbe una personalidad propia; las autoridades municipales pintan el centro de la ciudad de rosa cada 10 años como forma de cuidado de su patrimonio y de la atención que recibe.
Conocer la razón por la que el color rosa está presente en toda la ciudad, es un pedazo de historia congelado para siempre con tal de ofrecer a las futuras generaciones de visitantes y viajeros la posibilidad de sumergirse en una ciudad cuya energía procede de viejas intenciones: ofrecer hospitalidad y hacer que el viajero se sienta en una ciudad atemporal, mágica y especialmente única.
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