Azuma Makoto es un artista japonés, quien en busca de su sueño de ser músico, se mudó a Tokio. En la capital nipona tuvo que trabajar en una florería, pues debía pagar sus gastos. Nunca imaginó que esa decisión sería una de las más significativas de su vida.
Nació en Fukuoka en el año 1976 y desde que llegó a Tokio buscó ese sueño de ser músico, pero en 2002 comenzó a darle un giro a ese sueño y se dio cuenta que podía innovar y crear obras de arte con las flores. Los arreglos y las esculturas que hacia se ganaron una gran popularidad que hicieron que el negocio para el que trabajaba tuviera mucho éxito.
En esta creatividad artística por crear concepto con las flores, Azuma Makoto comenzó a rebasar los límites del florista convencional, y ahora, buscaba que las flores mismas fueran parte de proyectos artísticos de su creación.
Azuma comenzó a mirar que las flores representaban la belleza y que era imposible dejarla intacta, pues como seres vivos debían morir en algún momento. Con ello se le ocurrió encapsular los arreglos que hacía, y que mejor cápsula que el agua con la que se mantenían con vida. En esta idea creo 16 cápsulas que contenían hermosos arreglos y que dejaban inmóvil la belleza natural de la naturaleza y su interacción con el agua en otro estado. Estos diseños los ha repetido varias veces y ha sido parte de exposiciones y pasarelas de moda.
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Cuando la tierra no era suficiente, el artista comenzó a imaginar que serían de sus arreglos si se fueran a otros ambientes; desierto, hielo, fuego o porqué no, el espacio.
Por el simple hecho de mandar sus arreglos a otros ambientes se encargó de hacerlo realidad, y en 2014 lanzó un bonsái al espacio. Este hecho fue capturado en imágenes que ven una pequeña parte de la naturaleza del planeta escapando hacia el espacio: hermoso.