El Bar Albatross es uno de los puntos favoritos de reunión para los habitantes del pueblo de Edimburgo de los Siete Mares. El bar mantiene una fachada austera, con un pequeño y discreto letrero simple que anuncia el lugar. Aquí, la mayoría de los 270 habitantes del pueblo vienen ocasionalmente después de sus jornadas laborales para distraerse y socializar.
Ignorando el hecho de que es el único bar en alrededor de 3,000 kilómetros a la redonda. Así es la vida de los habitantes de Tristan Da Cunha. Una isla en medio del atlántico sur perteneciente al Reino Unido, que es geográficamente el lugar habitado más remoto y aislado de todo el mundo.
Ubicación y geografía
Como ya se mencionó, Tristan Da Cunha se encuentra en medio del Océano Altántico Sur, literalmente en medio. Ya que se encuentra a más de 2,800 kilómetros de la costa de Ciudad del Cabo en Sudáfrica y a casi 3,400 kilómetros de las costas del Río de la Plata entre Uruguay y Argentina. Mientras que, el lugar habitado más cercano se encuentra a 2,200 kilómetros en la isla de Santa Elena. Famosa por ser el lugar donde Napoleón Bonaparte pasó sus últimos días en el exilio.
La isla es algo pequeña, con 98 kilómetros cuadrados de extensión, y debe su origen al volcán que se encuentra en su centro, que tras una erupción, dio origen a la isla. En sí, Tristan Da Cunha tampoco está sola en medio del mar. La isla forma parte de un pequeño archipiélago junto con otras tres islas: Gough, Nightingale e Inaccesible (sí, la isla se llama «Inaccesible»), aunque todas estas están deshabitadas por humanos.
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Aquel famoso volcán ocupa la mayor parte de la extensión de la isla, y provoca que en mayoría, el suelo de esta sea rocoso y elevado. Solo una pequeña parte es llana y amplia, y es donde se alza Edinburgo de los Sietes Mares y donde vive toda la población. Este mismo volcán también provocó que en 1961, todos los habitantes evacuaran la isla tras una fuerte erupción. Esto causó que durante 2 años, la isla estuviera deshabitada y todos sus pobladores en el exilio.
¿Cómo llegar?
Viajar casi 3,000 kilómetros hasta la mitad del océano no es una tarea fácil ni rápida. Por lo que llegar a Tristan Da Cunha, conlleva varios días de viaje y muy pocas personas son las que logran o pueden llegar. Viajar en avión podría reducir el tiempo y la dificultad de esta tarea. Sin embargo, debido al pequeño tamaño y al poco espacio que hay en la isla, así como por su reducida población, Tristan Da Cunha no cuenta con ningún tipo de aeropuerto.
Esto provoca que todos los viajes que llegan y salen de la isla sean por embarcaciones, y embarcaciones no muy grandes. Para hacerlo más imposible, solo hay un puerto desde donde salen barcos con destino a Edimburgo de los Siete Mares, siendo este el de Ciudad del Cabo. Los barcos que parten desde ahí hacia Tristan Da Cunha, suelen ser muy pequeños y solo salen pocas veces al año.
Pero ahí no acaba el martirio. Si uno logra conseguir un lugar en estos barcos, debe prepararse para un viaje de entre 6 días hasta más de 2 semanas. Un viaje también algo turbulento y peligroso, debido a lo turbio y peligroso de las aguas del atlántico sur, y a las fuertes lluvias que se presentan en la región.
Habitantes
Sinceramente, uno puede creer que aquel que guste de vivir en un lugar tan remoto y extraño debe estar loco. Pero los escasos habitantes de la isla le tienen un gran cariño al lugar. A pesar de ser tan pocos, los pobladores de Tristan Da Cunha son bastante peculiares y tienen una interesante historia.
Todos los habitantes de esta isla descienden de los mismos 15 ancestros que fueron los primeros en poblar el lugar. Esto hace que entre toda la población solo haya 8 apellidos diferentes, y casi todos los habitantes tengan las mismas características y condiciones genéticas y biológicas. Casi todos los habitantes son de ascendencia europea, principalmente de la misma Gran Bretaña, aunque también cuentan con ascendencia de orígenes africanos y asiáticos.
Sin embargo, lo que realmente llama la atención de los pobladores de Tristan Da Cunha es que más de la mitad de estos son asmáticos o tienen glaucoma. Esto debido a la escasa diversidad genética que existe en el lugar, lo que ha provocado que los habitantes cuenten con las mismas condiciones y enfermedades.
El futuro de la isla
En Tristan Da Cunha hay muy poco que hacer. Fuera de ir a pescar en medio del océano, ir al Bar Albatross a emborracharse, o a la única cafetería de la isla, no hay mucho más. Esto ha provocado que en los últimos años, muchos nativos (en su mayoría jóvenes) abandonen la isla hacia lugares más poblados como Sudáfrica o el Reino Unido. Debido a esto, el gobierno de la isla ha buscado fomentar la llegada de turistas e incluso nuevos habitantes, aunque es una tarea bastante difícil.
Debido a su pequeño tamaño, es poco viable la llegada de nuevos pobladores. Mientras que, a pesar de que recientemente, gente de todo el mundo ha mostrado su interés en visitar la isla por su condición de «turismo extremo», sigue siendo bastante difícil llegar y muy pocos son los que lo logran anualmente.
Los días casi siempre son nublados en Tristan Da Cunha. Fuertes lluvias golpean constantemente la isla, sea verano o sea invierno (en este último, las temperaturas llegan a ser hasta bajo cero en Celsius). Al mirar alrededor de la isla, grandes barrancos y acantilados de tierra negra volcánica junto con algunas praderas es lo que domina el paisaje, casi ningún árbol. Hacia el otro lado, se ve el inmenso y tempestuoso océano que pareciera no tener fin.
La soledad golpea de vez en cuando a los habitantes del lugar. Donde, entre el asma, la falta de sol, el aburrimiento y la resignación, acuden al Bar Albatross para olvidarse con el alcohol un rato de que están solos y aislados en el lugar más remoto del planeta.