Después de 2 años y unos cuantos meses, la pandemia de covid parece ir descendiendo, no obstante, sigue habiendo casos constantes en el sector de salud, por lo cual el uso de cubre bocas seguirá siendo vigente, esto como un medio preventivo. El tapabocas no es lo único que se ha quedado gracias esta pandemia, y es que nuestro estilo habitual también cambió a uno mucho más digital. Las apps son lo de hoy, ya que con su existencia han logrado una vida «más feliz, cómoda y estable», sin embargo, la rutina del humano desde hace tiempo tiene todo menos estabilidad. La razón es muy sencilla, la modernidad si bien nos ayuda a nuestras tareas, nos ha consumido vendiéndonos la idea de que gracias a esas apps tendremos más tiempo para realizar tareas que amamos y no en tediosas cosas que solo estresan. Pero no, error, en la vida de hoy lo que más pulula es fastidio, cansancio, estrés y mucha ansiedad. La idea instalada en nuestros chips cerebrales de que hay que exigirnos más cada día para tener un mejor salario, un mejor empleo, mejores comodidades etc. es lo que mantiene a flote al ser humano. Y es que vivimos en un estilo de competencia sin fin donde el premio mayor es un lujo adquisitivo a cambio de tu estabilidad emocional. La necesidad de superarnos cada día ha desembocado en tensiones, miedos, workaholics, egoísmos etc. Y es que si la modernidad es un lujo también es un grillete en el talón de Aquiles de cada uno.
El cine y su visión a un futuro
El séptimo arte como medio denunciante que es, a lo largo de su historia nos ha regalado argumentos que han sido capaces de criticar nuestra estabilidad social, económica y su famoso proceso a la modernidad en un futuro no tan lejano, tal es el caso de filmes como: ‘Existenz’ (1999), ‘Wall-e’ (2008), ‘Her’ (2013), ‘Snowpiecer’ (2013), ‘Los juegos del hambre’ (2012), ‘Parásitos’ (2019) y la icónica cinta de ‘Metrópolis’.(1927) dirigida por Fritz Lang en 1927. Incluso series televisivas como la de ‘Black Mirror’ han aportado su visión a este mundo digital y moderno. No obstante, en el año de 1936, el famoso actor, cómico, director, guionista y productor británico, Charles Chaplin, dio vida al proyecto audiovisual de ‘Tiempo modernos’, película que sería de suma importancia a la hora de explicar la relación humano y desarrollo social.
La cinta de Tiempos modernos es un reflejo de todo lo anteriormente mencionado, y aunque existe una diferencia de 86 años entre épocas, la verdad es que la vida sólo ha pasado de blanco y negro a color, ya que la mayor parte de lo que vive nuestro protagonista puede ser llevado a cualquier persona en pleno siglo XXI. Hablemos un poco de esta cinta que se ha vuelto un referente y una obligación para todo aquel que ama y vive por el cine. El filme fue estrenando en 1936, dirigido, producido, actuado, musicalizado y escrito por Charles Chaplin, uno de los hombres más reconocidos en la industria cinematográfica en la época silente. Sin embargo, la cinta de tiempo modernos, parece ser la última cinta de Chaplin que forma parte del cine mudo, de echo es a primera película en su filmografía donde se puede escuchar su voz original en la escena del restaurante. A pesar de que el filme está lleno de humor y gags, no deja de ser sumamente denunciante a lo que se vivía en esa época con la gran depresión. El argumento nos llevará por temas como la pobreza, el estrés, la industrialización, las huelgas, el hambre, las necesidades etc.
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Tiempos modernos, de estrés y humor
La historia nos lleva por la vida del simpático personaje Charlot (Chaplin) un joven obrero que su único interés es poder vivir cada día, sin embargo, su trabajo en las fábricas no es el mejor lugar para tener una estabilidad emocional como trabajador, puesto que su carga de trabajo atornillando simples tuercas, comienza a desequilibrar su paz interior al grado de darle un ataque de nervios y perder el control de su cordura. Gracias a ese lapso de estrés, nuestro simpático obrero termina en un hospital internado por su desequilibrio emocional, sin embargo, las peripecias de Charlot apenas comienzan. Con su salida del hospital, él tendrá un encuentro con una pequeña manifestación de obreros que exigen mejores pagos y tratos, y para colmo de nuestro protagonista termina siendo aprendido por la policía al considerarlo parte del grupo. Charlot tendrá que cumplir una sentencia en cárcel por ser considerado revoltoso e incitador, no obstante, lo que parece una mala noticia para el joven obrero parece que no será tan malo para él. Ya que cuenta con un techo, comida y algo de tiempo libre.
Su condena acaba por buen comportamiento, sin embargo, él no quiere dejar la celda ya que es una mejor vida ahí adentro que afuera en la competencia laboral y poca estabilidad económica. Desalojado sin forma de defenderse vuelve a las calles a intentar sobrevivir, es ahí donde conocerá una joven hermosa (Paulette Goddard) que vive como vagabunda y sin forma de vivir. Ambos intentarán salir delante de la mejor manera posible, sin embargo, será una tarea difícil puesto que la vida es dura.
Al final la cinta busca mostrarnos el calvario que vive un ser humano día con día en este mundo express, competitivo y bastante estresante. Es probable que Charles reflejó lo peor de esa situación de una manera hilarante y poco habitual, sin embargo, el mensaje es claro en todo momento. Así que si estas en la misma situación que el joven Charlot, te exhortamos a que no pierdas el control y caigas en crisis nerviosas como él. Respira, relájate, no dejes que la modernidad te absorba y consuma tu paz, al contrario pelea contra ella y sonríe como Charlot al final del filme.