Las cerámicas y porcelanas finas siempre han sido sinónimo de clase y buen gusto. Aunque muchas de estas figurillas nos remiten a la casa de la abuela, es un hecho que tanto el costo como la belleza de estas esculturas siempre están relacionadas con la decoración pastel, fina y delicada de quien las posee.
Para la artista Penny Byrne, ese fue el pretexto perfecto para tomar esas figuras como moldes y transmitir todo lo contrario a mensajes delicados y suaves. Ella interviene estas figuras para hablar de mensajes políticos y críticas a hechos que atentan contra los derechos humanos de las personas en el mundo.
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Dentro de sus figuras podemos apreciar prisioneros de guerra en uniformes naranjas, figuras encapuchadas como si fueran asaltantes, bailarinas que cortan cabezas o personajes ensangrentados producto de mutilaciones. Cada figura esta relacionado con algún hecho bélico o confrontación política social en el mundo. Su mensaje es fuerte, conciso y le da cierto sentido irónico y poderoso al usar las figuritas que vemos en la casa de la abuela.