No pierdas tus sueños, no dejes de acariciar tus recuerdos, solo no hagas de tu presente una respuesta automática; saborea el color de tu café, endulza el olor del invierno, toca la esencia de tu habitación, abraza con el alma y SIENTE, siente el presente hasta ver lo sublime que es vivir.
A la llegada del ocaso, el Sol nuevamente se despide y la ausencia de color se expande por el horizonte. Los pensamientos antes de ir a dormir nuevamente aparecen; es sobre aquel momento incómodo que sufriste hace dos años o la preocupación por no lograr esa meta que tanto estás cuidando. Cada día transcurre igual, y aunque los pensamientos son distintos, todos tienen algo en común: no estás viviendo.
“Recordar es vivir”, ha sido una frase demasiado trillada pero cierta, sin embargo, se ha normalizado tanto el repetir, que los pensamientos se inundan del pasado; de esa primera vez, de la vez que pudiste hacer las cosas diferentes o ese adiós que te quebró el interior. Mirar el camino transcurrido tiene sus tintes de belleza, porque percibimos los logros, los cambios y tenemos la opción de crecer junto a los errores. Pero, estás pensando, nuevamente antes de dormir, en hace un lustro, en algo que tal vez ya nadie más imagine, algo que tú sigues reviviendo.
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“Piensa en el futuro”, otra frase que ha marcado la vida de las personas; imaginar, soñar, construir decisiones que lleven al éxito, pero a un éxito efímero, que se idealiza tanto que cuando se tiene no se disfruta, porque sigues pesando en otro futuro. Está noche lograste ser mejor que ayer, pero aún aspiras por más… Está noche te aterrorizas por la incertidumbre de si fracasará o no tu meta a largo plazo.
Estos discursos sin malas intenciones, en realidad han creado el problema de no vivir. La rutina y el sentir las mismas cosas cada día han perdido su magia, aunque paradójicamente, el abrazo que recibiste hoy lo estabas imaginando tiempo atrás y lo recordarás como el que te dio mayor bienestar. No disfrutas tu presente, pero vives transitando entre el pasado y el futuro.
No pierdas tus sueños, no dejes de acariciar tus recuerdos, solo no hagas de tu presente una respuesta automática; saborea el color de tu café, endulza el olor del invierno, toca la esencia de tu habitación, abraza con el alma y SIENTE, siente el presente hasta ver lo sublime que es vivir.
