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‘Lo que solo uno escucha’ de José Revueltas: lograrás SER, hasta que controles el silencio interno

En meditación y yoga el silencio interno suele ser una constante. La importancia de estas dos prácticas es la de calmar el flujo psíquico, acallar la voz interna para poder vivir en el momento presente. Y por supuesto, la práctica de ambas puede corregir futuros ataques de ansiedad y pensamientos negativos.

Lo mismo sucede en el arte, en el existen procesos denominados «catárticos» que producen sensaciones de bienestar en nosotros mismos, seguridad e incluso alta autoestima.

La literatura está ligada a la vida, ahí encontramos infinitos ejemplos del sentir humano, explicado con metáforas, figuras retóricas y universos alternos; en la literatura todo es posible.


‘Lo que solo uno escucha’

En el cuento ‘Lo que solo uno escucha’ de José Revueltas, el personaje principal está abstraído por la grandeza de la música.

Rafael, el protagonista, se encuentra en lo sublime que evocan las notas, acordes y armonías dentro de ella.

La perfección la va encontrando por medio de lo que está tocando, así es como el sujeto abstraído encuentra placer y le da sentido a su vida.

La búsqueda de un elemento externo (instrumento), es lo que da sentido a su existencia, y son las notas las que le revelan cosas infinitas y misteriosas.

El cuerpo de Rafael sufre una transformación gracias al violín y de lo que de el emana.

El personaje principal tiene un secreto, ha logrado su más grande hazaña dentro del ámbito musical y se empeña por guardarlo para si mismo.

Mientras toca encuentra silencio verbal, silencio humano y tranquilidad, esta manifestación de silencio logra en él perfección.

La música logra en el cuerpo de Rafael concentrarse en sus sentidos y prestarle atención al violín, por medio de la catarsis se presenta el silencio; aquel que le trae calma.

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El silencio

El silencio es una manifestación del lenguaje; Rafael es un personaje consumado cuando logra lo que quiere construir: una sonata, su felicidad es indecible e indescriptible para no contaminarla.

Conforme el personaje ahonda en sí mismo de manera inconsciente, se va quedando sin vida; logra la perfección y se sublima.

Nadie a su alrededor sabe, ni cuenta con la certeza de que al final Rafael encontrará algo que le regresará la calma y es su fuente de inspiración: la música.

Así, por medio del silencio él logra algo que jamás imaginó: sin la necesidad de comunicar siquiera con el cuerpo.

George Steiner en ‘Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano’, describe lo siguiente:

«Pero es decisivo que el lenguaje tenga sus fronteras, que colinde con otras tres modalidades de afirmación- la luz, la música, el silencio- que dan prueba de una presencia trascendente en la fabrica del universo».


El  elemento receptor

El cuerpo en el cuento es el medio perfecto para desentrañar verdades, a través de síntomas.

El ser humano como poseedor de sentidos es un ser receptivo: así es como su esposa descubre que Rafael está mal; está presente en cuerpo, pero no lo está en alma.

Este a su vez se manifiesta como un contenedor vacío, que se perméa por medio del silencio: el silencio que representa dicha.

George Steiner afirma que la música y el silencio brindan coherencia y sentido en la vida humana:

«En la música nuestras vidas ensordecidas pueden obtener de nuevo un sentimiento del movimiento interior y de la coherencia del ser individual, y nuestras sociedades algo de la perdida visión de una concordia Humana. Por medio de la música, las artes y las ciencias exactas pueden llegar a una sintaxis común».

Rafael es un personaje complejo, se manifiesta por medio de su cuerpo y del instrumento que toca.

Su entorno se despliega a partir de si mismo y de sus sentidos.

El silencio produce efectos catárticos que se desenvuelven por medio del arte, en el caso del personaje principal, el silencio se manifiesta por medio de la música, semióticamente y semánticamente esto es signo de expresión de su yo interno, lo que adquiere y le va asignando un sentido a su vida.

El silencio actúa como un factor absoluto, en cuanto el cuerpo revela hacia el exterior; es decir que el silencio es visible para los demás, pero solo Rafael sabe que es lo que el silencio esconde.


El silencio como fuente de creación

El lector se da cuenta de lo que pasa por la voz del narrador, Rubén no habla más que para expresar sorpresa a causa de lo que logró; de la pieza musical consumada por sus manos.

El silencio en un inicio implica calma y a Rafael le trae un logro artístico, conforme el silencio avanza y se apodera de él y lo va destruyendo.

Si bien, Rafael encuentra refugio y salvación en aquello que logra liberarlo y abstraerse de su realidad, también en su arte encuentra dicha destrucción, aún en la calma hay tempestad.

Así como el poeta busca refugio en el mutismo.

Rafael es capaz de crear a partir del silencio.

El silencio es una forma pura del lenguaje en el que se desentrañan constantes ruidos internos, estos sonidos continuos se van volviendo externos a medida en la que Rafael va conociendo y eso sólo se lo puede concretar el silencio: dentro del silencio mismo provocado por el personaje principal se crean notas y se exterioriza la música.


El silencio interior

Ignacio Izuzquiza en Filosofía de la tensión: realidad, silencio y claroscuro, nos aclara la importancia del silencio y de los sentimientos que trae consigo:

«Los problemas importantes nos llevan al silencio. Una obra de arte nos deja sumergidos en un abismo de silencio. Un sentimiento es tanto más profundo nos permite rescatar el silencio».

Rafael se perméa por medio de lo que él solo escucha, clara manifestación del silencio, calla porque su realidad no le permite desenvolverse de una manera pura o concreta, de una forma en la que no se sienta contaminado.

La palabra una vez dicha tiende a sufrir cambios y transformaciones mediante juicios externos, el ser humano tiende a minimizar aquello que al otro no le parece correcto, cambia constantemente de opinión por juicios externos.

Ignacio lzuzquiza nos insiste que el silencio es una conquista:

«Hoy día parece como si no nos dejaran soportar el silencio. Estamos constantemente en compañía de estridencias que no solo impiden escuchar, sino que impiden hablar. Sin embargo el silencio no se entrega sin más: es una conquista que se logra en momentos más radicales de la existencia».

La carga semántica del silencio se convierte meramente en algo significativo y como proceso de creación, el personaje logra consumarse por medio de lo que calla y adquiere un sentido y una renovación; dicho sentido tiene también una carga existencial: una vez logrado lo que quiere, el personaje se diluye en las aguas infinitas de la catarsis, de la enajenación y camina hacia el descenso.