‘Eyes wide shut’ (1999) es una película de erotismo y ocultismo que nos deja con mucha intriga. Dirigida por Kubrick y protagonizada por Nicole Kidman y Tom Cruise. El foco de atención no es unidireccional, los tonos de narrativas subterráneas y alternas, conjugan los matices del óleo fílmico que se nos presenta.
La sociedad, como máscara cínica del quehacer diario; el erotismo que se bifurca entre lo sensual cuando el cortejo es latente, y lo teatralmente frío cuando se consuma; el ocultismo que ejemplifica el hermetismo de los que tienen el poder, pero que a reserva de preservarse en el anonimato la secuencia acaba entre el sueño y la realidad. La pregunta que nos queda es: ¿realmente pasó todo esto?
El matrimonio, entre la tentación y la intriga.
Lo que inaugura la película es un semidesnudo de Nicole Kidman (Alice Harford), el lugar está iluminado, todo es claro y lúcido en ese momento, lo cual nos va indicando el rol que juega el erotismo y, la posición de ella como pieza clave en la trama. Su pareja, Tom Cruise (Dr. William Harford) aparece en la siguiente toma en el mismo lugar pero a oscuras, ¿él está en sueños?. Lo que sí sabemos, es que se está terminando de arreglar para asistir juntos a una fiesta de gala. La élite estará ahí, ellos afianzarían su lugar para seguir ascendiendo socialmente.
La tentación se hace presente (algo recurrente a lo largo del film) cuando en medio de la fiesta, Alice conoce a un húngaro que la invita a bailar y le dice: «¿No cree que uno de los encantos del matrimonio, es que hace del engaño algo necesario para ambas partes?» . Alice con unas copas de más, decide no continuar con el flirteo, paralelamente, su esposo William se le ve acompañado de dos modelos.
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Ya una vez que están en casa, después de haber regresado de la fiesta, deciden tener sexo. Está la pareja en el preámbulo frente al espejo, lo interesante es ver el rostro de Alice reflejando ausencia, como si su mente estuviera en otro lado. La rutina los había atravesado como flecha arrojada al blanco, siendo ellos el objetivo a dar dentro de una trama que no termina por explicarse. El genio de Kubrick hizo de la suyas.
Al día siguiente, deciden fumar marihuana para relajarse, un breve escape de la realidad monótona y gris a la que han estado acostumbrándose, sin embargo, sería durante este trance el que posibilite la presencia en palabras, de un erotismo reprimido. Se increpan sus flirteos de la fiesta, la tensión va aumentando. Ella le confiesa sus fantasías eróticas, las cuales tuvieron lugar durante un viaje el verano pasado. Dichas fantasías fueron tan fuertes que no podía olvidar al hombre de sus deseos; un marinero, al cual le bastó una sola mirada para seducirla. La caja de Pandora se ha abierto, de aquí en adelante la trama erótico ocultista tomaría camino.
Entre las calles de New York
El Dr. William atendió una llamada después de la discusión con su esposa, la escena consta de un fallecido y su hija, la cual le declara su amor por él, pero la rechaza argumentando que ni se conocen en verdad. Ella está apunto de casarse con un tipo llamado Carl, pero dijo estar dispuesta a todo por el Dr. William. La fantasía erótica de Alice Harford ha tomado lugar en la realidad con esta mujer que le confiesa al doctor apasionadamente cuanto lo ama.
El Dr. William, después de la escena con esta mujer, quien recién ha perdido a su padre, decide vagar un poco por las calles de New York, deseando apaciguar su mente ronda la mirada por la acera, por los negocios y se posa sobre una pareja besándose sin miramientos, en su menta se ha activado la fantasía erótica de Alice; el marinero y ella están tocándose, besándose sin freno, así como la pareja que el doctor tiene casi en frente.
En el camino se encuentra con una prostituta. Hablan un poco, van a la casa de ella, todo es propicio para cometer la infidelidad, se están besando y en eso entra una llamada de Alice, la pasión se detiene y al final, él decide irse. Le paga, y se marcha. En corto, llega a un bar de Jazz, en donde toca Nick, el mismo pianista y amigo que tocó en la fiesta. El Dr. William y Nick platican un poco, este último le dice sobre cierto grupo de personas que le pagan para ir a tocar con los ojos vendados, hay mujeres desnudas en tales lugares, el doctor le pregunta cómo puede acceder y su amigo le da la contraseña: Fidelio.
La tienda de disfraces «Rainbow» sería el siguiente lugar a visitar por el doctor, la fiesta misteriosa requiere ese tipo de atuendos. Este lugar sería, de una manera analógica, la representación de lo que le espera en la fiesta misteriosa. El juego de las máscaras ceremoniales de ese lugar misterioso, se hilvana con las apetencias carnales que se han expuesto en las calles de New York; la ciudad y el culto místico sexual son uno; como es arriba, es abajo.
El sexo como apertura a lo místico
Poder acceder a la casa ceremonial con la contraseña, es indicador de los iniciados en los misterios de la carne. La jerarquía a modo eclesiástico se mantiene pero transfigurado a un orden místico sexual; hay un guía como maestro de ceremonias, seguidores, secrecía, y un supuesto-saber: la intimidad del poder envuelta en sexo. Lo que se inició como una confesión de las fantasías sexuales de Alice, ha conllevado a que el Dr. William terminara en medio de un ensueño; las carnes se posan teatralmente una sobre otra, cuerpos vertidos al ritmo ceremonial, la mística de una interioridad desprovista de Dios, pero acumulada y echa patente en cada roce, cada goce, cada entrega.
Para poder salir del lugar ileso, se necesita un sacrificio, ha sido descubierto el intruso, si vida corre peligro, ¿quién será cordero se sacrificio en medio de este marisma sexual? Una desconocida, al menos en apariencia para el doctor. Después descubre que era la prostituta que recién conoció. La noche es larga y no espera a nadie, él se logra salvar, abandona el lugar. Al día siguiente, ella aparece muerta.
Enlazadas las voces eróticas de esos cuerpos hinchados de placer, han decidido coronarse con un sacrificio individual, la reivindicación del lugar como alojamiento de lo místico se mantiene en varios niveles. En la parte superior, allende a lo social, está la comercialización del sexo; la prostituta y la hija del dueño de la tienda de disfraces. Pero en el fondo, en lo oculta, en la fiesta mística, el acto sexual se ritualiza; la transferencia del placer se convierte en cuestión mística.
Aquí algunos puntos del porqué la película queda como pregunta abierta, como abismo infranqueable para una interpretación unidimensional, monológica:
1. En una escena, Kubrick da a entender que Alice podía estar iniciada en tales ritos. ¿fue así?
2. Ziegler, el anfitrión de la primera fiesta, le dice a William que lo que vivió en la casa del sexo-místico fue mera representación; no se sacrificó a nadie, nadie mató a la mujer, y a su amigo Nick lo regresaron a su lugar de origen.
3. Alice y William tienen una última conversación, en donde ella dice que deberían estar agradecidos por haber superado todas sus aventuras, hayan sido reales o sólo un sueño. Pero él dice » .. y ningún sueño jamás es sólo un sueño».
Personalmente, me atrevo a afirmar que el director quiso aplicar al final un analgésico al público para que pudiera aceptar lo que se le había presentado. De la misma manera en que la sociedad toma analgésicos para no ver la realidad, así lo hizo Kubrick con este final que nos deja dudando de la realidad de todo lo acontecido. ¿Sobre-exaltación anímica de William? ¿Alice como iniciada en los misterios? Hay que recordar que en cuanto inicia la película, ella sale semidesnuda quitándose un vestido, iluminada y clara, y en la toma siguiente, William sale a oscuras en el mismo lugar.