¿Alguna vez has tenido alguna decepción amorosa tan fuerte que quisieras que desapareciera tu tristeza por arte de magia? Pues en la Antigua Grecia existía una leyenda la cual decía que esto era posible, sólo necesitabas lanzarte de un acantilado en Léucade. Suena bastante peligroso, es cierto, pero te contaré el origen de esta famosa leyenda.
La historia comienza con Afrodita, la diosa del amor y la belleza, que estuvo enamorada de Adonis, el cual era un joven nacido de un árbol de mirra, con juventud eterna y extremadamente bello. Adonis nació producto de una venganza de la misma diosa, la cual provocó que Mirra cometiera incesto con su padre Tías, rey de Siria; al descubrirlo, éste último trató de matarla, así que Afrodita la salvó convirtiéndola en árbol.
Adonis siendo apenas un niño, conquistó tanto a Afrodita como a Perséfone, así que Zeus tuvo que intervenir, encomendándole a Clío, una de las musas, que dividiera el año para que Adonis pudiera estar con ambas diosas, pero también teniendo tiempo libre para él mismo. Sin embargo, Afrodita no respetaba este acuerdo y entonces Perséfone acudió con Ares (dios de la guerra y amante de Afrodita), el cual en un arranque de celos, se convirtió en jabalí y asesinó a Adonis frente a los ojos de la diosa del amor.
Afrodita cayó en una profunda tristeza, así que acudió al Oráculo de Delfos, del cual recibió un consejo: lanzarse desde un acantilado, específicamente en Léucade, así su tristeza se iría cuando volviera a la superficie.
La diosa saltó sin pensarlo dos veces y, al sobrevivir de tal caída, su ánimo había mejorado de manera sorprendente. Tras este suceso, algunas personas que tenían el corazón destrozado, gracias a un amor mal correspondido, iban a Léucade y saltaban, tristemente no muchos corrían con la surte de salir ilesos de ese salto. Hubo quien sí sobrevivió, como el poeta Nicóstrato, a quien lo rechazó una mujer llamada Tettigidaea, y saltando del peligroso acantilado, mágicamente se curó.
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Pero la poetisa Safo de Lesbos, también conocida como la décima musa, no corrió con la misma suerte. Ya que al estar enamorada de Faón y no poder poseerlo, quiso deshacerse de su tristeza, fue hacia la roca de Léucade y se arrojó, muriendo en el intento de liberarse.
La mitología había popularizado tanto este atrevido salto que, para evitar más accidentes y muertes, los sacerdotes de la Antigua Grecia lo sustituyeron por lanzar una bolsa con monedas, claramente después de que las personas arrojaran el dinero, ellos iban en su búsqueda.
En la actualidad, la Isla de Léucade o Lefkada, es visitada por turistas, tanto por la leyenda de su poder para curar el desamor, como por su belleza, ya que está situada en el mar Jónico y puedes encontrar olivos, cipreces, naranjos y limoneros, además puedes observar diferentes templos y ruinas, sin duda un destino perfecto si eres amante de la mitología e historia griega.
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