‘Sabrina la Bruja adolescente’ era una de las series que más disfrutaba cuando era niña junto con la gama de caricaturas de ese tiempo, pero sin duda la brujita rubia era la que más esperaba cuando llegaba la tarde.
Sin duda la familia Spellman era de las más queridas de la televisión junto a su amado gato negro Salem (amaba ese gato y sus icónicas frases), con quienes más de una vez reí y me encantaba imaginar lo genial que sería cambiarme de ropa con solo agitar el dedo índice.
Esta serie que se estrenó el 27 de septiembre de 1996 con un capítulo piloto donde iniciaba justo en el cumpleaños número 16 de Sabrina, en donde se daba cuenta de que era una bruja y con ello toda una secuencia de problemas divertidos en los que solía meterse, a veces sola o con sus tías, quienes tenían 600 años, pero por supuesto lucían mucho más jóvenes.
Por supuesto el ser bruja a tan joven edad le trajo muchas aventuras que nosotros disfrutamos, además de los muchos dilemas que iniciaron al cumplir 16 años, edad cuando recibió sus poderes bajo la condición del Consejo de Brujas, que por dos años no debía comunicarse con su madre (la cual era arqueóloga y mortal), en caso de que no cumpliera esta se convertiría en una bola de cera, a diferencia de su padre, quien era brujo y con él que podía a veces entablar conversación a través del Libro Mágico (aquel libro gigantesco que descansaba en su alcoba y de donde solían salir diversos personajes, que más bien salían del armario, como aquel gnomo que reclamó a Sabrina como esposa y molesta a Harvey diciéndole granjero).
A pesar de que era una comedia juvenil, en más de una ocasión llegamos a odiar a su enemiga escolar Libby, que siempre buscaba la manera de fastidiarla y siempre andaba encima de Harvey que era el joven más popular por ser jugador del equipo de fútbol.
Fue una gran época para nosotros como niños, y fue una sorpresa más grande cuando Netflix en el 2018 mencionó que traería de nuevo a la pantalla la historia de Sabrina, pero con un toque más oscuro y sangriento. Al principio aunque parecían exageraciones al final se cumplió la promesa.
‘El mundo oculto de Sabrina’ sigue teniendo los mismos personajes que en 1996; bueno, por lo menos los principales, y muchos más extras que hicieron de esta serie una joya de Netflix para aquellos que gustan de lo paranormal y oscuro.
Y aunque ya no tenemos al horrible subdirector, el Sr Kraft, ahora el director Blackwood será nuestra nueva pesadilla (o por lo menos lo hubiera sido cuando era niña), junto con las hermanas extrañas (Dorcas, Agatha y Prudence) que son las nuevas Libbys pero multiplicada por tres.
Hilda y Zelda ya no son las graciosas tías (bueno solo esta vez Hilda), ahora Zelda se ha tornado en una tía de esas que son sumamente disciplinadas y parecen que crecieron en el ejercito militar, pues se toman muy en serio el papel de ser la cabeza de la familia.
Harvey sigue pareciendo el mismo, más joven pero ahora escuálido. Lamentablemente el amor entre él y Sabrina no durará mucho y será reemplazado por un chico mucho más apuesto y misterioso de nombre Nick Scratch (que después ¡SPOILER! termina siendo un malagradecido).
Y las aventuras de Sabrina parecen ser sacadas del mismísimo mundo de las pesadillas, ya no son más aquellos inocentes y ligeros problemas que solo se podían resolver consultando el libro mágico o agitando el dedo, aquí los personajes mueren o en el peor de los casos son torturados.
A pesar de que tiene muy leve pero muy leve parecido con la serie de 1996, esta Sabrina termina por atraparte en cada una de los capítulos, que aunque prometas que solo verás uno o dos episodios, terminarás por devorarte toda una temporada, y luego te quedaras triste esperando a que salga la siguiente temporada.