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El día en que Jaime Nunó ganó la convocatoria para componer el Himno Nacional

Existen expresiones que forman parte de los símbolos identitarios de los Estados nación consideradas como fundacionales y fundamentales para explicar su historia. Así, cada vez que se celebran las justas deportivas a nivel internacional —más vistas que las sesiones abiertas de los organismos internacionales— podemos apreciar las banderas y, por supuesto, los himnos nacionales.

En alguna ocasión ya ataqué la idea de sacralización de las figuras históricas (Zapata vive y la homofobia misoginia y machismo siguen), que la verdad sea dicha, ocasiona bastante daño, pero el día de hoy sugiero que nos detengamos en la historia de Jaime Nunó, compositor del himno nacional mexicano, pues no sólo es una historia poco comentada, sino que nos permite adentrarnos un poco a las expresiones del nacionalismo y, con suerte, más de uno se llevará una sorpresa.


Compositor de la península ibérica

Lo primero y tal vez más obviado y olvidado porque es algo que se comentó rápidamente en la primaria o secundaria: Jaime Nunó no era nacional mexicano, sino español (y si nos ponemos extremadamente revisionistas, catalán). Así, la música del himno nacional mexicano literalmente proviene de una persona cuyos años formativos transcurrieron en la península ibérica.


Talento nato

Los primeros años del compositor no fueron sencillos. Quedó huérfano muy joven y Bernardo, su tío, se hizo cargo de él. Al darse cuenta del talento de su sobrino, decidió pagar su educación musical en Barcelona. El talento de Nunó lo hizo acreedor a una beca para estudiar con el compositor Saverio Mercadante en Italia. El compositor español tenía 17 años.

Fuente: lavozdemichoacan.com.mx

Amante de las bandas militares

Antes de componer la música del himno nacional mexicano, Jaime Nunó compuso piezas orquestales, arias, motetes y misas. Además, existen registros de que dirigió orquestas e impartió clases; sin embargo, era evidente que se estaba especializando en bandas militares.  En 1851 fue nombrado directo de la Banda del Regimiento de la Reina, por lo que se trasladó a Cuba, entonces controlada por España, donde conoció al militar mexicano Antonio López de Santa Anna.


La importancia de los contactos

En ese primer encuentro entre Santa Anna y Nunó se trabó una amistad sólida. Así, cuando en 1853 el mexicano asumió la presidencia de nuestro país —otra vez— invitó al catalán a encabezar las bandas militares mexicanas. Lo que siguió fue prácticamente un golpe de suerte: la llegada de Nunó coincidió con la publicación de la convocatoria al concurso nacional para componer el himno nacional mexicano (lanzada el 12 de noviembre de 1853), a la cual respondieron 26 personas.

Fuente: Twitter SEMAR

12 de agosto y 15 de septiembre de 1854

La letra del himno nacional fue escrita por el poeta mexicano Francisco González Bocanegra y el 12 de agosto de 1854 se conoció al ganador para componer la música: Jaime Nunó. El 15 de septiembre en el Teatro Santa Anna (después conocido como Teatro Nacional de México, que fue demolido para construir el Palacio de Bellas Artes) se escuchó por primera vez el himno nacional mexicano.

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El reconocimiento en Estados Unidos

El derrocamiento de Santa Anna ocasionó que Nunó se refugiara en la Unión Americana, en donde trabajo como director de óperas y concertista. Su talento lo llevó a dar una gira por todo el continente americano en 1864. Tras un breve periodo en España, decidió asentarse en Nueva York y en 1901 Porfirio Díaz, entonces presidente mexicano, lo invitó a México, en donde recibió varios homenajes, amén de que participó en las celebraciones del 50° aniversario del himno nacional.

Fuente: lavozdemichoacan.com.mx

Muerte y traslado a la Rotonda de las Personas Ilustres

Jaime Nunó no nació en México y tampoco murió aquí: lo hizo en Nueva York el 18 de julio de 1908. En octubre de 1942 el gobierno mexicano mandó a exhumar sus restos para trasladarlos a la Rotonda de las Personas Ilustres, donde reposan junto a los restos de Francisco González Bocanegra.


El legado

No hay duda de que Nunó siempre será recordado por musicalizar el himno nacional mexicano, pero su producción —compuso alrededor de 500 obras— abarca prácticamente todos los géneros. Además, los musicólogos catalanes Cristian Canton Ferrer y Raquel Tovar se dieron a la tarea de rastrear a los descendientes vivos de Nunó y con ellos recuperaron su fondo personal, que sirvió para que escribieran Jaime Nunó. Un sanjuanense en América (2010), amén de que en su tierra natal le crearon un museo. Esperemos que pronto en nuestro país se reconozca a esta figura como se merece.