¿Qué es un amigo? ¿Existe la amistad perfecta? ¿Es posible hacer que la amistad perdure? Ven amigo, trataremos de dar una respuesta.
Día Internacional de la Amistad.
Antecedente a la Cruzada mundial de la amistad; (1958), el Día del Amigo es la propuesta a celebrar eso tan propio de nuestra condición humana, la amistad.
La ONU, en 2011, hizo de este día una celebración internacional invitando a todos los países miembros a celebrarlo como Día Internacional de la Amistad con fecha el 30 de Julio.
¿Qué es un amigo?
Su presencia, su lealtad, y apoyo incondicional lo caracterizan. Es con el amigo con quien hacemos un lazo fraternal, nos impulsa a la mejoría, nos deja memorias inolvidables y gratas experiencias.
Nos da una palabra en el momento más indicado, en sus risas podemos encontrar un refugio, establecemos cierta complicidad, nos construimos junto a él, compartimos ideas y de vez en cuando un trago y una buena conversación.
“Nadie querría vivir sin amigos, aun estando en posesión de todos los otros bienes” (Aristóteles VIII 1, 5-6).
No reduzcamos al amigo a un ideal, pues, el amigo es también diferencia, honestidad, divergencia, desacuerdo. El amigo no deja de ser otro, que en su diferencia nos aporta, nos constituye y nos saca del marco de la individualidad y el deseo egoísta.
Aristóteles advierte, existen amistades que, disfrazadas de amistad, no están basadas más allá del interés y la utilidad, y, caso contrario, el amigo virtuoso obra a favor del otro antes que de sí mismo.
El amigo se reconoce y reconoce al otro como tal. En algún punto nos muestra lo que no habríamos sido capaces de ver por nosotros mismos. Nos enseña que las cosas no son lo que son, sino, lo que pudieran ser.
Un amigo que no me impulsa a moverme más allá de lo que soy no es mi amigo.
La amistad sin reciprocidad, sin interés en el enriquecimiento del otro, se aleja de su carácter de amistad en el sentido más estricto.
¿Existe la amistad perfecta?
Aristóteles en la Ética a Nicómaco señala como la amistad es algo especialmente valioso y, añadimos, único en la vida del ser humano.
Si tenemos en cuenta la felicidad, la ética y la dignidad del otro, una amistad puede ser perfecta, en tanto nos perfeccionamos junto con el otro, el amigo.
El peligro al que estamos expuestos es en basar nuestras relaciones; con el amigo, en la conveniencia, la diversión desmedida y el placer. No quedan por ello descalificadas estas formas de amistad, pero resguardan en su actuar con el otro una deficiencia.
Construimos erróneamente la idea del amigo en función de lo que necesitamos en el momento.
“Puesto que la gente llama “amigos” también a los que se quieren por utilidad… y a los que se quieren por placer, tal vez nosotros también debamos llamarlos amigos” (Aristóteles VIII 4, 25-31).
La perfecta amistad es posible, solo hace falta querer el bien del amigo por el bien mismo, ver en su mejoramiento nuestro propio enriquecimiento.
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Una amistad que perdura
El amigo perdura en la medida en que nos desafanamos de la idealización popular del amigo. Disolvernos de nuestro propio interés se nos presenta como el primer paso.
La amistad es el tesoro de vivir en compañía del otro, mi amigo.
Son nuestras diferencias, nuestros actos cotidianos, los que posibilitan la coacción con el amigo y estos, en harás del perfeccionamiento, consienten que la amistad perdure, avance y apunte a nuevos horizontes.
