Palacios y templos que sobrevivieron la invasión
Situada a 80 km al norte de Bangkok, las ruinas de Ayutthaya son parte del Patrimonio de la Humanidad desde 1991 y uno de los sitios arqueológicos más importante del sudeste de Asia. En 1767 fue invadido por el Ejercito de Birmania, sin embargo, muchos de sus templos y palacios siguieron en pie para poder ser admirados.
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Los precios parecen simbólicos, pero olvida las comodidades
La forma más barata y de hacer un viaje rumbo a Ayutthaya es tomar el tren desde la estación central de Bangkok. El precio de segunda clase es de 250 bahts (148 pesos), pero hay una opción más barata en 20 bahts (11pesos), aunque muchas veces está tan lleno el tren que deberás ir parado. El tiempo que tarda en llegar a la estación es de Ayutthaya es de 1:30 hora más o menos. No esperes la mejor comodidad en ninguna es las opciones, los trenes son muy viejos.
Pedaleando rumbo al Parque Histórico de Ayutthaya
Una vez que llegas a la estación de Ayutthaya aún tienes un camino por recorrer para llegar al Parque Histórico de Ayutthaya, caminando harás unos 40 minutos, por lo que siempre es una gran opción rentar una bicicleta por 50 bahts (30 pesos) por 5 horas. La ciudad es moderna y sus construcciones no son nada fuera de lo normal, hasta que llegas y ves como se fusionan templos y palacios dentro de una ciudad.
Los sagrados Wat
Las ruinas están en una isla de 15 km cuadrados entre los ríos Chao Prayha, Lop Buri y Pa Sak, donde pueden verse todos los templos, o mejor conocido como ‘wat’, que significa colegio o escuela y que funcionan como monasterios budistas en Camboya, Laos y Tailandia. Los más importantes son: Wat Chaiwatthanarem (Templos del Largo Reinado), Wat Yai Chaya Mongkol (Templo de la Victoria Afortunada), Wat Phra Sri Sanphet (Templo del Sagrado, Espléndido Omnisciente).
La cabeza de Buda
En el Wat Mahathat está unos de los rincones más concurrido por los turistas, la cabeza de Buda. La leyenda dice que durante la invasión, el Ejercito de Birmania decapitaba todas las estatuas como muestra de su dominio. Uno de los monjes vio una de las cabezas de Buda en el piso y la enterró para esconderla, con el paso de los años un árbol creció y dejó ver entre sus raíces la cabeza de Buda vista de frente.