La calma y la quietud nunca fueran parte de la vida de Alaíde Foppa, una poeta guatemalteca que siempre estuvo en constante movimiento. Aunque este desplazamiento no siempre fue voluntario, pues en 1940 tuvo que salir exiliada de su país. A pesar de eso, su compromiso social siempre estuvo presente en su vida, sobre todo en su lucha por los derechos de la mujer.
Alaíde Foppa nació en Barcelona en 1914, pero ella siempre se identificó con nacionalidad de sus padres: madre guatemalteca y padre italiano. En Bruselas cursó su educación secundaria y en Italia la universidad. Para 1940 decidió irse a vivir a Guatemala, país en el que participó activamente en los movimientos transformadores del país, pero catorce años después–en 1954– tuvo que exiliarse en México durante la dictadura de Jorge Ubico. Una vez en México impartió clases en la UNAM; dirigió un programa en la radio de la Universidad y algo muy importante fue su colaboración en la fundación de la revista “Fem”. En 1980, tras un viaje a Guatemala fue secuestrada y posteriormente asesinada, sin determinar hasta el momento a los responsables de su desaparición.
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Alaíde Foppa y la revista ‘Fem’.
Bajo la propuesta e iniciativa de Alaíde Foppa y Margarita García Flores, en 1976 salió a la luz el primer número de ‘Fem’, la primera revista feminista en México. No se puede decir que antes de esta no hubiera espacios para reflexionar sobre la situación de la mujer en México y Latinoamérica, pero ‘Fem’ representó la unidad de un movimiento y de diversas voces –no sólo de mujeres– que querían reflexionar, denunciar y difundir sus ideas sobre la situación de la mujer a lo largo del tiempo. En esta revista participaron escritoras como Elena Poniatowska, Marta Lamas, Carmen Lugo, Margarita Peña, etc. La participación de Foppa en el primer número de ‘Fem’ fue con su texto “El feminismo y la izquierda” en el cual realiza una historia sucinta de los orígenes del feminismo y de la presencia crucial de las mujeres en el ámbito político. Así como de la inseparabilidad del feminismo respecto a los demás movimientos sociales.
Otra forma de lucha: la poesía de Alaíde Foppa
La vida de esta escritora guatemalteca nunca estuvo ajena a los movimientos e injusticias sociales, por lo cual participó activamente cuando fue necesario. Pero también encontró en las letras una pasión y un hogar fijo para todos sus destierros. En su poesía reflexiona sobre la vida, el tiempo, la soledad, el destierro y sobre la mujer.
Mujer
Un ser que aún no acaba
de ser…
No la remota rosa
angelical
que los poetas cantaron.
No la maldita bruja
que los inquisidores quemaron. no la temida y deseada
prostituta.
No la madre bendita.
No la marchita y burlada
solterona.
No la obligada
a ser bella.
No la obligada
a ser buena.
No la obligada
a ser mala.
No la que vive
porque la dejan vivir.
No la que debe siempre
decir que sí.
Un Ser que trata
de saber quién es
Y que empieza a existir.
Para esta poeta las mujeres se estaban transformando y su situación también, por lo cual era necesario hablar de ellas y dejarlas ser en un mundo que les había negado la existencia. Asimismo, en otros poemas la memoria y el olvido se apoderan de sus versos, lo cual no resulta extraño, pues fue una mujer que se enfrentó a muchos cambios y desplazamientos.
