Un día como hoy (12 de agosto), pero de 1911 nació un personaje que es, fue y será un ícono de la comicidad en México, me refiero a don Mario Moreno, mejor conocido como “Cantinflas”
Una estrella de cine diferente
Si hablamos de estrellas de cine mexicano, es casi inminente que lleguen a nuestra mente figuras como Pedro Infante y Jorge Negrete, pues su imagen de charro cantor y conquistador marcó una época. Sin embargo, hay otro nombre que logró destacar en la historia de la industria cinematográfica siendo todo lo contrario a ambos actores, se trata de “Cantinflas”.
Dicho personaje logró algo que ni Infante ni Negrete y es que a pesar de que estamos hablando de estrellas de la pantalla grande, los dos primeros eran una ilusión tanto para el público femenino como para el masculino, mientras que el simpático “Cantinflas” retrató en cada una de sus interpretaciones un poco de lo que es el mexicano común y corriente; ese que a veces se las ve negras en cuestión económica, pero que a pesar de ello siempre ve cómo salir adelante.
Don Mario nos regaló una gama de personajes que le resultan familiares a la gran mayoría, lo mismo fue un barrendero, que un policía, un doctor o un maestro. Todas y cada uno de sus actuaciones representaron a una parte del mexicano tal y como es en su día a día; pues como ya he dicho, Pedro Infante, por ejemplo, sólo representaba a una minoría, lo mismo que sucedió con otro ídolo de nuestro cine, Germán Valdés “Tin Tan”, ya que ese pachuco que él hizo no era la imagen promedio, en cambio “Cantinflas” y su variedad de personajes sacados del México real sí conectaban con una gran parte de la población (y para bien o para mal, esta realidad sigue siendo la misma).
A través de la comedia, Mario Moreno le mandó (y le sigue mandando) un mensaje importante a su audiencia: a quien hace bien las cosas, les va bien. Tomemos como referencia aquel filme de El extra (1962), donde su personaje ayuda a una incipiente actriz a conseguir la fama a pesar de que al final, él vuelve a quedarse como un extra del montón, pero con la satisfacción de haber hecho una buena acción.
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El característico humor que este actor supo crear y que imprimió en cada uno de sus filmes, es hasta el día de hoy recordado, quizá haya quien piense que es una comedia “X”, pero, viendo un poco más allá, es cierto que no son películas con una calidad magistral, pero lo que las rescata es que como ya dije, hace una “burla sana”, ¿a qué me refiero?, que no son dramas donde el personaje se pone a llorar porque el mundo y la vida no le favorecen, al contrario, se ríe con su condición, la aprovecha y explota para tener un “ratito” de felicidad cantando o haciendo otras cosas alegres dentro de lo complicado que puede ser el día a día de estas personas que viven en condiciones poco favorables.
Si bien, su vida personal no estuvo exenta de la morbosa, amarillista (y a veces cruel) opinión pública, lo que hizo a nivel profesional supera o mejor dicho, es por mucho más relevante que lo que se pueda decir de él como persona, puesto que con el simple hecho de hacer reír al público con sus actuaciones aseguró tener un lugar distintivo en la industria del espectáculo mexicano. Tanto que su imagen no sólo quedó en el cine, sino que se volvió una marca: cervezas, botanas, playeras con su imagen y sus frases (de su peculiar forma de hablar se derivó el que actualmente es un verbo reconocido «cantinflear») y hasta se convirtió en un personaje animado, primero en Cantinflas show (1972) producida por Televisa y años después fue retomada por Hanna-Barbera para su transmisión internacional con el nombre de Cantinflas y sus amigos (1982), serie animada era además de carácter educativo.
Es por ello que “Cantinflas” es recordado, por atreverse a hacer comedia sana y familiar en un momento en donde en la industria cinematográfica se “aparentaba ser” ese sector desfavorecido que en México siempre ha existido, pero que no se retrataba como él lo hizo, pues por ello, realmente se ganó ese espacio que muchos anhelan, pero que pocos consiguen, el de ícono popular.