¿Hasta dónde somos capaces de sostener una mentira?, o mejor dicho, ¿qué será mejor, enfrentarse al duro golpe de la realidad o vivir dentro de una mentira sabiendo que lo es?, aunque lo más importante es saber que las ilusiones son el principal motor para vivir.
Una idea que se traslada del teatro al cine
Basada en la obra de Alejandro Casona Los árboles mueren de pie, en 2015, el director Roberto Girault crea la cinta, ‘Ilusiones S.A.’
Motivado por el amor a su esposa y con la intención de que ella no siga decayendo, “el abuelo” (Roberto D´Amico) se ha encargado por años de engañar a su mujer (Silvia Mariscal) con falsas cartas de su nieto, al cual no ven desde que este era un joven, ya que el abuelo lo corrió prácticamente por ser un muchacho rebelde. En todas esas cartas, se ha pintado a un hombre que rectificó el camino, se casó y ahora es una persona de bien, pero detrás de esa perfección hay un secreto, el nieto murió en un naufragio.
“La abuela” vive en una tristeza permanente por estar alejada de su nieto, lo que la ha diezmado física y emocionalmente con el paso de los años, ante ello, el abuelo decide armar una farsa y contrata a un grupo de actores expertos en interpretar actos de ese tipo.
A partir de ahí, la actuación inicia, y Mauricio (Jame Camil) llega a casa de los abuelos con su esposa Isabel (Adriana Louvier), causando con ello una enorme felicidad en la abuela, quien anhelaba reencontrarse con su nieto y conocer a la esposa de este.
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Lo que inicia como una mentira, poco a poco se vuelve realidad
El plan del abuelo consiste en que Mauricio e Isabel estén con ellos unos días, pero lo que nadie de los involucrados esperaba es que lo que inició como un trabajo más de interpretación de personajes los irá uniendo hasta traspasar la línea de lo profesional.
Mauricio se comienza a encariñar con la abuela y también se empieza a enamorar de Isabel, quien sabe que lo que están viviendo es temporal y que tiene fecha próxima de vencimiento.
A lo largo de la película, nos vamos dando cuenta que para crear lazos fuertes no siempre es necesario llevar la misma sangre, y que la vida nos sorprende poniendo en nuestro camino a gente que se vuelve familia por elección.
A pesar de que tienen que sortear diversos problemas que originalmente no estaban presupuestados como que Mauricio es alérgico a los camarones cuando se supone que esta es la comida favorita del nieto o cuando Isabel se corta la mano intencionalmente con un vaso de vidrio para evitar tocar el piano (cosa que no sabe hacer, pero que en las cartas se menciona como una virtud que ella tiene).
De tal forma que lo que era un trabajo pasa a ocupar un lugar muy importante en el corazón de los falsos esposos.
Toda mentira tarde o temprano se descubre, pero a veces es mejor creer que esta es verdad
Los días transcurren sin problemas mayores, la abuela está fascinada con sus visitantes, pero surge un pequeño inconveniente; el verdadero nieto no murió como se creía y está en camino a casa de sus abuelos, por lo que la compañía de actores tiene que valerse de diversos trucos para evitar que esto pase.
Aún con todo lo que se intentó, el verdadero Mauricio (Sacha Marcus) se libera del secuestro al que fue sometido y llega a extorsionar al abuelo, pues en todos estos años siguió siendo una mala persona y quiere que la casa se hipoteque a cambio de su silencio.
Lo que nadie pensó que pasaría ocurre y el nieto verdadero se encuentra con la abuela, es en este momento, donde ella niega (o mejor dicho finge negar) a este aparente usurpador, y aunque le cuesta aceptarlo, se da cuenta que todo lo que vivió durante esos días maravillosos fue una mentira.
La despedida llega y Mauricio e Isabel se van, no sin antes recibir una receta familiar por parte de la abuela, dejándola muerta por dentro, pero de pie como los árboles.
Si bien, desde el título, nos damos cuenta que la trama girará en torno a lo emocional, la relación de la abuela con el supuesto Mauricio deja ver que el hecho de encontrarse con un familiar querido después de muchos años le inyecta vida a cualquiera.
La vida puede ser complicada por momentos, pero si tenemos una ilusión, podemos salir adelante. Otro caso lo tenemos en la relación que poco a poco va surgiendo entre Mauricio e Isabel, quienes al final de la película terminan como una verdadera pareja con una niña y manteniendo la relación con la abuela, pues la fantasía que crearon se volvió su nueva realidad.
Una buena historia, bien interpretada
En cuanto a la parte de producción, podemos decir que el guion en términos generales es ágil. Respecto al reparto, en esta cinta Jaime Camil sale de los típicos personajes forzados (en su mayoría) que le hemos visto tanto en cine como en televisión, haciendo de esta manera comedia pensada y bien dirigida que no requiere exageraciones, Adriana Louvier, cumple con el personaje, el cual a medida que se va desarrollando la trama va creciendo junto con la historia misma.
Punto y aparte, el trabajo de los primeros actores Silvia Mariscal y Roberto D´Amico, puesto que logran conectar con el público haciendo una interpretación muy humana que no requirió de sobreactuaciones, ella como la abuela que ansía volver a ver a su nieto y él como un marido que hace todo lo posible para que su esposa no sufra con la verdad.
Cuestionable hasta cierto punto la labor de Sacha Marcus, quien al intentar hacer un antagonista, cae en lugares comunes queriendo ser más que antagonista un villano, lo cual, por el hilo de la trama no era tan necesario, bien se le pudo dar una mejor dirección. En papeles menores (pero no por eso pasaron desapercibidos), encontramos a Marina de Tavira, José Carlos Ruíz, Verónica Langer y Carlos Aragón.
En cuanto a ambientación y vestuarios, de principio a fin nos transportamos a los años 50, se nota que fueron cuidadosos hasta con los más pequeños detalles, la atmósfera resulta creíble para el espectador.
Es un ejemplo de que las adaptaciones no siempre son malas, ya que se respeta la esencia del texto de Alejandro Casona, pero con conciencia de las diferencias que existen entre el teatro y el cine, dando con ello la oportunidad de tener escenas en exteriores y en locaciones que en su totalidad enriquecen la historia.
De tal forma que podemos decir que Ilusiones S.A es de esas películas que se pueden ver en familia, pues desde niños hasta adultos mayores, todos tenemos ilusiones, metas que anhelamos cumplir y que son el motor de nuestras vidas, dejándonos como reflexión final, que a pesar de todo, la vida siempre debe seguir y que ante las adversidades nos podemos caer, pero siempre tendremos oportunidad de levantarnos y seguir adelante, aunque muchas veces estemos muertos por dentro, debemos seguir de pie como los árboles.